Érase una (y otra, y otra) vez… Por Laura Costoya Santos

Coach, Mentora y Formadora.
Agárrate, que vienen curvas. El tema de hoy no es fácil. Es común, sí, pero complicadillo de gestionar. Es algo que seguramente hayas vivido y te hayas preguntado el porqué. Ya lo decía el gran Camilo Sesto: “siempre me voy a enamorar de quién de mí no se enamoraaaa”. Y es que dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. ¡Mentira! Nosotras también tropezamos. Todas las personas, en realidad.
Quizás no te pase lo que a Camilo exactamente, pero sí otras situaciones que se repiten en tu vida una y otra vez: siempre acabas teniendo relaciones tóxicas; empiezas las relaciones muy bien y en unos meses se convierte en un calco de tu relación anterior; cuando la cosa empieza a ponerse seria lo único que quieres es salir por patas; o, quizás, en el momento en el que te enamoras, la otra persona desaparece. ¿Te suena alguna?
Pero ojo, que esto no solo pasa en las relaciones de pareja. Tal vez aquello que te sucede de forma repetida tiene que ver con el área profesional. O a lo mejor tu situación recurrente está relacionada con las relaciones familiares o de amistad. En definitiva, ¿quién no se ha visto envuelta en realidades similares en contextos diferentes? Si alguna vez te has dicho “pero, ¿cómo he podido volver a equivocarme así?”, la columna de hoy es para ti.
Mira, sin paños calientes: somos seres complejos. Vivimos, además, en un mundo complicado. Cada día nos enfrentamos a miles de millones de alternativas y nuestra mente no para, ni de día ni de noche. Para facilitarnos la vida, el cerebro busca ser resolutivo. Aprende rápido y da materia por sabida para poder ocuparse de nuevos aprendizajes. No podríamos avanzar si estuviésemos cada día redirigiendo ruta, descubriendo situaciones ya aprendidas como si fuese por primera vez. Es uno de los grandes poderes de la mente: agrupar la información en patrones.
En principio está pensado para facilitarnos la vida. No hay más que recordar, por ejemplo, la atención extrema que prestamos cuando aprendemos a conducir. Cada paso: pisar embrague y freno, meter primera, girar la llave, etc… se convierte en una coreografía estudiada que requiere de nuestra máxima atención. Sin embargo, una vez interiorizados los pasos, podemos llegar incluso a conducir kilómetros sin ser conscientes de haberlo hecho. ¿A alguien más le ha pasado? Visto así, los patrones de comportamiento son un invento maravilloso.
Pero si no estamos atentos, nos pueden llevar a repetir situaciones a las que nos vemos abocados, aparentemente de un modo irremediable. Te invito a que, si eres capaz de detectar algo que te pasa de forma recurrente, lo revises desde fuera e intentes descubrir el “truco”.
El primer paso es ponerte como sujeto activo de la situación. Me explico: como mecanismo de defensa, las personas tendemos a “echar balones fuera”. Culpamos a la sociedad, al entorno, o a terceras personas de aquello que nos pasa. “La culpa fue del cha-cha-chá” es una estrategia que alivia momentáneamente la presión que ejerce sobre nosotros esa situación, pero no ataja el problema. Para entendernos, es un paracetamol que calma el dolor pero no soluciona el origen de la infección.
Si eres de las personas que piensan que siempre se topan con gilipollas, solo te digo lo que le contesté una vez a un gran amigo: el denominador común de todas esas gilipollas eres tú. Así de crudo y así de real. Y así de poderoso, también.
Una vez te has adueñado de aquello que te ha sucedido de forma recurrente, lo siguiente es apagar el piloto automático. Ese piloto que te hace conducir kilómetros de un modo inconsciente, está activo también para ayudarte a gestionar todos los ámbitos de tu vida.
Párate, presta atención a lo que haces y a cómo lo haces, investiga, descubre los pensamientos que te llevan a actuar de una manera determinada o a tomar decisiones que no te gustan. Intenta desentrañar el patrón que tu cerebro, con la mejor voluntad del mundo, desarrolló para enfrentarte a la situación que te gustaría cambiar.
En definitiva, encuentra la bomba y desactívala. ¿Cómo? Descubriendo ese primer momento en el que eliges aquello que te lleva a donde no quieres y tomando la decisión consciente de hacer algo completamente diferente, disruptivo y transgresor. Es lo que llamamos en mi profesión “rotura de patrón”. Y no sabes lo bien que sienta romper las cadenas que nos llevan a tropezar en la misma piedra una y otra vez.
Te animo a que lo intentes (y me encantará que me lo cuentes). Recuerda que la lección no aprendida está destinada a repetirse cada vez con más intensidad y con un mensaje más claro. Hasta que aprendemos… ¿Cuál es la situación recurrente en tu vida? Os leo.
Las ganas que tenía hoy de leer la columna han superado mis expectativas con creces!
Es un tema muy interesante, ya que repetimos patrones continuamente y muchas veces no nos damos ni cuenta , que necesario sería que desde pequeños nos enseñasen a detectar aquellos que no nos sirven.
Hoy comienzo la semana con el propósito de romper mis patrones!!!
Gracias Laura por iluminar el camino.
¡Gracias por leerme, Mónica! Ojalá esta semana seas capaz de detectar qué patrones son los que te limitan y los pulverices. Es un honor que me sigas acompañando cada lunes y compartas un pedacito de ti. Gracias y mil gracias.
Abrazo inmenso.
Leerte se está volviendo recurrente todos los lunes !!!!!
¡Gracias por leerme, Marga! Cuidado, a ver si se va a convertir en un patrón, jaja… En serio, es maravilloso saber que estáis ahí, al otro lado.
Abrazo inmenso.
Laura, bien pensado. Claro, esto nos pasa a todos, y más a los que hemos pasado de los 70. Yo daría un consejo, levantemos un poco antes y hagamos un rato de Yoga. (No lo he hecho nunca). Y al acabar estaremos listos para volvernos a equivocar.
¡Gracias por leerme, Tomás! Jajajajaja… ¡Pagaría por verte hacer yoga! Me quedo con tu frase brutal “y al acabar estaremos listos para volvernos a equivocar”. La vida misma, desde luego. Equivoauémonos mucho y aprendamos para poder afrontar nuevos errores.
Abrazo inmenso.
Me siento muy identificada con varias de las cosas que mencionas… si es que claro que somos capaces de tropezar dos veces en la misma piedra pero en nosotros está reflexionar, hacer recuento y pensar hacia dentro: dos si… ahora la tercera ya voy a mirar bien antes de caerme.
Siempre aprendiendo contigo Laura
¡Me encantan los lunes!
¡Gracias por leerne, Martina! Me encanta que te encanten los lunes. Es tal y como dices, nos equivocaremos una, quizás dos, pero a la tercera tenemos que reaccionar. Es muy importante para seguir avanzando y psra tener una vida más plena. Se invierte mucha energía en aprender, pero mucha más en repetir errores y en este caso, es como tirarla a la basura. Sigamos creciendo.
Abrazo inmenso.
Muy bueno!!a ver si me acuerdo cuando me abalance sobre la nevera;)
Gracias Laura!
¡Gracias por leerme, Carla! Oye, pues plantéatelo en serio. Cuando te pilles a ti misma yendo o abriendo la nevera, haz algo completamente diferente. Cambia tu estado mental con algo que te guste. Puedes poner tu canción favorita o decirte en vos a
alta una frase que te guste. Si temes olvidarte, ponte un aviso en la puerta de la nevera. ¡Y rompe! Dite a ti misma que mandas tú, que ahora pilotas la nave. Si te animas, será genial que luego me cuentes.
Abrazo inmenso.
Cada lunes después de leerte me da un subidón para cambiar ciertas cosas en mi vida.
Gracias a tu columna reflexiono mucho más sobre temas en los que , por las prisas y la vida que llevamos normalmente no nos paramos a pensar.
¡Gracias por leerme, Maite! Espero que no se quede solo en el subidón del momento y luego se te pase, jeje… No, en serio, te animo a que mantengas ese entusiasmo en el día a día. Claro que nos comen las responsabilidades y no nos da la vida, pero si apagamos el piloto automático y nos apoderamos de nuestro día, no hay quien nos pare.
Abrazo inmenso.
Totalmente de acuerdo, si no aprendemos a las buenas, aprendemos a las mejores
Feliz lunes y mejor comienzo de semana!
¡Gracias por leerme, Rita! Exactamente. Como bien dices, sea como sea, nos va a tocar aprender. En nosotros está hacerlo a la segunda, a la tercera o a la un millón.
Abrazo inmenso.
Yo me siento muy identificada con este tema. A veces tropezaba en la misma piedra, hasta que me di cuenta que quien tenía que cambiar era yo y no el resto. Con eso se consigue un equilibrio entre las dos partes, y al final salen ganado todos. Pero claro…darte cuenta y hacerlo, cuesta bastante 😉
¡Gracias por leerme, Patricia! Has dicho la palabra mágica: equilibrio. Yo propondría el equilibrio como medida universal. Y claro que no es fácil. En absoluto. Es complejo, de hecho. Y la gran clave es ser conscientes. Porque muchas veces lo tenemos delante pero ni lo vemos. Por eso es tan importante “pillarnos en nuestro propio renuncio”, como decía mi madre.
Abrazo inmenso.
Será que necesitamos confiar en los demás y en lo que hacemos? En mi caso sí. El tropezón más grande que tuve, me enseñó a hablar menos y a observar más. Peeero….. sigo tropezando, porque vivir a la defensiva me resulta agotador.
¡Gracias por leerme, Ana! ¿Fue un solo tropezón? Porque yo me refiero más a esas experiencias que se repiten y te prometes que no volverá a pasar pero finalmente se repiten. Está bien confiar. Vivir con desconfianza hacia todo nos genera sufrimiento. Pero no olvidemos protegernos. Y alejarnos de quién nos lastima porque sí o castiga por lo que decimos. La vida es muy corta. Compartámosla con quien realmente nos hace felices.
Abrazo inmenso.
Laura eres un poco maga, un poco bruja… jaja.
precisamente estoy en ello. En entender y observar mis patrones.
Me encanta como lo explicas y me chiflas tu!
Gracias por estar ahí siempre
¡Gracias por leerme, Iciar! Jajaja… Ya quisiera yo ser maga o bruja. Sería fantástico. No es un trabajo fácil en el que estás inmersa. Detectar los patrones es un curro complejo. Busca ayuda si ves que se te hace bola. Y conmigo ya sabes que puedes contar…
Abrazo inmenso.
Uffff lo del piloto automático y llegar a un lugar sin saber como, un clásico! igual que tropezar con la misma piedra varias veces. Yo poco a poco lo voy gestionando, procuro estar más atenta. Muchas gracias por tus palabras, un abrazo.
¡Gracias por leerme, Isa! Es lo que podemos hacer, estar más atentas e intentar tomar los mandos de nuestras decisiones. No es fácil, pero vale mucho la pena porque el cambio es espectacular.
Abrazo inmenso.
Puro sentido común, el menos común de los sentidos.
¡Gracias por leerme, Uxía! Exactamente, sentido común. Ojalá lo aplicásemos a todo. Has hecho un resumen perfecto. Admiro tu capacidad de síntesis.
Abrazo inmenso.