Sin ti lo soy todo. Por Laura Costoya Santos

Coach, Mentora y Formadora.

Lo reconozco, yo también he cantado a viva voz el famoso tema de Amaral. Sabes a cuál me refiero, ¿verdad? Ojito a la letra: “Sin ti no soy nada, una gota de lluvia mojando mi cara, mi mundo es pequeño y mi corazón pedacitos de hielo… Amar por amar y romper a llorar, en lo más cierto y profundo del alma… Mi alma, mi cuerpo, mi voz, no sirven de nada… Porque yo sin ti no soy nada”.

A ver, calma, ya sé que hay miles de temas que romantizan las relaciones tóxicas. Estoy segura, además, de que Eva y Juan (Amaral) son conscientes de que la manera de relacionarse que reflejaron en esta canción no les representa en absoluto. Dejémoslo en que se trata de una licencia poética. Pero me pareció una buena forma de empezar la columna en la que por fin hablo del TEMAZO: las relaciones de pareja.

Es un tema muy complejo. Es, además, el típico en el que ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Cada pareja es un mundo, incluso todo un universo. No hay nada más gratificante que vivir con alguien a quien quieres, respetas, admiras y que, además, siente lo mismo por ti. ¡Viva el amor! Pero, como decía la semana pasada, asegúrate de que lo sea. ¿Cómo? Lo ideal es empezar por el principio.

Los seres humanos necesitamos ser amados. Por mera supervivencia. Lo que garantiza que un bebé sea cuidado y alimentado en los primeros años de vida es ese amor que despierta en sus figuras de apego, sobre todo en las madres (no en vano nuestros cuerpos están preparados para generar el primer alimento del bebé). Además, en esa etapa las mujeres vivimos en un colocón constante de oxitocina, que es conocida como la hormona del amor. No es casualidad. La Naturaleza es sabia y nos “prepara” para la entregada misión de la crianza.

Hasta aquí, todo claro: necesitamos el amor para sobrevivir. El caso es que ese aprendizaje se nos queda clavado a fuego en el subconsciente. El tiempo pasa, crecemos, y si no hacemos un ejercicio de madurez, seguiremos amando como un bebé demandante.

Pero una relación de pareja no puede ser el lugar al que vas a llenarte. No es el sitio en el que completarte, en el que encontrar aquello que te falta. Sí, ya sé que nos han vendido que somos una media naranja en busca de su otra mitad. Pero qué quieres que te diga, a mí las metáforas de frutas para explicar las relaciones nunca me han gustado. ¿Cómo era la ridiculez aquella de las peras y las manzanas? Me da repelús, la verdad.

Porque el amor es abundancia. No puede quitarte nada, al contrario. No solo suma, es mucho más. El amor multiplica. Una relación debería ser ese lugar en el que confluyen en espacio y tiempo dos personas completas. Y que, al encontrarse, construyen algo infinitamente mejor de lo que harían por separado.

Dicen que el amor es cuestión de química. Y me viene perfecto para explicar lo que hoy te vengo a contar. El hidrógeno y el oxígeno son dos elementos químicos. Cada uno tiene sus características, su peso atómico, su símbolo y demás. Por separado, los encuentras por todas partes en la Naturaleza. Pero cuando se juntan en su dosis correcta, ¡ay, cuando se juntan!, se transforman en algo tan maravilloso como el agua. (Mi profe de química de 2º de Bachillerato ahora mismo estará tirándose de los pelos y replanteándose su profesión. Lo siento, siempre fui más de letras).

Puede que con quién tener una relación sea de las decisiones más importantes que tomamos durante nuestra existencia. De ella dependerá, en gran medida, nuestra calidad de vida. Influirá en tu salud mental, en tu vida familiar, en tu futuro o en tu evolución como persona. ¡Casi nada! Te propongo que tengas esto muy presente cuando vayas a tomar la decisión. Si ya has elegido, solo tengo una cosa que decirte: tu pareja debería ser tu persona favorita del mundo. Juntas, deberíais ser agua (H2O). Eso como mínimo.

Y añado más, deberíais ser agua en movimiento. Porque el agua estancada se pudre, que es exactamente lo que le sucede a las relaciones de pareja que no van a ningún lado. Si ya has encontrado a tu “hidrógeno”, crece, evoluciona, avanza. Genera hábitos para que el amor, como el agua, siga fluyendo. Continúa haciendo lo que hacías al principio de la relación, porque el camino es por ahí. No es fácil, pero compensa tanto…

Nunca olvides que sigues siendo oxígeno. Libre, completo y esencial para la vida. No renuncies a nada para tirarte a la piscina, porque si te encuentras con 2 de hidrógeno, no estará vacía. Si empiezas una relación, que sea porque quieres, no porque lo necesitas. Porque tú ya eres un elemento completo (que no es lo mismo que un completo elemento, ojo). No confundamos, que luego vienen los lloros.

A mí me llevó mi tiempo aprender esto. Y aprendo cada día, no es una lección que estudias y ya. Hay que ponerla en práctica y aplicarla. Ponerle ganas, interés e ilusión. La recompensa es saber que elegirías cada día a esa persona que te complementa. Esa sin la que lo eres todo y, aún así, con ella todavía eres más. Y tú, ¿estás con tu persona favorita? Me encantará que me lo cuentes. Os leo.

*Foto: “Atardecer desde el Portiño” de Tomi Legido que, como buen “hidrógeno”, mejora mi columna de hoy.

12 comentarios

  • Jesús Tomas Legido Lopez

    Que claro ves todo, con la lluvia que cayó y que empaña el parabrisas, aunque vayas a la esquina de la calle. Parece que tienes un periscopio, como el de los submarinos.Solo te falta, creo, una bola de cristal, para adivinar el futuro de los que te rodean. Todos tendríamos asegurado el futuro, por lo menos, de los cinco próximos años.

    • Laura Costoya.

      Jajajaja… Te has despertado surrealista. Gracias por leerme y por tu comentario. Ni periscopio ni bola de cristal. Muchas horas de estudio, mucho interés y curiosidad. Tú eres un suertudo, que reconociste a tu amor, la invitaste a bailar y ¡hasta hoy!
      Abrazo inmenso.

      • Yolanda

        Te leo, te admiro y, a nivel teórico, me parece un razonamiento precioso, real y esperanzador. Pero perdí la fe hace mucho. Eones, creo. O puede que sea yo la que tiene la tara, o que las cartas de mi destino no sean nunca de corazones. Me refiero al amor romántico, claro. Mis hijos, mi familia y mis amigos me quieren y los quiero a todos con lealtad perruna. Y aunque me he acostumbrado a ni tenerlo ni vivirlo, a veces noto una punzadita de envidia (verde y algo lacrimosa) cuando lo veo en otros.

        • Laura Costoya.

          ¡Gracias por leerme, Yolanda! Y gracias también por abrirte en canal y dejar este precioso mensaje. Es normal perder la fe. Aunque venimos preparados para amar, las experiencias a veces nos hacer perder la esperanza de que algo así esté ahí para mí.
          Aunque se puede llevar una vida completamente plena, es verdad que hay partes de nosotros que no desarrollamos si no es con una relación de pareja. Es una relación distinta a todas las demás.
          El primer paso es quererlo. Permitirnos ansiar el encontrar a alguien con quien construir algo grande. El segundo, sentir que lo merecemos. Los siguientes pasos se van abriendo ante nosotras.
          Abrazo inmenso.

  • Lore

    Que gracia me hizo leer tu artículo. Eres mi persona favorita del mundo mundial es la declaración de ámor que le dije a mi pareja. Y es una expresión que para mí lo dice todo. Me encantó encontrarla aquí.

    • Laura Costoya.

      ¡Gracias por leerme, Lore! Es que debería ser así. Si vamos a compartirlo todo con alguien, que sea nuestra persona favorita, ¿no? Felicidades por haber encontrado a tu amor.
      Abrazo inmenso.

  • Tomi Legido

    ¡Viva mi «Oxígena» (a ver si solo Amaral pueden tomarse licencias poéticas) favorita!
    El resto te lo digo en casa.

    • Laura Costoya.

      Jajajaja… Hoy los «Legidos» estáis sembrados. Gracias por leerme (en primicia) y por aquí. Sigamos creciendo y evolucionando juntos. Ojalá fluyamos toda la vida.
      Abrazo inmenso.

  • María José Piñeiro

    A veces la vida te da señales q, si aciertas a LEER, te señalan el camino. Ayer en un arranque parí de nuevo mi libertad… y hoy tú me repasas esta lección que tanto me cuesta aprender.
    Tiene gracia que haya sido en un momento en el que estoy enferma, literalmente coja y s o l a .
    No me cabe duda de mi acierto; sin querer ser soberbia, me siento enorme.

    • Laura Costoya.

      ¡Gracias por leerme, María José! Nuestra inmensidad nada tiene que ver con las circunstancias, a veces tan adversas. Seguimos siendo grandes, independientemente de lo que suceda. A veces se nos olvida, pero no sabes lo que me alegra que tú lo tengas tan presente.
      Hoy en abrazo es cargadito de cariño porque para inmensa, tú .❤

  • Carmen Rey

    Que bien explicado Laura, una pareja tiene que complementarse y pasar por las distintas etapas , afortunadas o no, que la vida nos pone en el camino. Cuando miras a tu lado y tu pareja está ahí en todas ellas, es que has acertado. Enhorabuena!!
    Un placer leerte, como siempre!!

    • Laura Costoya.

      ¡Gracias por leerme, Carmen! Totalmente de acuerdo. Es la persona que está a las duras y te ayuda a buscar soluciones. Y, si no las hay, se queda contigo comprendiendo tu dolor.
      Abrazo inmenso.

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