Todo es mentira. Por Laura Costoya Santos

Coach, Mentora y Formadora.
Me encanta este título. Mis clientes de Coaching estarán ahora mismo diciendo: “ya está la pesada de Laura con lo de que todo es mentira”. Tenía muchas ganas de escribir esta columna porque creo que puede ser muy útil esta reflexión. Para mí lo es, al menos. Así que ahí va…
A las personas nos cuesta muchísimo cuestionar lo aprendido. No queremos bajarnos de la burra incluso habiendo evidencias científicas o documentales que sostienen nuevas realidades que contradicen aquello que dábamos por verdadero. Preferimos aferrarnos a lo malo conocido. Si además consideramos que lo conocido es bueno, ¿pará qué complicar las cosas?
Esto sucede porque una de las necesidades básicas del ser humano es la seguridad. Nos movemos cómodos en la certeza y escapamos de la incertidumbre. Y es que, para desarrollarnos, las personas necesitamos sentirnos seguras. Por eso necesitamos creer que lo aprendido es cierto. Lo hacemos nuestro y, cuando pasa a formar parte de nosotros, lo defendemos a capa y espada.
Ya te he hablado de las creencias y no me quiero repetir porque no es el tema de hoy, pero resumiendo: son todas esas afirmaciones que damos por válidas, que no cuestionamos y en las que basamos nuestra vida, discurso y decisiones.
Empezamos a creer desde que somos conscientes. El cerebro en la infancia es moldeable y, aquello que aprendemos se nos clava a fuego. Así integramos lo que creemos de nosotros mismos, de lo que es importante, de lo que pensamos de la vida… A partir de aquí, vemos la realidad con unas “gafas” graduadas para reforzar aquello que creemos y eliminar aquello que no está alineado a lo que damos por verdadero.
Lo malo es que, a veces, todo eso que creemos se convierte en nuestra cárcel porque sentimos que queremos actuar al contrario de lo que dictan nuestras creencias. Pero, ¿y si aquello que creemos no fuera como nos lo han enseñado? Mi propuesta de hoy es que al menos cuestiones si todo aquello que crees, es verdad o no.
“Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto”. Esta es una frase de esas típicas que solemos decir los “coaches” que te dejan con cara de “ya está la iluminati esta con sus historias”. Yo no la utilizo porque se puede desvirtuar el mensaje, que no es otro que aquello que crees, encontrará su reflejo en el mundo. Si crees que la gente es mala o que es buena, si crees que la vida es un regalo que hay que disfrutar o una auténtica mierda, si crees que eres una persona afortunada o que tu vida es un completo desastre… ¡Enhorabuena! Estás en lo cierto. Y es que todas las respuestas son correctas. ¿Vas viendo por dónde voy?
Sé que esto que te cuento genera desconfianza. Y lo que me suelen preguntar mis clientes es: “Laura, pero si todo es mentira… entonces, ¿cómo sé lo que tengo que hacer? ¿Se puede vivir dudando de todo?”.
Yo te propongo que dudes de lo que crees, de lo que te cuentas, de lo que te han contado, de tu diálogo interno, de los millones de excusas que te pones, de tus miedos y de tus vergüenzas. Duda, incluso, de aquello que crees que eres (que no es lo mismo que dudar de ti).
Y si no quieres equivocarte, confía en lo que sientes. Apaga el ruido mental, el raciocinio, y escucha lo que te dice tu intuición. Aquí siempre pienso en el conflicto de tantas y tantas personas a lo largo de la historia que llegaron a creer que estaban enfermas por amar a alguien de su mismo sexo. Ay, si se permitieran vivir lo que sentían en vez de intentar encajar en lo que “debía” ser. Y cuidado, que esto sigue siendo así para muchísimas personas en el mundo. Como os comentaba arriba, somos capaces de defender lo indefendible si va en contra de lo que creemos.
Somos animales racionales. Ese raciocinio nos ha permitido evolucionar como especie. Gracias a la razón surgieron la filosofía, la ciencia y las artes, por ejemplo. Poder razonar es un privilegio. Pero no olvidemos que somos animales. Que mucho antes de ser capaces de pensar, ya ocupábamos un lugar en el mundo. Y en ese instinto hay mucha sabiduría que estaremos apagando si la callamos bajo montañas de razonamientos. Lo ideal es combinar las dos cosas.
Igual que las aves migratorias saben a dónde tienen que ir para cubrir sus necesidades. Del mismo modo que saben que deben moverse en grupo, que ha llegado el momento o que deben cruzar océanos, las personas albergamos información valiosísima en la que no interviene la razón.
Mi recomendación de hoy es que, cuando dudes del camino a tomar, presta atención a tu intuición. No digo que te fíes exclusivamente de lo que te dice, pero te advierto que rara vez se equivoca. Me gustaría que me cuentes esa vez en la que, a pesar de tener mil motivos para hacer otra cosa, acabaste actuando según lo que te dictaba tu instinto. ¿Acertaste? Porque yo sí. La intuición es una brújula infalible. Os leo.
Estoy de acuerdo. Yo soy muy de estar de acuerdo si la persona que me habla, es como tú./ Si no es como tú, y además no cumple con los horarios, se olvida de ti, no te tiene en cuenta, solo piensa en el o ella misma, entonces mi intuición es que no vale la pena seguirla, y me alejo, al menos mentalmente.
¡Gracias por leerme, Tomás! Creo que tu intuición no se equivoca. A quien no nos respeta, lejos. No compensa. La vida es muy breve como para dedicársela a quien no nos valora. A mí mi intuición me dijo que érais buena gente en cuanto os vi. ¡Y no se equivocó!
Abrazo inmenso.
Recuerdo un día en el que me asomé a la ventana de la cocina y allá a lo lejos (he de aclarar que soy bastante miope),al otro lado del río,vi aparcado un coche del mismo color que el de mi novio en aquella época.se suponía que él estaba trabajando pero mi intuición no falló.Bajé de casa como alma que lleva el demonio y allí estaba,esperando agachadito a que saliera su ex de trabajar!!..Afortunadamente ese día nuestra relación pasó a la historia.Muchas gracias Laura.
¡Gracias por leerme, Ana! Está claro que tu intuición ya te estaba mandando advertencias para que prestaras atención a esos «pequeños» detalles.
Menos mal que funcionó bien y te puso delante una realidad que, antes o temprano, te iba a tocar asumir. Me alegro mucho por ti.
Gracias por compartir una vivencia tan personal.
Abrazo inmenso.
Cdo mi hijo me demostró x activa y x pasiva q no encajaba en el sistema escolar, decidí desescolaroizarlo antes de q le tocase y buscar enseñanza no reglada (q enseñase realmente a todo el q se acercara a aprender, sin pedir ni dar titulaciones q invalidan esperanzas y truncan ilusiones TANTAS veces).
Salió bien. Hoy es un gran cocinero, intuitivo, creativo, con poder de alimentar a un regimiento o de preparar un original cocktail q sorprenda a 4 elitistas.
Los dos sabemos q si hay muchos caminos es x algo. Quizás esa fue la gran enseñanza.
Creo firmemente q estamos muy x encima de las realidades q habitamos. Hay q ser valientes para escuchar y atender las alertas q sentimos . . . pero merece la pena; llorar lo no vivido cuando nos toque partir debe de ser muy doloroso.
¡Gracias por leerme, María José! Me ha emocionado muchísimo tu comentario. De todas las experiencias de la vida, sin duda la que más ha agudizado mi intuición es, sin duda, la maternidad. Supongo que es puro instinto…
Te felicito por haber dado la oportunidad a tu hijo de ser lo que él quisiera. No es fácil. Denasiadas presiones y dedos acusadores juzgándonos como madres. Así que doble mérito.
Tu hijo es una persona afortunada.
Abrazo inmenso.
Enhorabuena por este artículo, Laura.
Es realmente valioso, al menos, para mí.
Pocas veces me he cuestionado si «mis verdades» son reales o, como bien dices, forman parte de lo que llevamos años creyendo que así es.
Pero creo en el «siempre hay una primera vez», para bien o para mal y, aquello que me parecía cierto, se ha desplomado varias veces a lo largo de la vida, y, seguro que seguirá ocurriendo. Supongo que forma parte de un todo relativo y de esa escala de grises.
Creo que soy una persona, por momentos, demasiado intuitiva y ello me ha servido para estar alerta y, otras veces, quedar satisfecha y alegrarme por determinadas decisiones.Por supuesto, no siempre he acertado y, en estos casos, me ha servido para ponerlo en perspectiva y aprender.
Un placer leerte siempre.
Gracias
¡Gracias por leerme, Ángela! No se trata de acertar siempre, la vida sería muy aburrida, jeje…
Pero si conseguimos tomar decisiones conscientes desde lo que sentimos, habremos acertado en el bando elegido, sea cual sea el resultado final.
Sigue haciendo caso a tu intuición. Es una habilidad que se potencia con la práctica. Como todas, en realidad.
Con respecto a nuestras «verdades», a veces no darlas por sentado nos hace libres.
Abrazo inmenso.
Totalmente cierto Laura,la intuición pocas veces falla y deberíamos hacerle caso más a menudo.Me ha encantado al igual que todo lo que escribes.Besiños
¡Gracias por leerme, Silvia! Estoy segura de que acertaríamos mucho más si le hiciéramos caso a la intuición. Me alegra que te haya gustado.
Abrazo inmenso.
Hola, muy buen artículo. Gran recomendacion de nuestra profesora de Lengua, Pilar Freire.
¡Gracias por leerme, Dahurc! ¡Y gracias a Pilar!
Me alegra que hayáis disfrutado de la columna y que no penséis que es una pérdida de tiempo, jeje… Solo te puedo decir que como todo es mentira, no os creáis nada de lo que os he contado 😉
Abrazo inmenso.
Hoy nuestra profesora de lengua, Pilar Freire, nos enseñó en clase este artículo. Nos parece muy buena reflexión y estamos de acuerdo. Un saludo.
¡Gracias por leerme, Rosa! Es un detalle que hayáis dedicado un minuto a dejarme este comentario después de leerme. Es un gustazo, de verdad. Qué bien que os haya gustado. Espero que la columna os haya aportado algo o al menos que la clase haya sido entretenida. Gracias a vuestra profe, Pilar, por compartir mis textos.
Abrazo inmenso.