La felicidad y otras milongas. Por Laura Costoya Santos

Coach, Mentora y Formadora.
No engaño a nadie. Ya sabes que le tengo manía a las expectativas. A estas alturas de la película ya nos conocemos y estoy segura de que, solo por el título, sabes lo que te voy a contar en la columna de hoy. La felicidad y su búsqueda, tal y como nos la han contado, nos hace esclavos de un imposible. Es la peor de las expectativas.
Una vez leí un artículo que ponía algo así como “Los 25 hábitos para encontrar la felicidad”. La recomendación número uno era: acostúmbrate a madrugar. Recuerdo que pensé, “Lauriña, la felicidad no es para ti”. Los otros hábitos, en su mayoría, tampoco eran santo de mi devoción. Creo que fue en ese momento cuando le cogí un poco de manía al concepto. Porque si hay algo que a mí me hace feliz, es no tener que poner el despertador. Los que me conocéis, sabéis que no miento, je, je.
Partamos de la base de que la felicidad es una percepción subjetiva. O lo que es lo mismo, cada persona la consigue y experimenta de forma distinta. Lo que sí es común a todas, es que nos gusta sentirla e intentamos buscarla o retenerla a nuestro lado. El problema surge cuando nos dicen con un convencimiento pleno que hay ciertas pautas para conseguirla. Que están ahí, al alcance de nuestra mano. Y que si no la cogemos, es porque no queremos.
Me horroriza esta filosofía de la felicidad. Porque si esto es así, si oficialmente lo tenemos todo y sabemos qué hay que hacer para ser felices y no lo somos, es que algo anda mal por nuestras cabecitas. Y entonces el problema ya no es solo no lograr ser feliz. Es que, además, nos sentimos culpables por ello. Hoy quiero decirte que no. No eres culpable por no sentirte feliz.
Pero analicemos de dónde viene esto. Parece que las personas siempre tenemos que “engancharnos” a algo que guíe nuestra vida. Para otras generaciones, ese timón fue la disciplina. Después vino la era del sacrificio y el trabajo duro. Más tarde, llegó la competencia. Y ahora hemos llegado a la etapa de la felicidad. Pasamos de que el anhelo materno para su prole fuera que luchasen por ser “los mejores” al “yo lo que quiero es que sean felices”. Meeeec, alarma, alarma, riesgo de tiranía encubierta detectada.
Que visto así, puede parecer que hemos salido ganando. En principio, entre competitividad y felicidad, la sensación es que si nos quedamos con esta última, hemos ido a mejor. Pero no te dejes engañar. La tiranía nos hace esclavos, sea como sea que se llame nuestro tirano. O, como decía mi madre, “mismo perro, distinto collar”.
Y ojo, yo soy muy fan de la felicidad, no te creas. A mí me gusta ser y sentirme feliz como a la que más. He aprendido lo suficiente para intentar encontrarla en las pequeñas cosas y hacerme la encontradiza con ella a menudo. Pero soy muy consciente de su volatilidad.
Porque no podemos olvidar que en la vida pasan cosas que nos sacuden, nos rompen por dentro, nos destrozan o nos indignan. Sí, todo eso pasa. Y debemos afrontar lo que venga. Si conseguimos vivir muchos años (ojalá), pasaremos diferentes etapas, nos tocará despedir a seres queridos, caeremos y tendremos que volver a levantarnos mil veces. Y esa es la vida real.
Cuando le decimos a alguien que está sufiendo que haga un “esfuerzo” para ser feliz, estamos obviando sus sentimientos. Flaco favor le hacemos, aunque sea con la mejor intención.
Estamos en un momento en el que somos “yonkis” de la felicidad. Queremos escapar a toda costa de todas esas situaciones que también forman parte de nuestra existencia. Cuando alguien está pasando un mal momento, no sabemos cómo comportarnos ni qué decir y nuestros esfuerzos suelen ir encaminados a sacudir rápido su dolor. No nos enseñan a acompañar el duelo, y mucho menos a vivirlo.
Así que te propongo que descubras qué es aquello que te hace feliz. “Spoiler”: no es lo que vemos en Instagram. Tampoco lo es comprar cosas que no necesitas. Ni mucho menos te la va a dar cualquier tipo de adicción. Pero eso ya lo sabes.
Si hay algo que te puede ayudar a cruzarte con la felicidad más a menudo, es darte aquello que necesitas, que para cada persona es diferente. Quizás se trate de poner límites. O de decir que no, que hasta aquí hemos llegado. Tal vez, lo único que necesitas es valorar el tremendo esfuerzo que estás haciendo para afrontar eso tan difícil que te ha tocado vivir. O perdonar. A veces ese es el mejor comienzo.
Yo tengo unas cuantas cosas que sé que me hacen feliz. En los días malos, intento al menos haber disfrutado de tres de ellas antes de irme a dormir. Es la manera de decirle a mi mente que mañana será otro día. También que, aunque esquiva, la felicidad está ahí. Me encantará que me cuentes qué tres cosas son tus imprescindibles para ser feliz. ¿Qué es aquello que te conecta con esa sensación? Os leo.
Creo que lo más importante es la salud, y lo siguiente, no es el dinero, ni el amor. Lo siguiente es solamente, que te quieran, y cuanto más, mejor. Gracias Laura por tus reflexiones. Nos iluminas los lunes, y queda luz para toda la semana.
¡Gracias por leerme, Tomás! Si lo más importante, después de la salud, es que te quieran (y querer), entonces el amor sí es importante. El dinero… bueno, el dinero solo es importante cuando no lo tienes. Desde luego, para ocuparse de otras cosas más importantes el dinero tendría que estar asegurado. Con respecto a la última frase, te diré que me parece una de las cosas más bonitas que me han dicho en mi vida. ¡Eres un romántico! Mucha luz para iluminarte, sueguiño.
Abrazo inmenso.
No puedo estar más de acuerdo con esta reflexión.. Sobre todo porque cada uno sabe lo que le hace feliz, no hay cánones establecidos o al menos a mí no me funcionan. Gracias Lauriña una semana más!
¡Gracias por leerme, María José! Eso es, cada persona debe encontrar su fórmula. No hay trucos ni recetas mágicas. Hay millones de posibles combinaciones. Y, desde luego, nunca, está en algo de fuera. La felicidad parte de dentro.
Abrazo inmenso.
A mi lo que me hace feliz es una combinación de cosas diferentes en pequeñas dosis… un equilibrio de bienestar difícil de alcanzar.
Un beso Laura!
¡Gracias por leerme, Carla! Yo me haría una lista lo más detallada posible con todas esas pequeñas cosas e intentaría que cada uno de mis días tuviesen alguna pincelada de ellas. Es un buen comienzo.
Abrazo inmenso.
Buenos días!!! A mi lo que me hace feliz es conseguir que me entiendan mis seres queridos, ser capaz de disfrutar de los pequeños detalles y vivir/sentir la vidaaa!!!
Besossss
¡Gracias por leerme, Patricia! Te compro lo de disfrutar de los pequeños detalles y vivir la vida. Pero cuidado con tu primera condición para ser feliz, que las carga el diablo. Revísala porque no deberíamos depositar la llave de nuestra felicidad en manos ajenas. Es un truqui de coach, jeje… Si no depende de ti, estarás a expensas de otros.
Abrazo inmenso.
Buen día,te podría decir, sólo sé, que no sé, pero lo que si sé ,es que busco la alegría, siempre ,y por ese camino he vivido momentos felices,es dificil..encontrar la alegría, pero …, gracias.
¡Gracias por leerme, Hortensia! Es una búsqueda que no acaba nunca porque la felicidad es escurridiza. Me alegra que sepas dónde encontrarla y vayas tras ella. ¡Bien por ti!
Abrazo inmenso.
Jelou Laura, qué gusto desayunar con tus palabras para empezar otra semana! Es un empujón de recarga.
Nacemos felices; los enanos lo son sólo con q los quieran como dice tu lector aventajado, ser Thomas. Creo q la infelicidad viene de todos esos yugos q aceptamos sin darnos cuenta mientras nos hacen creer q maduramos y progresamos. Somos tan grandes q no cabemos en los moldes q nos prepara el sistema. No hay más q pensar en un documental q nos permita acercarnos a las vivencias, sonrisas y mirada de un grupo primitivo (se encargaron bien de alejarnos de esa ruta )
Yo SÉ q si me ciñese al momento, sería feliz más tiempo, pero llevo poco en este aprendizaje y aún me sale mal.
Me hacen feliz los niños pequeños, cómo me quieren los perros, ponerme guapa, la alegría de los q quiero, los mimos, la música, el sol, el mar, recordar a mi abuela, descubrir q me escuchan, acertar, q mis plantas mejoren . . .
¡Gracias por leerme, María José! Y por esta pedazo de reflexión… ha soplado tan fuerte que me ha despeinado y todo. Es un gustazo aprender de ti. Tus «must» para la felicidad me encantan, comparto gran parte de ellos. Me quedo con lo de que somos tan grandes que no cabemos en los moldes. Una reflexión para enmarcar. Es muy potente. Sobre todo, teniendo en cuenta que desde que nacemos se nos intenta (y acabamos aceptando) encajar en un molde que nos oprime.
Daré recuerdos a sir Thomas de tu parte. Es el mejor.
Abrazo inmenso.
Buenos días, Laura !
Sentirse feliz es muy importante, en estos momentos me es complicado sentirme así.
Pero también procuró hacer esas cosas que me devuelven la sonrisa y me hacen sentir feliz . Siempre gracias por tus columnas.
¡Gracias por leerme, Sonia! Espero que puedas transitar lo que estás viviendo con serenidad y vengan tiempos mejores. Mientras tanto, lo estás haciendo bien. Rellena los huecos que puedas con aquello que te dé felicidad, aunque sea a pequeños sorbos.
Abrazo inmenso.
Buenos lunes! Yo pienso que lo que no nos enseñan o nadie nos dice, es que lo primero es mirarnos a nosotros, en nuestro interior, conocernos más y mejor. Así sabrás lo que te hace feliz, a ti, como bien dices. Lo externo va y viene, será de nuestro gusto o no. Ayer mismo escuchaba un podcast de Rafael Santandreu que hablaba de la fase de la aceptación. Tenemos que aceptar nuestra realidad, nuestra situación, a nosotros mismos. A partir de ahí, todo fluye. Un besote y una columna genial, como siempre.
¡Gracias por leerme, Isa! Es tan, pero tan sabio tu comentario… Autoconocimiento y aceptación, lo primero. Desde ahí podemos ir construyendo, apuntalando con fuerza los pilares que nos pueden dar felicidad.
Abrazo inmenso.
Muy de acuerdo con lo que comentas.Fan absoluta de no madrugar!!! Pero bromas a parte, si que es cierto que actualmente se nos impone el ser felices como una meta y si no se alcanza es porque no estás haciendo algo bien.Claro que todos queremos ser felices pero debemos encontrar la felicidad dentro de nosotros mismos, encontrarla en las pequeñas cosas que nos hacen sentir bien y no seguir unos patrones que no funcionan para todos.Todas las emociones son necesarias,si siempre nos sintieramos felices acabariamos por no sentir nada. No recuerdo quien decía que para poder apreciar la luz también necesitamos momentos de oscuridad.
Un saludo Laura!!!
¡Gracias por leerme, Irene! Totalmente, la sombra debe su existencia a la luz. Y cuanto más luminosa es ésta, más oscura la sombra. Es así. No podemos obviar lo que sentimos, ni lo bueno ni lo malo. Todo forma parte de la vida. ¡Vivamos!
Abrazo inmenso.
Me ha encantado Laura,a mí siempre me funcionan la naturaleza,la música y el amor en todas sus variantes(el propio,la amistad ,el de mi hija,amigas)
¡Gracias por leerme, Vanesa! Todas maravillosas, sin duda. Me encantan. Hacemos pleno porque coincidimos en cada una de ellas. Solo cambio hija por hijo, pero por el resto, todo igual. Sigamos la búsqueda.
Abrazo inmenso.
Está claro que algo parecido a eso que llaman felicidad es saberse rodeado de personas buenas, que están cerca y suman a tu vida cosas positivas. Y si a ello le sumas detalles como la canción ideal para unos minutos de respiro, esa puesta de sol que te pedía un día de trabajo, ese concierto al que vas con tanta ilusión y supera las expectativas (no malditas, en este caso), las olas del mar irrepetibles, ese libro que te acompaña en un tiempo de relax…
¡Gracias por leerme, Tomi! Me consta que le tienes el truco cogido a esto de hacerte el encontradizo con la felicidad. Sabes dónde encontrarla y, además, cómo sentirla en ti. Eres un tipo afortunado.
Abrazo inmenso.
Leer, mirar y escuchar el mar, las reuniones con amigas, abrazar a mi hijo y los paseos con Bruno, mi perro. No necesito mucho para ser feliz.
¡Gracias por leerme, Ana! La felicidad de lo cotidiano. Sabiduría ancestral.
Abrazo inmenso.