Yo no tengo ningún talento. Por Laura Costoya Santos

Coach, Mentora y Formadora.

Esta es una de las frases recurrentes cuando empiezo a trabajar con una persona en un proceso de “Coaching” y me explica por qué quiere contratarme. Te digo más, hace años yo se la dije a mi amiga Carmen mientras nos tomábamos un café de esos terapéuticos que se disfrutan con las amigas. Estaba en un momento en el que quería emprender. Tenía muchas ideas, pero sentía que no era especialmente buena en nada.

Afortunadamente, Carmen me hizo de espejo y me mostró algo de mí que yo no era capaz de ver. Las personas, como los coches, tenemos un ángulo muerto en el que se esconde información valiosísima. A veces, para los demás es muy evidente pero nosotras no somos capaces de verlo. Por eso siempre propongo que nos miremos desde fuera, con perspectiva.

Lo primero que hoy quiero comentar es algo que me encuentro a menudo. La búsqueda del talento debe ser un camino apasionante y no un suplicio. Y es que empieza a ser frecuente que las personas me pregunten agobiadas si es normal no saber aún lo que quieren en la vida. También nos preocupa no haber descubierto ese talento que nos dicen que nos hace únicos y que, cuando lo encuentras, todo cobra sentido: se alinean los astros y tu vida se transforma mágicamente. Siento ser aguafiestas, pero esto no funciona así.

Para empezar, tenemos que ser conscientes de que, aunque las cosas han cambiado mucho en los últimos años, no hemos recibido una educación que potencie el talento. Más bien todo lo contrario. Cuántas vocaciones se han desperdiciado por no llegar a la nota de corte, por ejemplo. Cuántas veces hemos aparcado algo que nos apasionaba por aquello que nos da una supuesta seguridad.

Para conocernos a nosotros mismos, tenemos que conocer también de dónde venimos. Que no es un mal sitio, ojo. Nos educaron para tener estabilidad y para jubilarnos apaciblemente en nuestra primera empresa. Ese era el sueño de muchas familias para nuestra generación. Y estarás conmigo en que lo sigue siendo en muchos casos. Culturalmente, a nivel laboral, seguimos prefiriendo la seguridad a la pasión. Por suerte, hay algunas personas que no tienen que elegir.

Todo esto te lo cuento para entender por qué a veces nos cuesta tanto descubrir nuestros talentos. Pero es que hay más. Ese don (o dones, porque normalmente es una mezcla de muchas cosas) que todas las personas tenemos, es como un camaleón. Tiene la capacidad de camuflarse en lo cotidiano y sabe pasar desapercibido. Solemos pensar que esa habilidad que nos hace especiales es algo inmenso y que solo con descubrirlo nos puede cambiar la vida. Pero es algo mucho más sutil. Se esconde en las cosas que te gustan, en aquello a lo que dedicas tu tiempo cuando puedes hacer lo que te apetece. Radica en aquello que haces cuando se te pasan las horas sin darte cuenta.

Pero claro, tenemos grabado a fuego que las cosas se consiguen con esfuerzo y sacrificio. Y aquí ya entramos en conflicto. Necesitamos romper esta barrera psicológica para aceptar que se puede vivir de algo que te apasiona. Que para ganarse la vida, no es necesario acudir a un puesto de trabajo que te supone un castigo. Que el camino no pasa por desear constantemente que llegue el fin de semana para no ir a trabajar.

Y si te permites dedicarte a eso que te entusiasma y te comprometes de verdad, solo tengo un consejo que darte: métele horas. Sí, como te lo cuento. Porque otro gran error es pensar que encontrar tu talento es un fin. Y no, descubrirlo es el comienzo. Esto no va de encontrar un tesoro y a vivir. ¡Todo lo contrario! El talento es como un hijo al que tenemos que cuidar y ayudarle a desarrollarse. Hay que dedicarle tiempo, mimo y trabajo. Mucho trabajo, cariño y dedicación.

Si hay algo que caracteriza a las personas que son genios en lo suyo, son las horas de dedicación y entrega a su don. Nada surge de la nada. En cuanto a las características que posee el talento, la más reseñable es su capacidad de crecimiento. Cuanto más lo alimentes, más grande será. No podemos dominar una disciplina sin haberle dedicado muchas horas. ¿Alguien lo duda?

El trabajo es una gran oportunidad de expresar aquello que hemos venido a ser. Hacerlo desde el talento, desde aquello que tienes para ofrecer a los demás y te nace a borbotones, es muy gratificante. El mío está ya al servicio del mundo. Y tú, ¿has encontrado tu talento? ¿Le dedicas todo el tiempo que puedes? Me encantará que me lo cuentes. Os leo.

 

4 comentarios

  • Mayte

    Muchas felicidades Laura un lunes más, por ayudarnos a ver la vida con otro color y darnos impulso para cambiar pequeños detalles del día a día que nos harán sin duda más felices.
    Un abrazo inmenso.

    • Laura Costoya.

      ¡Gracias por leerme, Mayte! La búsqueda del talento es de esas cosas que vamos dejando aparcadas y, sin embargo, nos producen una gra satisfacción. Vale la pena darle una pensadita.
      Abrazo inmenso.

  • Jesús Tomas Legido Lopez

    Laura, te aseguro que escribí unas palabras, un comentario sobre el artículo de hoy, y….desapareció. se ve que ese era el destino de mi escrito. Los designios del Señor son un misterio. Habrá que preguntarle al Señor Google.

    • Laura Costoya.

      Jajajaja… Gracias por tu comentario y por esos designios misteriosos que nos guían. Ya, sé que siempre estás. Gracias
      Abrazo inmenso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.