Rafael Ruiz Vasquez sobre el Canal de Panamá

por 21noticias.com

Ubicado entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico, el canal de Panamá es una de las obras de ingeniería más sorprendentes que el ser humano a construido en el mundo y, al mismo tiempo, una de las construcciones más importantes para el comercio mundial.

«Con poco más de 100 años de haberse construido, el canal de Panamá permite reducir el tiempo y las distancias marítimas entre el océano Pacífico y Atlántico, disminuyendo considerablemente los costos de transporte de innumerable cantidad de mercancías, lo que ha facilitado notablemente el comercio mundial y, más aún, el intercambio comercial entre naciones que, de no ser por este canal, verían muy cuesta arriba desarrollar su comercio internacional.» Indica el empresario Rafael Ruiz Vasquez.

Desde su construcción, el canal de Panamá ha sido intensamente utilizado por países como Estados Unidos, Corea del Sur, China, Chile y Japón, lo que obligó a la titánica tarea de ampliar las instalaciones existentes. Luego de un trabajo de aproximadamente una década, el canal, hoy, permite el paso de embarcaciones mucho más grandes, lo que ha incrementado su capacidad productiva.

La importancia del canal de Panamá

«Antes de la existencia del canal de Panamá, el trasladarse desde el océano Pacífico hasta el Océano Atlántico ameritaba un largo recorrido bordeando toda América del Sur, incrementando notablemente los gastos de transporte por vía marítima. Esta realidad, obligó a pensar en alternativas para recortar el tiempo de traslado de mercancías, sobre todo para los países ubicados en la Zona del Pacifico, una de las zonas más remotas del mundo.» Menciona Ruiz Vasquez

Aunque en un primer momento se consideró una locura, la idea de que se podría construir un canal que uniera ambos océanos, pasando por Centro América, empezó a ganar adeptos, siendo Francia la primera en aventurarse en un proyecto de tal magnitud, aunque su intento fracasó estrepitosamente pues se subestimó la dificultad de las excavaciones, al mismo tiempo que existían desacuerdos en la forma en que el canal debía ser construido.

Años después, a inicios del siglo XX, la construcción fue retomada y culminada luego de 10 años intensos de trabajo, cientos de trabajadores fallecidos y miles de toneladas de tierra y roca removidas para permitir el paso de casi un millón de barcos desde su inauguración hasta el día de hoy.

El transporte de mercancía marítima es una de las más rentables en el comercio internacional, de allí la importancia de este canal, que además de ahorrar costes de combustible y tiempo de transporte, cuenta con un peaje realmente económico, estrategia que busca promover que todos los barcos prefieran pasar por allí que optar por la ruta más larga, costosa y, además, peligrosa.

Hablando en números, la construcción del canal de Panamá ha permitido recortar unas 8000 millas de distancia (casi 15 mil kilómetros de recorrido) lo que se traduce en que los tiempos de envío de mercancía se han reducido de 60 días a tan solo 30 días, lo que representa una disminución de hasta el 50% en los costes de transporte, de allí su verdadera importancia para el comercio mundial.

Pero el impacto del canal de Panamá ha sido crucial para el desarrollo de ciertas naciones que, sin este, no serían hoy en día lo que es. Por ejemplo, República Dominicana encontró en la construcción de este canal una oportunidad de crecimiento sin precedentes, aprovechándose de necesidades cómo las generadas por los buques Neo-Panamax.

Los Neo-Panamax son buques de grandes dimensiones, para los cuales muchos puertos de Europa y Estados Unidos no pueden permitirse el acceso por cuestiones de tamaño. Es allí donde Republica Dominicana entra, permitiendo que la mercancía de estos buques sea trasladada a otros más pequeños que si pueden llegar a su destino final sin problemas.

El antes y el después del canal de Panamá

En total, el canal de Panamá tiene una extensión de 77 km de largo, una distancia que se extiende desde los puertos de Cristóbal en el mar Caribe y los puertos de Balboa en el Océano Pacifico. Sin embargo, aunque muchos pudieran pensar que el canal es un trayecto directo entre océanos, lo cierto es que el mismo se divide en etapas (exclusas) que permiten a los barcos subir (o bajar) de altura, ya que ambos océanos se encuentran a diferente nivel. Todo el proceso de traslado puede completarse en unas 8 horas en promedio.

Claro está, una construcción de semejante magnitud no es una tarea sencilla, experiencia que pudo comprobar de primera mano la constructora francesa a la que se le asignó el proyecto de construcción en la primera mitad del siglo XIX. Desde dificultades de construcción en el terreno, hasta escándalos por corrupción, terminaron condenando la construcción de un canal que vio cómo sus obras se paralizaban también por un terremoto y hasta una epidemia de fiebre amarilla.

Una vez abandonado el proyecto y gracias a la intervención estadounidense a principios del siglo XX, las obras pudieron retomarse hasta que en el año 1914 el canal logró abrir sus puertas al público, pero no alcanzó su capacidad máxima de funcionamiento sino hasta el año 1963.

Debido a la aparición de nuevos buques de transporte cada vez más grandes, el canal comenzó a encontrar dificultades en su funcionamiento, por lo que en 2006 se propuso la ampliación del mismo y la incorporación de nuevas esclusas que permitieran el ingreso de los nuevos buques marítimos, incrementando aún más las capacidades del canal.

El efecto en Panamá

Además de ser el impulsor de las economías de países ubicados en el Caribe y el Océano Pacifico, el canal de Panamá ha supuesto un antes y un después para Panamá, permitiendo el rápido crecimiento de su economía gracias a los ingresos provenientes de su administración.

El canal de Panamá genera ingresos gracias al peaje que cobra a las diferentes embarcaciones que requieren hacer uso del mismo, por lo que representa un ingreso importante de dinero para el país. No obstante, hoy el canal no solo genera ingresos por servicios de transporte, sino que también tiene una importante participación en la producción de agua potable y de energía eléctrica para Panamá.

Claro está, la totalidad de los ingresos producidos por el canal no van a parar directamente en el país, sino que este es sometido a diferentes evaluaciones fiscales una vez se ha logrado cubrir con sus costes de funcionamiento, mantenimiento y actualización, así como las respectivas reservas obligatorias por ley.

Desde que Panamá administra el canal en su totalidad, el país ha logrado ganarse el título de “El Singapur de Latinoamerica» ´pues los ingresos que este genera han permitido el desarrollo de otros negocios que han impulsado la economía del país. Es decir, no solo se han quedado como un país que deja pasar barcos de un océano a otro, sino que desde el canal, se ha logrado impulsar el desarrollo de otros sectores de la economía nacional.

«No obstante, uno de los grandes retos que tiene hoy Panamá es lograr una mejor distribución de las riquezas que el canal genera, pues si bien es cierto que hay sectores que se han visto altamente beneficiados por el mismo, la verdad es que otros sectores sociales han sacado menos provecho de los recursos que se han generado, permitiendo que aún hoy Panamá sea uno de los países con mayor desigualdad del mundo.» Explica el empresario radicado en Venezuela.

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