5 años después del éxodo Rohingya: 2 de cada 3 niños que viven en los campos de refugiados afirman no sentirse seguros en Bangladesh

Una encuesta de Save the Children revela que tres de cada 4 niños y niñas Rohingya manifiestan ser infelices o muy infelices y «estar siempre sufriendo». Además, casi el 80% de los niños y niñas dicen sentirse deprimidos a veces, la mayoría o todo el tiempo

Cinco años después del éxodo de 750.000 Rohingya por los continuos asesinatos, las violaciones y los abusos sistemáticos de los derechos humanos en Myanmar, los refugiados Rohingya en Bangladesh siguen viviendo con miedo, según una nueva encuesta de Save the Children. Dos de cada tres (66%) niños y niñas encuestados y casi todos los padres y cuidadores (87%) dicen que no se sienten más seguros ahora que cuando llegaron.

«Los resultados exponen que los esfuerzos de la comunidad internacional, a pesar de ser significativos, se quedan cortos para responder adecuadamente a las necesidades de los refugiados Rohingya», explican desde Save the Children. La organización encuestó a 294 personas refugiadas Rohingya, entre ellos: 94 niños y niñas de 12 a 18 años; 85 jóvenes de 19 a 24 años; y 114 padres y cuidadores en nueve campamentos de Cox’s Bazar (Bangladesh).

En agosto de 2017, el mundo vio con horror cómo cientos de miles de Rohingya huían del estado de Rakhine, en Myanmar, en uno de los desplazamientos forzados de personas más rápidos de la historia reciente. La mayoría acabó en Cox’s Bazar (Bangladesh), donde ahora se encuentra el mayor campo de refugiados del mundo.

Según Save the Children, la mitad de los niños y niñas encuestados afirmaron llevar una vida «infeliz», y una cuarta parte declaró estar sufriendo.  Casi el 80% de los niños y niñas señaló sentirse deprimido o estresado a veces, la mayoría o todo el tiempo.

Los padres, madres y cuidadores llevan una carga aún más pesada: más de nueve de cada diez expresaron sentirse deprimidos (92%), ansiosos (90%) y estresados (96%) a veces, la mayoría o todo el tiempo. Mohammad y su familia lleva cinco años sobreviviendo en este campo de refugiados. «No tenemos más fuerzas para soportar esta terrible vida», explica este padre de familia.

El matrimonio infantil fue una de las mayores preocupaciones entre los refugiados rohingya encuestados, ya que casi el 60% de los encuestados lo incluyó entre sus tres principales preocupaciones. El aumento de los precios ha dejado a muchas familias de refugiados luchando por sobrevivir, y con pocas oportunidades de ingresos disponibles, algunos ven el matrimonio infantil como una forma de aliviar la presión financiera. Según datos recientes, más del 70% de las familias dijeron que conocían a un niño o una niña que se había casado en el último mes.

A Save the Children le preocupa que el aumento del coste de la vida en todo el mundo afecte a la capacidad de la comunidad internacional para seguir prestando la ayuda necesaria a los refugiados Rohingya, y que el aumento de la desesperación provoque un mayor incremento de los matrimonios infantiles.

Otra de las principales preocupaciones de los niños y niñas es la seguridad. La pandemia de la COVID-19 y los posteriores cierres provocaron que hubiera menos organizaciones humanitarias sobre el terreno y que se redujera la seguridad en los campamentos, lo que creó un caldo de cultivo para las bandas y los grupos armados.

Uno de los jóvenes encuestados manifestó que se sentía «más seguro hace unos años, porque las bandas no eran tan extremadamente activas como ahora y los cuerpos de seguridad eran más responsables «.

La escolarización fue una de las principales preocupaciones de los niños y niñas, ya que tres de cada cuatro mencionaron la falta de educación de calidad entre sus principales preocupaciones. «No podemos recibir educación aquí, especialmente en birmano. Ahora sólo aprendemos inglés, así que nos olvidamos de nuestra propia lengua. No podemos jugar fuera porque no hay suficiente espacio. En Myanmar teníamos un gran patio de recreo y espacio abierto».

Onno van Manen, director de país de Save the Children en Bangladesh, ha señalado que «es inaceptable que, cinco años después de huir de la horrible violencia en su propio país, la mayoría de los refugiados Rohingya sigan sin sentirse seguros». El director ha añadido que «puede que el mundo haya centrado su atención en otras crisis, pero cinco años después, casi medio millón de niños y niñas Rohingya siguen creciendo en campamentos superpoblados. Están mostrando signos preocupantes de depresión y ansiedad y, con un acceso limitado a la escolarización, están perdiendo cualquier esperanza que tuvieran de una vida mejor».

Aunque la mayoría de los Rohingya quieren volver a casa, la violencia continua en Myanmar. Los Rohingya siguen siendo arrestados y detenidos por salir de sus pueblos y se les niega la ciudadanía y los derechos básicos. Se les impide acceder a la sanidad, la educación y el empleo. «Los Rohingya no podrán volver a casa hasta que se aborden las causas fundamentales de su desplazamiento. Hasta entonces, debemos hacer más para proteger a los Rohingya, empezando por abordar el menguante flujo de la ayuda.»

Save the Children hace un llamamiento a la comunidad internacional, a los gobiernos regionales y al Gobierno de Bangladesh para que intensifiquen el apoyo a los Rohingya y les proporcionen un estatus legal, educación y oportunidades de trabajo.

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