6 ideas para convertir tu hogar en una casa sustentable

por 21noticias.com

La arquitectura sostenible es una de las tendencias más importantes de los últimos años. Básicamente, su objetivo es construir de la manera más ecológica posible, sin dilapidar los recursos naturales y sin usar sustancias contaminantes. También propone, por supuesto, un uso responsable de la energía, adaptando los diseños a las condiciones climáticas del lugar.

Es muy común que las casas nuevas sean construidas directamente con este enfoque. Si buscas un poco, verás que el término “edificación sustentable” está muy difundido en el mercado. Sin embargo, también hay mucha gente interesada en el desarrollo sostenible que se encuentra muy bien en su casa y no tiene interés en mudarse. Es decir, en otras palabras: personas que quieren convertir su hogar en una vivienda sostenible sin hacer grandes refacciones.

Si eres de esas personas, ¡estás de suerte! En este artículo, trataremos seis medidas para transformar tu viejo hogar en una casa sustentable.

1. Prueba la iluminación inteligente

Todos sabemos que la luz natural es insuperable. No solo se ve más agradable que la luz eléctrica, sino que también es mucho más eficiente energéticamente. Por eso, la mayoría de las viviendas sostenibles buscan aprovechar todo lo posible la luz del sol, con ventanas amplias y bien posicionadas.

Sin embargo, si vives en una ubicación con poca luz natural, o si no quieres abrir ventanas nuevas, todavía tienes opciones. La iluminación inteligente es probablemente la mejor. Implica usar tecnología de domótica (o sea, de automatización hogareña) para adaptar el consumo de la energía a las necesidades del momento.

El ejemplo más obvio es que las luces se apagan si no hay nadie en la habitación, pero no es el único. Las tecnologías más avanzadas también permiten regular la intensidad de la luz, cosa que no solo ahorra en energía, sino que además crea atmósferas tenues y agradables.

2. Usa muebles con materiales sostenibles

¿Estás pensando en comprar una nueva silla para tu sala de estar? Fíjate, entonces, que esté hecha con materiales sostenibles. Los más comunes son el bambú, la madera recuperada o incluso el corcho, pero hay de muchísimos tipos y precios. ¡Tú eliges!

Es importante saber que estos materiales no solo son reciclados, sino que —mucho más importante— son biodegradables. Una silla de madera se integra rápidamente al ciclo de la naturaleza; una silla de plástico, aunque sea reciclada, puede pasar hasta mil años sin perder su forma. Por eso es importante buscar muebles de materiales sostenibles.

3. Cultiva un huerto ecológico

Por supuesto, no todo el mundo tiene la suerte de tener tierra a su disposición. Sin embargo, si eres uno de ellos, ¡no lo cubras de césped! Aprovéchalo para un huerto ecológico con plantas comestibles. Este reducirá tus gastos en el mercado, te dará una actividad entretenida y relajante para hacer en casa, y además te llenará de orgullo cada vez que lleves tus verduras a la mesa.

Sin embargo, también es cierto que no todo el mundo tiene el tiempo, el espacio o la energía para mantener un huerto ecológico. En ese caso, lo mejor es un jardín sostenible, compuesto por plantas nativas de muchos tipos. El problema con el césped no es solo que no es comestible; en realidad, lo más grave es que ¡elimina la biodiversidad! Un jardín sostenible te permite poner tu granito de arena en el mantenimiento de un ecosistema local nutrido y variado.

Una advertencia: la jardinería es una actividad relativamente compleja. Dependiendo de la escala, puedes llegar a necesitar herramientas nuevas. No las utilices sin leer el manual de uso, porque puedes llevarte una sorpresa desagradable. Si ya las tienes, pero llevas mucho tiempo sin usarlas y no lo encuentras, puedes buscarlo en internet, descargarlo y darle una leída con cualquier colección de herramientas PDF.

4. Instala termostatos inteligentes

Así como la luz puede ser regulada de manera inteligente, la calefacción también. Un termostato inteligente reduce el consumo de energía adaptándose al clima y a tus horarios. Es una inversión relativamente barata, y puede resultar muy conveniente si, de pronto, los precios de la energía se disparan, como indican los principales expertos internacionales.

5. Mejora tu aislación

La arquitectura sostenible busca aprovechar las corrientes de aire y los ciclos de luz solar para calentar o refrigerar un hogar. De esta forma, es muy común que tengan ventanas en puntos opuestos, para generar corrientes de aire, o aislaciones muy robustas, para evitar la pérdida de calor. En una casa ya construida, mejorar la circulación de aire es difícil, pero el aislamiento se puede modificar casi sin problemas.

En general, se trata de una cuestión de materiales. Existen diferentes tipos de cristales para las ventanas, y algunos pueden aumentar tu ahorro de energía en porcentajes enormes. Cambiar una ventana es mucho más sencillo que instalar un nuevo aislante en tu techo, y es de todas formas un paso enorme hacia la construcción de una casa sustentable.

6. Coloca paneles solares

Los paneles solares llevan ya varias décadas en el mercado. Es muy probable que, si tu interés en la ecología y la sustentabilidad tiene algunos años, ya hayas evaluado esta opción alguna vez… y la hayas descartado. Es que los paneles solares pueden ser muy caros; de hecho, lo fueron durante mucho tiempo. Pero quizás te convendría revisar otra vez.

Los paneles solares son una inversión significativa, por supuesto, pero nada comparado con lo que eran hace algunos años. La tecnología ha progresado muchísimo y ha abaratado enormemente los costos. Y el beneficio sigue siendo el mismo: energía limpia, barata y en abundancia para tu hogar.

Hacia una vivienda sostenible

Cuando hablamos de ecología, muchas veces parece que las opciones se presentan en términos de todo o nada. Y es cierto que es así, en muchos casos. Pero cuando hablamos de las decisiones individuales de cada uno, en su propio hogar, hay más lugar para la improvisación o la variación.

Nuestro impacto individual es indisimulable, pero también es pequeño, y es lógico que busquemos reducirlo de acuerdo a nuestras propias posibilidades. No es necesario cumplir con todas estas medidas a la vez; alcanza con dar un paso en la dirección correcta. Esa pequeña decisión puede ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida, y también la de todo el planeta.

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