DESDE LOS CANTONES. La crisis galopante actual tiene especial reflejo en los comedores de Cáritas y de la Cocina Económica. Por Celso Ferreiro Cobas

Accesos y comunicaciones lastran el desarrollo socioeconómico de La Coruña.

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Agosto, mes vacacional, prepara su despedida. Mes convulsivo, de macizos desplazamientos, mes de la incongruencia nacional. Los habitantes de la meseta, que han padecido el calor y el fuego, emigran a Levante o al Sur, donde se “cuecen” a 40 grados y terminan recurriendo al socorrido y artificial aire acondicionado, ese especie de avión casero cuyo zumbido suena a vuelo aeroespacial. Con el uso de estos aparatos hay que tener prudencia y no meter la mano en el ventilador típico que viene a sustituir otras frases clásicas ¡No te metas en camisas de once varas! “Meter el dedo en el ventilador” es aportar datos fehacientes, “abrir los ojos”, dar un baño de realidad, aunque a determinados políticos les parezca “información tóxica”. En agosto, los coruñeses nos festejamos a nosotros mismos y también a quienes se acercan a participar nuestro vivir abierto, flexible, amigo de los conceptos nuevos, en los que prevalece un ámbito humanista. A medida que Agosto “vuela”, la proximidad de las elecciones, comienza a sentirse con recuerdos precedentes, por ejemplo la primera medida de Ayuntamientos y Corporaciones Provinciales; incrementar los sueldos de concejales y diputados, por elocuente unanimidad, vertiginoso estímulo salarial que afecta principalmente, a los políticos con dedicación exclusiva. Es evidente que política y ética no circulan por el mismo camino: Luego llega la declaración de bienes. Noel Clarasó afirmaba que “algo habrá de malo en la riqueza cuando todo el mundo se avergüenza de confesar que la tiene”. La crisis galopante que padecemos se refleja en el paro creciente y en los comedores de Cáritas y de la Cocina Económica, dramático ejemplo para los nacionalistas “identitarios” y “soberanistas”: el hambre, como la lengua, es del hombre no del territorio. “Vivimos en una nueva cultura política” en la que los protagonistas suelen pulsar hábilmente todos los resortes a su alcance, más para resistir que pasa servir.

EL PROBLEMA CRÓNICO: LA BASURA CALLEJERA

El problema de la basura callejera suscita la inquietud y desgana de la ciudadanía coruñesa. Es un problema crónico, a cuya resolución, el gobierno local, que encabeza Doña Inés Rey, no ha sabido resolver. Son uno de los lunares de la actual legislatura, como lo fue no armonizar el Área Metropolitana, la “anunciada” pasarela Las Jubias-Santa Cristina, las escaramuzas con la Xunta y la Autoridad Portuaria o seguir juaneando a la oposición municipal, endogamia, que no avala la biblia de cualquier lechuguino, o superar el capítulo cosmético y atender compromisos tradicionales, que exigen la presencia de la Alcaldesa, etc. Tal vez Doña Inés lo ha intentado, pero no le sale.

24 VECES SUBIÓ LOS IMPUESTOS EL GOBIERNO

La Coruña sigue esperando, inmóvil, por la serie de obras proyectadas, de vital importancia para su desarrollo socioeconómico, tales como los accesos a la ciudad y las comunicaciones por vía aérea y terrestre. No nos olvidamos del ferrocarril a Langosteira, ni del oleoducto a la Refinería de petróleos, a cuya zona afluyen varios complejos industriales. Los hechos evidencian el abandono institucional, acentuado por la ausencia de un liderazgo local, que impide definir el modelo de ciudad y actitud política viables. “Madrid no le da lo que Santiago no pide”, dice un antiguo axioma, dato este que confirma a la Xunta como el filtro o fielato para cualquier programa doméstico. Por eso resultaron llamativas las manifestaciones sobre el “localismo” regional, expresadas, hace pocos días, por el nuevo titular de la Xunta, palabras que debiera matizar, sobre el comportamiento de algunos “alcaldes o “alcaldas” que, al parecer buscan la “perturbación política”. Así cuando los medios afinan su curiosidad e insisten, en demandar a los gobernantes diligencia y soluciones, se tilda de “localista” la función periodística.  Lo deseable sería que los alcaldes-los más “localistas”, como es su deber-debieran llevar en sus genes el “localismo” para que dichos cargos no se adjudicaran a determinados “apartachicks”, como es fácil comprobar, sin convicciones, ni idoneidad, que no tardan en reemplazar el servicio público por el servicial, casi siempre, en amiguetes o familiares. Localismo significa preocupación o preferencia por el territorio, que suele ser el oxígeno de los “apóstoles del subconsumo” tan pretenciosos en organizarnos la vida como implacables en la fiscalidad, que refleja la potente inflación. Veinticuatro veces, hemos leído, que subió los impuestos el multitudinario gobierno cesarista de Sánchez, mientras se ocupa de darles “tila” a los separatistas y nacionalistas que piden amnistía y autodeterminación. “Decretar, intervenir,  y gastar” parece ser el lema de este elenco con un relato impostado y la eufórica colaboración del “ala comunista” de sus socios de gobierno, a cuyo “sincorbatismo” ha imitado el complaciente presidente Sánchez. La fuerte presión tributaria pone en peligro el estado de Bienestar, que el juego fácil de palabras semejaría al “bienestar del Estado”. La opinión pública cree que habrá modificaciones dentro del Gobierno, cuando llegue la otoñada; resultaría ser el gobierno más corto de la democracia (2 años y 5 meses), cuyo titular ha perdido la credibilidad de ser creído. En la TV pública (16-07-22) Sánchez lo ha desmentido rotundamente “Acabaré la legislatura, con estos Ministros, de cuya actuación estoy muy satisfecho”. ¡Palabra del Presidente!

 

Colegiata. Foto Páximas Galegas

ANÉCDOTA

En cierta ocasión, siendo Abad de la Colegiata de La Coruña, Don Rafael Taboada (q.e.p.d.) se le presentó una parejita que desea contraer matrimonio.

-No hay ningún problema, dijo D. Rafael.

-Pero en gallego, replicaron.

-Naturalmente, asintió el canónigo.

Dicho y hecho. Don Rafael acudió a uno de sus incunables en gallego y buscó la página matrimonial, en vernáculo, propicia para el auto sacramental.

Se celebró la ceremonia religiosa, con misa en gallego, y al final D. Rafael tras felicitar a la pareja, les preguntó: ¿Les gustó?

-Muchísimo, dijeron al unísono, pero no entendimos nada.

 

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