Restaurante internacional distinto, pero a la gallega: Doña Federica

Oualid Dronga, Emilio, Yves, Antonio, y más, forman un gran equipo que parece la ONU.
Oualid es un tunecino de origen, con doble nacionalidad holandés y español y ya es coruñés, tras más de 15 años en Marineda; Emilio es un médico cirujano torácico de Bilbao y ya coruñés de adopción co-socio de Dronga; Ives es el primer camarero sacerdote que conozco, atentísimo y eficiente, cubano; y Antonio dos Santos un maestro de los fogones, brasileño que salió de la escuela de Hostelería de La Coruña.
¿Y quién es Doña Federica?, pues es la abuela de Oualid, en honor de la cual bautizaron este impoluto, amplio y acogedor establecimiento hostelero de la coruñesa calle Federico Tapia.
La anterior crónica escrita por el autor de esta nueva, revelaba que el “Culuca” de Chisco Jiménez de Llano también fue bautizado con el nombre de su abuela. Nietos agradecidos.
Entrando en harina, sin dilación, reconozco que nos hemos sentido cómodos como en nuestra propia casa.
En una mesa impecable situada al lado de un chiffonnier con marquetería fina, digno de la mejor tienda de muebles de la provincia sita en el número 61 de la misma calle, un poco más arriba de este estupendo lugar, donde vamos a comer cuatro comensales cómodamente (aunque casi todos mis lectores lo saben, diré que un chiffonnier es una cómoda alta y estrecha que tiene cajones desde arriba hasta abajo. Su nombre viene del francés chiffon, por lo que vendría a significar “lugar para trapos”. Sugiere que fuera pensado originalmente como un receptáculo para retales y otros útiles de comedor)… y encargamos la commande (comanda):
Cervezas de barril, entrante de Tartar de salmón con crema de aguacate sobre berenjenas fritas y con miel (la miel debe servirse intercalada entre el salmón y el aguacate), vino Conde de Albarey y cuatro menús del día.
Cada menú son 12,90 euros.
Nos sirvieron,
Tartar, las gulas con gambas, filete de pollo y la lubina. Tiramisú y bolas de helados, cafés americanos con gotas espirituosas. La sobremesa fue deliciosa, como el rico yantar.
Emilio, el cirujano, nos invita al menú degustación (foto adjunta). Revisar esas Delicias de pecado.
Si quieres disfrutar con calma y cariño de estas exquisitas viandas pásate, como nosotros, por Doña Federica, gozarás del placer del buen paladar satisfecho, no lo dejes para más adelante, es más tarde para disfrutar de la vida de lo que crees…
“In taberna quando sumus
non curamos quid sit humus”.
Cuando estamos en la taberna no nos preocupamos de la tumba.