Cuando cualquiera de nosotros escucha las palabras “trabajo en altura”, rápidamente se nos vienen a la cabeza actividades profesionales que están lejos de la seguridad que nos ofrece pisar el suelo firme. Si quisiéramos dar a este concepto algo más de formalidad, quizás una buena definición sería la de “la realización de tareas y trabajos en lugares en los que una persona podría caer desde una distancia que acarrearía daños físicos importantes si no se toman las medidas de seguridad adecuadas”.
Es una obviedad que este tipo de actividades suponen un riesgo evidente sobre la seguridad de los trabajadores, por lo que desde hace unos años vienen siendo realizados por especialistas formados específicamente para ello. Aún así, las estadísticas dicen que los trabajos en altura es la principal causa de accidentes mortales en el ámbito laboral, por encima incluso de los accidentes de tráfico. Tres de cada cinco muertes acontecidas en tareas realizadas en altura son como consecuencia de caídas desde tejados, escaleras, andamios u otras plataformas similares.
¿Cuáles son las causas más probables de los accidentes?
Las causas más comunes de accidentes en trabajos en altura, según los estudios realizados, incluyen:
- Utilizar incorrectamente las escaleras de mano y de mano.
- Estar de pie en bancos o sillas.
- Estirarse en exceso al alcanzar las escaleras de mano.
- En los accidentes también pueden intervenir equipos de acceso como las carretillas elevadoras y otros tipos de plataformas elevadoras móviles. También equipos de acceso suspendido como las cunas de limpieza de ventanas.
¿Qué dice la ley?
De acuerdo con la normativa sobre trabajos en altura, los empresarios y las personas que controlan cualquier actividad de trabajo en altura deben asegurarse de que el trabajo se planifica adecuadamente, se supervisa bien y lo llevan a cabo personas competentes. La Ley deja claro que los empresarios son responsables de la salud, la seguridad y el bienestar de sus empleados. Deben garantizar que las personas afectadas por sus actividades no estén expuestas a riesgos, dentro de lo razonablemente posible, y de que se cumplen todas y cada una de las medidas de seguridad establecidas.
¿Quién es una persona competente?
Para ser competente para trabajar en altura, una persona debe tener las habilidades, los conocimientos, la formación y la experiencia adecuados. Estos requisitos varían en función de la naturaleza del trabajo y del equipo utilizado. Por ejemplo, para trabajar al aire libre en líneas eléctricas se requieren habilidades, conocimientos y experiencia diferentes de los que se requieren para instalar cableado en un edificio o limpiar ventanales desde el exterior.
¿Cómo minimizar los riesgos en estas actividades peligrosas?
Existen muchas medidas de seguridad que pueden establecerse para proteger la integridad física de los trabajadores. Entre ellas, las más recomendadas son:
- No trabajar en altura si existe una alternativa práctica
- Utilizar el equipo correcto y establecer medidas de seguridad como, por ejemplo, la instalación de líneas de vida.
- Asegurarse de que el equipo utilizado para la tarea es estable, lo suficientemente fuerte para realizar el trabajo. Por supuesto, también que se encuentre en buen estado de funcionamiento.
- Facilitar que los trabajadores puedan llegar a su puesto de trabajo de forma segura.
- Permanecer en altura únicamente el tiempo imprescindible.
- Tener en cuenta cuales son las superficies frágiles, como los tejados, y prestar especial cuidado y atención al trabajar sobre o cerca de ellas.
- Proteger a los trabajadores de posibles caídas de objetos.
- Conocer los procedimientos de evacuación y rescate de emergencia.
Planificar, supervisar y formar
Cuando los empresarios son declarados culpables de delitos por accidentes ocurridos en trabajos en altura, una de las conclusiones más comunes es que el trabajo no se planificó ni supervisó adecuadamente. Planificar cuidadosamente los trabajos con una supervisión adecuada es fundamental, así como disponer de los equipos apropiados y asegurarse de que tanto la dirección como el personal están correctamente formados.
Ese es el camino sencillo para reducir los accidentes al mínimo, protegiendo tanto al personal como la reputación de la propia empresa.