La sencillez y ventajas que ofrece hace de los exchange-traded fund los fondos de inversión más accesibles, rápidos y asumibles en una sociedad que ha derribado tópicos y prejuicios como los del tipo de público que se beneficia de esas posibilidades de mercado
El optimismo derivado de quien ha dejado atrás una de las etapas más oscuras de la historia reciente del mundo tal y como lo conocemos parece que ha llegado para quedarse. Con él, también, un nuevo horizonte de oportunidades, de sueños, de recuperación económico y de crecientes incorporaciones al mercado laboral por parte de jóvenes emprendedores y asalariados. Por tanto, para beneficio de todos, parece que el fluir económico tiende a ser continuo, constante y fiable. Muchos de ellos, no obstante, adquieren con mayor frecuencia y naturalidad un interés por el dónde y de qué manera hacer trabajar y rendir el dinero, más allá del estancamiento antiguo o el conservadurismo tradicional a la hora de invertir en futuro.
Superados ya los tabúes respecto precisamente a productos financieros o bursátiles de cualquier tipo, que por desinformación aparecían asociados a una elite, al menos quince de cada cien españoles, y creciendo, hacen circular su dinero para asegurarse un futuro mejor. Y una de las expresiones más repetidas en los mercados es la que tiene que ver con invertir en ETFs, un exchange-traded fund en inglés, o fondo de inversión cotizado, es un fondo de inversión cuya principal característica es que se negocia en mercados de valores secundarios
Son instrumentos de inversión que destacan por su sencillez y por sus múltiples ventajas. Es por ello que, en los últimos tiempos, han crecido tanto. Invertir en ETFs es tan fácil como invertir en acciones, porque, de hecho, cotizan en las Bolsas como si lo fueran. Así, es más que probable que tu bróker te permita comprar muchos ETFs, al igual que te permite comprar muchas acciones (dependerá de la calidad de tu bróker a cuántos ETFs o acciones tengas acceso, claro). Adicionalmente, hay que destacar que los ETFs tienen características únicas que, a menudo, se traducen en importantes ventajas y beneficios:
– Bajas comisiones. Un primer punto fundamental es que son baratísimos. Tienen unas comisiones muy competitivas, lo que nos permitirá que nuestra rentabilidad no se vea erosionada a largo plazo.
– Accesible. Otro punto muy a considerar es que son accesibles a cualquier inversor. A diferencia de los fondos indexados, no tienen exigencias de capital mínimo, más allá de la cotización del fondo, que no acostumbra a ser muy alta.
– Liquidez. Al cotizar como acciones en las Bolsas, tienen una liquidez muy superior a otros vehículos equivalentes.
– Diversificación. Al invertir en ellos, estamos diversificando entre varios activos. Y, con ello, reducimos el riesgo de estar excesivamente concentrados. Además, como son fáciles de comprar y baratos, puedes comprar varios ETFs diferentes, multiplicando esa diversificación.
– Variedad. Podemos formarnos una cartera ajustada a nuestros intereses y a nuestro perfil de inversor con una facilidad pasmosa.
Así, es muy probable que, sin ni siquiera saberlo, muchos inversores hayan entrado en algún ETF.