Las grandes salas de ejercicio, trabajo, musculación y deporte hace tiempo que abandonaron el exclusivo club del culto al cuerpo para convertirse en objetivo de un target universal con una meta común: invertir en una mayor salud y calidad de vida
Una de las frases más habituales después de las fiestas navideñas, ya a la vuelta de fin de año, tiene que ver con esos propósitos que afloran con el año nuevo, después de un sentimiento extremo de culpa por darle al cuerpo esa felicidad que en ocasiones necesita. Sin embargo, tanto es un error privarnos de algún exceso puntual que rompa la rutina como acostumbrarnos a mimar nuestro organismo con ejercicio e intensidad durante buena parte del año. Es decir, una vida saludable, en el que la dieta sana se combine con el imprescindible complemento del ejercicio, repercutirá a la larga en el más estricto sentido de la palabra. Y es que es un dato objetivable que todo esfuerzo resulta una inversión de futuro en nuestra calidad de vida.
JG Fitness Barrio Salamanca es uno de los muchos ejemplos de cómo ha cambiado la mentalidad y la percepción social respecto a los gimnasios. Lo que en tiempos pretéritos parecía un oscuro castigo solamente enfocado a cuerpos esculturales y arquitectos de la perfección en las medidas ha dado paso a un universal respeto hacia la figura del fitness, siempre adaptado a las necesidades, posibilidades y realidades de cada uno de los usuarios.
Por ello, también resulta fundamental la figura de un entrenador personal que mida nuestra evolución, calcule dónde está nuestro límite y haga nuestro entrenamiento aquello que para muchos es esa rutina irrenunciablemente maravillosa de muchas mañanas, tardes o noches.
Y es que, al igual que no existe una edad para empezar a mimar nuestro cuerpo y darle la forma y la fuerza necesaria, tampoco existe un límite para engancharnos a tiempo al tren del ejercicio. Es creciente la tendencia, por ejemplo, de las sesiones de trabajo grupales para personas de avanzada edad que redundan no solamente en el positivo resultado para su salud, sino también en unas interacciones sociales que aportan un plus a la experiencia.
Existen tantas rutinas como usuarios pueda tener un centro de fitness, pero sobre existe el desafío de la capacidad de superación y llevar nuestros límites cada día un poco más lejos. Eso sí, siempre bajo la supervisión y con un asesoramiento profesional que redunde no solamente en el mejor resultado posible, sino también una garantía para todos y cada uno de nosotros.