La estacionalidad de equipos deportivos, material de vacaciones o simplemente aquellos recuerdos de los que jamás seremos capaces de desprendernos totalmente, justifican la existencia de espacios que no dejan de ser una prolongación o habitación más de nuestro hogar más habitual
Además de los ya conocidos problemas de espacio que se pueden encontrar en cualquier vivienda, hoy en día la pandemia ha provocado que el teletrabajo se instaure en muchos hogares de la Comunidad de Madrid, por lo que la falta de espacio a la hora de poder instaurar una oficina en casa tiene fácil solución gracias a Global Box, la empresa que alquila trasteros de todos los tamaños con la máxima seguridad.
Los trasteros Parla, por ejemplo, ofrecen en una de las poblaciones más reconocibles del cinturón capitalino todo tipo de opciones, tamaños y servicios de vigilancia. Están adaptados, por supuesto, a todos los precios del mercado. Sin embargo, la utilización y el servicio que ofrecen esas superficies de almacenamiento perderían buena parte de su sentido sin el fundamenta concepto de seguridad y vigilancia, que no solamente nos da la tranquilidad del espacio que salvamos en nuestra vivienda más habitual, sino que permiten encarar el día a día con la certeza de que nuestro otro tesoro se encuentra perfectamente protegido.
Global Box Móstoles es otra de las opciones habituales en la Comunidad, con trasteros de alquiler que ofrecen un seguro gratuito con posibilidad de incremento en los aspectos referidos a la cobertura. Además, también incluye la posibilidad de alarmas antirrobo, de incendios, llave, código de acceso personal y la posibilidad de utilizar gratuitamente una de las furgonetas de empresa en el primero de los traslados. Unas ventajas que, al igual que en Parla y Móstoles, también oferta Global Box Alcobendas.
Fruto de una amplia tradición en el imaginario cinéfilo y escenario de muchas ficciones de todo tipo, así como de reality shows procedentes del otro lado del Atlántico, es preciso no perder la perspectiva de ese lugar seguro al que también podemos considerar una prolongación de nuestro hogar, en el que quedan aparcadas momentáneamente las menos inmediatas de las cosas imprescindibles, pero que en nuestro examen de conciencia personal hemos decidido que son ya parte de nuestras vidas. Eso, al margen de la estacionalidad para prendas de ropa o equipos deportivos.