La personalidad del hombre que cuenta con más papeletas, según las encuestas, para ser el próximo presidente del gobierno de España, queda explicitada en las características de sus relaciones sentimentales y afectivas. La discreción es la palabra clave. Alberto Núñez Feijóo siempre fue un gestor y un político muy celoso de su privacidad, hombre templado, por no decir frío, la forma de llevar sus amoríos son fiel reflejo de su forma de ser.
Tres relaciones sentimentales han marcado la vida de Feijóo, aparte de algún que otro affaire.
La primera fue a mediados de los años 90 del pasado siglo. Se trataba de María Xosé Alende, una atractiva sindicalista de Comisiones Obreras de Galicia, responsable entonces del área sanitaria de esa organización en la autonomía gallega. Esta atractiva mujer le acompañó durante varias de las excursiones náuticas y montañeras que el entonces número dos de la Consellería de Sanidade de la Xunta realizó con el narcotraficante Marcial Dorado. De hecho, ella sale en algunas de las fotos publicadas en su día por el diario, El País, generadoras de un escándalo mayúsculo, que estuvo a punto de provocar el apartamiento de la vida pública del hoy presidente del Partido Popular.
La segunda se inició a principios del nuevo Milenio y duró unos 13 años. Feijóo fue entrevistado por la entonces corresponsal del diario ourensano La Región en Madrid, Carmen Gámir, otra fémina agraciada. Eran pareja cuando el político nacido en Os Peares accedió a la Xunta como arranque de sus cuatro mayorías absolutas. Los que la conocen hablan de ella como una competente profesional y, por supuesto, discreta en las formas.
La tercera y, de momento, definitiva pareja del líder popular es Eva Cárdenas. Otra belleza con carácter. Mujer hecha a sí misma, fue la impulsora del fenómeno Zara Home, un emporio empresarial vinculado a la multinacional de Amancio Ortega. Con posterioridad se embarcó en un proyecto vinculado al sector inmobiliario. Hace años la pareja decidió tener descendencia y el pequeño Alberto Núñez Cárdenas fue el fruto de esa decisión.
Familia
Otras tres féminas, en este caso de su familia, han sido esenciales en la vida del de Os Peares. El hipotético presidente de España siente veneración por todas ellas.
La primera es su madre, Sira Feijóo. Mujer de aldea, sobria y tenaz, cualidades heredadas por su vástago, que independientemente de la valoración política que suscite a cada cual, dista mucho de ser el pijo trepa e indolente que algunos han querido dibujar para describirle.
Ella y su marido, ya fallecido, resolvieron enviar en su momento a Alberto desde su aldea ourensana natal a estudiar en un internado en León. Tenía solo diez años. Seguramente un trauma para un niño de corta edad. Tras el internado y el bachillerato, llegó la licenciatura de Derecho, luego, la gestión de lo público.
En el listado también figura su hermana Micaela, otra ejecutiva de armas tomar. Desde el año 2016 es directora de la sociedad Eulen para el noroeste español, una empresa en la que labora desde el 2003. Esa posición sumada al cargo de Feijóo, ya asentado en ese momento como líder de la Xunta, ha provocado más de un recelo e incluso veladas acusaciones de un posible nepotismo entre sectores mediáticos y los partidos de la oposición en Galicia. No obstante, ninguna denuncia fue presentada por hipotéticos contratos a dedo vinculados a esa hermandad.
Finalmente, está su segunda hermana, en realidad, su prima carnal. Eloína Núñez, exgerente del complejo hospitalario ourensano y actual gerente del Área Sanitaria de Santiago. De nuevo, otra mujer que rige su vida laboral con mano de hierro. Cuenta con un pasado polémico en su gestión sanitaria por su rigurosidad, problemas con sindicatos y trabajadores y recortes presupuestarios.
El día 23 por la noche se verá hasta qué punto la indudable huella de esas mujeres en el carácter de Feijóo influirán en decisiones que marcarán el futuro del país.
Foto. Partido Popular. Feijóo en Os Peares