A medida que las iniciativas de sostenibilidad adquieren mayor protagonismo en el discurso nacional, los inversores inmobiliarios deben aprovechar esta creciente oportunidad. Promover métodos de construcción ecológicos puede ayudar a reducir la huella de carbono del país y mejorar la eficiencia energética. Muchas ciudades ya están avanzando en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. Estas historias de éxito pueden inspirar a otros a realizar cambios similares.
Las ciudades son el motor del crecimiento económico.
Existe la creencia generalizada de que las ciudades más grandes del mundo serán los principales motores del crecimiento económico y la innovación. Incluso los barrios marginales se presentan a menudo como ejemplos de vitalidad urbana y no de degradación. Aunque esta idea puede ser cierta en algunos casos, muchas ciudades más pequeñas ofrecen interesantes oportunidades tanto para las empresas como para los inversores.
Manuel Barreiro Castañeda y otros profesionales creen que las ciudades sostenibles fomentan la productividad económica aprovechando el medio ambiente y los recursos de su entorno. También promueven la justicia social y el compromiso comunitario. Las ciudades pueden reducir su huella de carbono y sus emisiones utilizando nuevos métodos de construcción, como materiales ecológicos y tecnologías inteligentes de calefacción o ventilación.
Los planificadores urbanos pueden alcanzar varios objetivos mediante la implantación de infraestructuras verdes, como parques, vías verdes y senderos, entre ellos el control de la contaminación, la salud pública y una biodiversidad saludable. Además, las ciudades sostenibles utilizan el ciclo natural del agua para reducir la dependencia de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Esto puede reducir costes, mejorar la eficiencia medioambiental y contribuir a una sociedad más sana.
En ellas vive el 70% de la población mundial.
El desarrollo de las ciudades se ha convertido en un gran reto a medida que la población urbana sigue aumentando. Las ciudades deben equilibrar su crecimiento económico con un compromiso de sostenibilidad. Esto puede lograrse mediante una planificación urbana más ecológica y eficiente. Esto incluye la construcción de edificios y transportes públicos sostenibles y la reducción de la contaminación y los residuos.
Además, los edificios sostenibles deben contar con infraestructuras verdes que reduzcan el consumo de energía y fomenten las fuentes de energía renovables. También deben ofrecer diversas opciones de vivienda y precios para adaptarse a las distintas necesidades. Estas características hacen que las comunidades sostenibles sean más atractivas para las empresas y los residentes.
Cada vez más, los inversores tratan de evaluar a las empresas en función de sus medidas de sostenibilidad. Esto es especialmente cierto en el sector inmobiliario. Los organismos gubernamentales, los accionistas y otras partes interesadas han presionado a estas empresas para que adopten prácticas más respetuosas con el medio ambiente. También se les pide que tengan en cuenta factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en sus decisiones de inversión. Se trata de un cambio significativo en la forma en que los inversores ven la responsabilidad corporativa.
Son los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
Las ciudades generan más del 80% del producto interior bruto mundial, pero producen más del 70% de los gases de efecto invernadero. Este desequilibrio es uno de los principales factores del cambio climático, que puede mitigarse mediante el desarrollo sostenible de las ciudades. Alcanzar objetivos de sostenibilidad en una ciudad puede reducir los residuos, disminuir los costes energéticos y mejorar la calidad de vida. Los inversores inmobiliarios están notando el impacto de las inversiones ecológicas en el valor de sus propiedades. También pueden hacer un seguimiento de la huella medioambiental de sus propiedades, lo que puede ayudarles a alcanzar objetivos de sostenibilidad. Estas medidas incluyen la reducción de las emisiones de carbono, el aumento de la eficiencia energética y el fomento de la conservación del agua.
Son la mayor fuente de residuos.
Los inversores inmobiliarios deben considerar la sostenibilidad como parte de su proceso de toma de decisiones de inversión. Esto incluye evaluar el impacto potencial de las iniciativas de desarrollo sostenible en sus costes y valores a largo plazo. Sin embargo, la cadena causal entre los costes y los beneficios de las inversiones sostenibles tiende a ser difusa. Esto se ve agravado por la dificultad de normalizar y comparar las valoraciones monetarias de las características sostenibles, como la eficiencia energética. Además de sus ventajas medioambientales, el desarrollo urbano sostenible también puede aportar beneficios económicos. Al reducir sus emisiones de carbono y su consumo de energía, las ciudades pueden atraer nuevas empresas y aumentar el empleo. Además, estos esfuerzos pueden reducir los costes municipales de servicios como la gestión de residuos.