En este mundo de locos que es el fútbol -en el que se producen hechos tan inimaginables, como que el F.C.Barcelona, vigente campeón de LaLiga, cuente con tres mil socios menos que el R.C.Deportivo de La Coruña, de la no profesional Primera RFEF- el tema que concita todos los debates es si entrenadores, árbitros, afición… están de acuerdo, o no, con los nuevos tiempos de descuento fijados a raíz del Mundial de Qatar.
Pronto se cumplirá un lustro de mi cruzada para convencer a la International Board de la urgente necesidad de fijar un tiempo de juego real, y, por fin, creo ver una tenue luz que anuncia la salida de ese túnel que parecía interminable.
Quizás en una semana se haya avanzado más que en años, porque en dos importantes partidos de la Premier y de LaLiga se produjeron hechos que seguro que harán reflexionar de inmediato a los más recalcitrantes enemigos del cambio.
El primer aldabonazo fue el de Pep Guardiola en Wembley, tras el Manchester City-Arsenal, final de la Community Shield, título que consiguieron los gunners después de igualar en el minuto 101 -tres minutos por encima de los ocho que había anunciado el cuarto árbitro- y ganar en la tanda de penaltys. En sus declaraciones a la prensa, el catalán no dudó en señalar como culpable de su derrota “el aumento del tiempo añadido”.
Ya en pleno debate sobre el particular se disputó un Getafe-Barsa, que, más que el primer partido de LaLiga, parecía una final de Copa, porque han jugado 115 minutos, o, lo que es lo mismo, “partido y prórrogas”. Solo faltaron los penaltys.
El árbitro amplió el primer tiempo en 10 minutos y el segundo, de inicio, en 9m, pero terminaron siendo 15m… para en el minuto 100 producirse la jugada clave del encuentro: una discutible mano de Gavi y después un claro penalty a favor del Barsa. ¿Se hubiesen llegado a producir esas dos jugadas si se jugase a tiempo efectivo, ya que se añadieron ¡25 minutos! a los teóricos 90?
Ese añadido provocó durísimas declaraciones de Xavi, que sentenció: “necesitamos tiempo efectivo en el fútbol” porque “los nuevos descuentos no resuelven ese problema”.
Tiene razón. Llevo años predicando esa verdad en el desierto, pero observo que últimamente ya falta menos, porque vienen defendiendo esa idea personajes tan importantes del fútbol mundial como Gianni Infantino, Ancelotti, Xavi…
Según dicen las estadísticas, en el Getafe-Barsa se jugaron 60 minutos de juego efectivo -que es el objetivo que buscamos todos: FIFA, a través de esos descuentos a ojo, que me adelantó Pierluigi Collina en la reunión que mantuvimos en Qatar… y yo, a través de jugar 30’ de juego real cada periodo. Entonces ¿por qué no tomar ya la decisión de parar el reloj cuando el balón no esté en juego y señalar el final del partido cuando se cumplan exactamente los 60’ de juego efectivo?
Si se hace así todos ganan, y en especial los colegiados, porque a la dificultad que entraña arbitrar, les quieren obligar a acertar con los minutos a añadir por el tiempo perdido en goles, cambios, expulsiones, penaltys, lesiones… lo que es condenarlos a los pitos de unos, otros o todos.
También se beneficiarían los entrenadores, que ya no tendrían que adivinar si se van a añadir 5, 10 ó 15’ para decidir los últimos cambios, porque conocerían el tiempo que resta para finalizar el encuentro… y los propios jugadores, que podrían dosificar mejor sus esfuerzos y no jugar a la lotería que ahora supone “el tercer tiempo”.
Otros favorecidos serían los aficionados, porque disfrutarían del tiempo de espectáculo por el que pagan y, en todo momento, conocerían por el reloj lo que resta de encuentro, cosa que evitaría, en gran parte, la violencia y discusiones de los últimos minutos en los estadios, porque todos los espectadores -en el campo o en la tele- sabrían que sería la objetividad del reloj el que marcase el final y no la subjetividad de un colegiado.
Y si todos ganan y nadie pierde ¿cuál es la razón por la que la International Board no detiene de una vez el reloj en el fútbol? ¿Acaso existen intereses ocultos? Creo que, si no se produce el cambio, alguien nos debería explicar los motivos.
Pd. La International Board (IFAB) la integran 8 miembros (4 del Reino Unido: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda y 4 de FIFA). Para modificar una regla de juego precisa contar con los 4 votos de FIFA y con al menos 2 de las asociaciones del Reino Unido. ¿Problema? ¡La FIFA sola no puede aprobar una nueva regla!