Los dirigentes de fútbol español practican la política del cangrejo, o lo que es peor, la del pegamento. Hemos asistido al vergonzoso aplauso de los conmilitones de Rubiales, salvo unos pocos, el resto fueron aplaudidores de un presidente, que supo alimentar bien a los cocodrilos que lo traicionaron. Percibieron que podrían saltar del sillón, se desmarcaron de Rubiales buscando todo tipo de excusas, que hacen enrojecer de vergüenza a quienes hemos leído y escuchado sus disculpas, para continuar cobrando, comiendo, bebiendo con VISA y disfrutando de la noche con luces de colores.
Los conmilitones se han apresurado a buscar un micrófono o un blog de notas para contar, que ellos aplaudieron porque esperaban que el presidente dimitiera en la Asamblea, (aplaudieron cuando Rubiales dijo que no dimitía). Sin rubor alguno, manifiestan que no sabían de qué iba la Asamblea Extraordinaria. La comedia montada por la manada para aferrarse al sillón, ni Valle Inclán sería capaz de escribir semejante esperpento.
La puesta en escena, con el cese de Jorge Vilda y su sustitución por una aplaudidora en la Asamblea, que ha participado en el escrache a la dignidad de la mujer, viene a demostrar que nada ha cambiado en la RFEF. A la mujer no se dignifica utilizándola como «borrón y cuanta nueva», calmar ánimos, o templar gaitas, se hace valorándola en igualdad y dignidad. La destitución de Jorge Vilda, es la continuación de la parodia montada por los amortizados dirigentes regionales y nacionales del fútbol patrio, que no quieren dejar el sillón ni vestidos de romanos.
Blasonan de igualdad, de regeneración, etc. palabras diamantinas para perpetuarse en el sillón. El presidente de la RFGF, Rafael Louzán, aplaudidor también, aunque no recordaba si había aplaudido o no, hizo unas declaraciones justificado la actitud de Rubiales («Son errores que se cometen en la vida». Rubiales «ha pedido disculpas») para luego, cómo buen político, en un “lavado de imagen mediático” con mensajes de brocha gorda, cambió la oración a pasiva.
El secretario general para el Deporte de la Xunta de Galicia, Lete Lasa, dijo que, a Louzán hay que valorarlo por lo que hace, no por lo que dice (Hizo cosas buenas por el fútbol gallego, otras cuestionadas y algunas…). En esta ocasión, no se juzga su aportación al fútbol, sino sus comentarios en defensa del presidente de la RFEF, aparejándose, con los mismos, en misoginia a Rubiales.
La culpa del alboroto, como dijo Rafael Louzán en una de sus falacias, es de la izquierda. No Rafa, la culpa es de Pedro Sánchez y del “sanchismo” por no mandar a casa a todos los golfos del fútbol español, mientras la derecha y ultraderecha siguen manteniéndose de perfil con los derechos de la mujer.
Manda carallo!!!!