El peligro de la ausencia de sentido humano. Por Miguel Abreu

por Miguel Abreu

Hoy en día estamos presenciando una creciente ataraxia cuando se trata de cuidar a nuestros iguales. Parece que nadie se da cuenta de lo que hay detrás de la expresión a menudo utilizada «Prefiero entregarme a los animales que a las personas».

Si miramos con toda la atención que nos merece esta expresión seria y peligrosa, nos daremos cuenta de que al final estaremos tan solos que todas nuestras voluntades no tienen valor. Poniendo, en cierta medida, en duda el deseo de vivir. La ridícula humanización de los animales es una clara demostración de una humanidad empobrecida y de una razón desorientada y desequilibrada. La falta de un deseo personal de desarrollar un pensamiento crítico y creativo es un signo claro de una personalidad débil, que muy poco o incluso nada tendrá que dar al mundo.

El silencio de la indiferencia y la falta de benevolencia están llevando a Europa y a las demás regiones del mundo al brutal pasado lejano, del que el Hombre inteligente quería deshacerse. Poco a poco, casi sin que nos demos cuenta, nos volvemos cada vez más descaracterizados, sin referencias y sin dirección. Cuando nuestros ojos, en un futuro no muy lejano, se abran puede ser demasiado tarde. Y es posible que ni siquiera reconozcamos el país, el lugar y la gente dónde siempre hemos vivido.

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