Santos y Milagros. Por Miguel Abreu

por Miguel Abreu

La vida cotidiana parece absorber todo el tiempo y el espacio de la persona humana. La historia ya no se escribe con el deslizamiento de un bolígrafo, todo es rápido, todo está disponible y, por estas razones, todo se olvida fácil y rápidamente. La mirada ha perdido su capacidad de observar, de influir en los demás sentidos, de ir más allá de lo obvio.

Pero los santos y los milagros siguen siendo una realidad del presente. ¡¿Cuántos santos «desconocidos» y/o «anónimos» están, por así decirlo, eternizados en cada una de las vidas de este mundo en cada día vivido?! ¡¿Y con cuántos milagros está agraciada cada una de nuestras vidas?! ¿O no crees?

Es el corazón endurecido, el que no nos permite sentir todos estos dones y gracias. En algunos casos hace huir al individuo (quedando sumergido en un ruido permanente), en otros, ridiculizan la situación (quizás para ser aceptados por un clan o sociedad frívola), en otros casos, todavía hay quienes, presa del pánico, posponen el descubrimiento de la esencia de su existencia. Lo importante no es el pecado, lo realmente importante es salvar a la persona humana.

El tiempo, acontecimiento de toda existencia

Ocupamos y nos movemos en un tiempo y una existencia comunes. La existencia humana es una realidad que existe más allá del cuerpo y la respiración. Cada ser es un tiempo eterno jamás soñado y comprendido por la razón de la persona humana. En la vida cotidiana, llena de un vacío que lucha por ocupar el todo, sigue siendo posible encontrar a aquellos cuya existencia forma parte del mayor misterio del amor.

Sólo una mente decrépita y apática es incapaz de vivir una humanidad completa. El tiempo vivido en el mundo está escrito en la tierra, y cada día podemos borrarlo y escribir una nueva historia. El tiempo vivido en la eternidad es un todo que involucra a cada uno de nosotros y nos hace partícipes de una misma historia.

Más que el individuo, cada persona humana es parte de un todo. Es como cada uno de los órganos y sentidos, cada uno de ellos aislado del resto no es nada y no vale nada. En conjunto, órganos y sentidos dan forma y dan vida a un cuerpo amorfo, transformándolo en un cristal para dar color a la humanidad. No es una relación basada en intercambios. Se trata de un evento de puro amor. Sin ningún interés, teniendo en vista a la paz y a la dignidad de la persona humana.

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