La asociación profesional afirma que la falta de los medios apropiados para el control del narcotráfico en la desembocadura del Guadalquivir ha generado un área de enorme peligro para la seguridad de los ciudadanos en la que los guardias civiles se juegan a diario la vida para intentar detener el tránsito casi suicida de lanchas lanzadas a gran velocidad que no responden a los requerimientos para detenerse
La asociación profesional Justicia para la Guardia Civil afea las promesas vanas que durante meses ha repetido en distintos momentos el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, cuando se ha referido a las posibles soluciones al incremento de la violencia y de la delincuencia en el sur de España, en concreto en el área de la desembocadura del río Guadalquivir, en la provincia de Cádiz. En esta área de Andalucía se produjo ayer la muerte del piloto de una de las lanchas que habitualmente se utilizan para el transporte de drogas en esta zona. Cuando los guardias civiles del Servicio Marítimo de la patrullera Río Águeda se disponían a abordar la embarcación, que parecía vacía, los ocupantes de esta la pusieron rápidamente en marcha y en su intento por evitar el abordaje la lancha rápida colisionó contra la embarcación de la Guardia Civil. “JUCIL lamenta que este hecho haya finalizado con la muerte de uno de los ocupantes de la embarcación que iba a ser revisada por los guardias civiles. Pero este incidente demuestra cómo se ha incrementado el nivel de violencia con el que las bandas que controlan el narcotráfico en esta zona y se ha perdido el principio de autoridad ”, ha manifestado el secretario general de la asociación profesional, Ernesto Vilariño.
Más violentos y mucho más sofisticados
JUCIL que desde hace mucho tiempo reclama al Ministerio del Interior mayor atención para esta zona del sur de España, donde las bandas dedicadas al narcotráfico no sólo han ampliado su actividad con la constante traída de inmigrantes desde las costas africanas, también han desarrollado una actitud mucho más violenta, como lo demuestra lo ocurrido en la jornada de ayer, cuando en su intento por escapar los ocupantes de la embarcación chocaron con la patrullera del Servicio Marítimo.
“Casi a diario se viven momentos en los que los compañeros del Servicio Marítimo, a veces en embarcaciones más ligeras que la patrullera, ven como los tripulantes de las lanchas rápidas, para evitar ser detenidos, les echan encima las embarcaciones en las que viajan a velocidades casi suicidas. Pese a las muchas promesas del ministro Grande Marlaska, lo cierto es que ni los medios disponibles ni las plantillas resultan suficientes para atender un problema de seguridad que afecta de forma muy seria a los ciudadanos de la desembocadura del Guadalquivir”, ha explicado Valiño. “Da la impresión, cada vez más, de que los guardias civiles estamos abandonados a nuestra suerte en la tarea de mantener la seguridad con medios más escasos y con una creciente falta de interés por parte de los responsables del Ministerio”, ha añadido.