El correcto enfoque hacia el camino de salida de los problemas es totalmente diferente en cada tipología, así como personalizado cuando es tratado por profesionales
No siempre la relación paterno-filial es tan sencilla como estamos acostumbrados a leer en las novelas, en los periódicos o en películas que tiñen de idílicas realidades con las que es difícil lidiar desde las dos perspectivas. Uno de los puntos de conflicto más habituales son las adicciones, problemas que identificados, con voluntad y con el tratamiento por parte de profesionales tienen vías de solución, pero que deben implicar en ese proceso y esa combinación.
Un centro de rehabilitación para adolescentes debe romper en primer lugar todos los tabúes y cualquier tipo de complejo sobre el hecho de acudir y reconocer la necesidad de ayuda. Resulta en sí un acto de valentía y un primer paso previo fundamental en todo el proceso, antes de abrazar las manos de los profesionales llamados a ayudarnos.
En algunos casos esas adicciones corresponden a problemas que nosotros mismos no identificamos como tales, o que la propia sociedad es complaciente o condescendiente con las mismas. Tampoco ayudan los inputs que muchas veces recibimos ya sea a través de redes sociales o series y películas que coronan e idealizan comportamientos que incitan y agudizan esas adicciones. Sin embargo, es muy específica la forma en que ello debe transmitirse y cómo debemos concienciar sobre la realidad.
Una de las claves para que el tratamiento funcione a través de los profesionales es concienciarnos de que cada individuo y la historia detrás de esa adicción son únicos, y solamente enfocando la problemática como tal es posible llegar a la solución. El enfoque personalizadose basa en la comprensión profunda de las necesidades, experiencias y desafíos específicos, a través de evaluaciones detalladas y con un plan de tratamiento que aborda los aspectos físicos y emocionales de la adicción. La mejor decisión para luchar contra una adicción es ponerse en manos de profesionales, así como hacerlo por un ser querido.
Están en la mente de todos nosotros los casos más habituales con los que nos cruzamos en el día a día y, en mayor o menor medida a nuestra cabeza se viene algún conocido o allegado que ha coqueteado peligrosamente con alguna de ellas. Sabemos, aunque luego podamos caer, de los peligros del alcohol, la cocaína el juego o incluso el sexo como obsesiones irrenunciables. Sin embargo, cada una de ellas tiene una terapia específica, diferente y adaptada. El camino de salida jamás será el mismo o común a todas ellas.