Analista
Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y con un golpe de efecto, anunciará el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cuál Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio de Sumar y de Podemos, contando con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.
Dicho arrojo político no se entendería sin recurrir al síndrome de Pontius, citado en 1820 por el psicólogo estadounidense Charles Graham Pontius y consiste en «una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada».
¿Es Sánchez un emócrata?
Según la RAE, Emocracia es «una creación neológica con la que se expresa la idea de que gobiernan las emociones» y a los agitadores de emociones se les llama «emócratas».Según Fernando Pessoa, «las sociedades están dirigidas por agitadores de sentimientos, no por agitadores de ideas», de lo que sería paradigma el triunfo de los partidarios del Brexit quienes apelando a la fibra sentimental de la ciudadanía británica, consiguieron la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Entre los emócratas descollarían Trump y Milei, grupo selecto al que se habria incorporado recientemente Pedro Sanchez, inmerso en la cruzada por «la regeneración democrática»y se caracterizan por utilizar mensajes directos, cortos y superficiales , «destinados no a la esfera racional del individuo multidimensional sino a la fibra emocional del individuo unidimensional».
Así, la propaganda electoral del emócrata está dirigida «no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta».
¿Elecciones anticipadas en otoño?
Pedro Sánchez habría tomado buena nota de la decisión adoptada por su correligionario portugués, Mario Casas quien tras perder el apoyo de los grupos de izquierda para la aprobación de los Presupuestos, optó por convocar Elecciones en las que logró una mayoría absoluta que le permitirá gobernar en solitario.
Así, tras la victoria del PP en las recientes Elecciones Europeas, Sánchez habría revisado su anterior estrategia para incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente en el «uso de comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores posibilidades de adaptación en función de una situación concreta», (adelanto de las Elecciones al próximo otoño).
Asimismo, la inteligencia mediática se distingue por una extraordinaria capacidad para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato (Formación de un Gobierno Monocolor Socialista ).
¿Busca Sánchez aglutinar el voto zurdo?
Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y con un golpe de efecto, anunciará presumiblemente el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio tanto de Sumar como de Podemos y con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.
Bajo el lema «La democracia está en peligro», Sánchez asumirá el rol de garante de las libertades democráticas frente a la implementación de una democracia no liberal defendida por dirigentes del PP como Ayuso y Vox, que implicará la previsible derogación o modificación de las Leyes del Aborto, Eutanasia y Matrimonio igualitario. Igualmente, utilizará el lema de la «defensa del Estado asistencial» frente al » paraíso neoliberal de Ayuso» defendido por PP y Vox y que defienden la privatización de la sanidad, la educación y las pensiones así como la reducción del SMI y de los subsidios de paro, jubilación y viudedad.
En suma, Pedro Sánchez, impulsado una vez más por el citado Síndrome de Pontius, habría aceptado el reto de ser el último muro de contención ante el tsunami derechista que se avecina y para lo que se antoja imprescindible la movilización masiva del voto zurdo.