Mª Esther del Alcázar i Fabregat
La participación no ha alcanzado el 50%. Y el plebiscito planteado por el PP, donde esperaba «rentabilizar» la amnistía, el caso Koldo y el de la compañera de Sánchez, no le ha salido como quería. Gana la derecha, sí, pero el PSOE resiste y no es el resultado abrumador que esperaba Feijoo.
El PP crece 2M de votos respecto al 2019, pero, como en todas las últimas elecciones, es porque absorbe los votos de C’s que tenía 2,7M y sólo recibe ahora 120.000. El otro medio millón va a la extrema derecha en cualquiera de las dos variantes. El PP se impone en todas partes excepto en Catalunya y Navarra, donde lo hace el PSOE, y en Euskadi, donde lo hace Ahora Repúblicas, con Bildu.
La abstención ha golpeado a la izquierda en forma contundente. El PSOE pierde 1M de votos y entre Sumar y Podemos otro millón. Y como siempre, donde más se castiga es en quienes más expectativas habían generado, las alas izquierdas de los gobiernos. Sumar es la gran derrotada, y en su interior, IU, por primera vez, no obtiene ningún diputado –de los 9 a 1994, a los 2 como IU aún sola en 2004, después siempre dentro de otras formaciones,… hasta ahora que queda a 0-. La crisis golpea directamente a Yolanda Díaz, que se marcha a medias, pero acusa el golpe. Veremos cómo termina. La CRT obtiene 5.572 votos.
Vox gana unos 250.000 de los cuales, probablemente buena parte, sino todos, vienen de los restos de C’s, pero retrocede en porcentaje de las últimas generales con la irrupción de Alvise. De conjunto la extrema derecha saca de más los 800.000 que obtiene el nuevo SALF de Alvise (4,59%) con 3 diputados (como Ahora República y Sumar). Viene de Vox, después de pasar por C’s. Es de la nueva hornada de ultraderecha que bebe de los Trump o Milei, sin hacer ni un acto, ha obtenido los votos de las redes, donde ha cultivado las fake news, tiene juicios pendientes por noticias falsas y calumnias, y descaradamente dice que quiere ser diputado para que con la inmunidad pueda ahorrarse en abogados… sería la ola de extrema derecha que en las redes se contrapone a la progre y feminista que califican de ser woke. Abiertamente machista, racista, españolista, antiecologista, antipartidos, negacionista de la pandemia y difusor de teorías de las conspiraciones,… Sin necesidad de programa, éste acaba en sus tuits e intervenciones contra la corrupción y hablando de repartir su sueldo de diputado entre quienes reciben sus newsletters. Sus votantes son varones jóvenes. Sacaron los mayores porcentajes en Andalucía 6,2%, y también por encima de la media estatal en Toledo, Madrid, Zaragoza, Albacete, Guadalajara y Cantabria. En Catalunya saca un 2,81% y en Euskadi 1,72%.
No queremos terminar este espacio sobre la ultraderecha sin hacer referencia a la formación rojiparda -–ultraderecha que se envuelve con discursos aparentemente de izquierdas- del Frente Obrero que ha hecho una brutal campaña criminalizando la inmigración. La completa definiéndose como “un movimiento patriota y revolucionario, que lucha por y para los trabajadores, por y para España.” No saca diputados ya que se queda en 66.000 votos, pero crece, y a diferencia de otras formaciones, éstos militan y pisan la calle, haciéndolos eventualmente mucho más peligrosos.
En Euskadi, EH Bildu, integrado en la coalición Ara Repúbliques ha ganado con el 26,4 % de los votos (+ 4,23 puntos respecto a 2019), seguido del PSOE, y dejando al PNV, integrado en la coalición CEUS, en tercer lugar, después de perder 11,52 puntos. EH Bildu queda también como tercera fuerza en Navarra, detrás de PSOE y PP, dejando a Geroa Bai -donde está el PNV- en el último lugar.
En Galiza, El PP ganó con el 43,62% de los votos (50% abstención), uno de los mejores resultados a nivel estatal. El segundo lugar fue para el PSOE, con el BNG relegado a tercera posición con el 16% de los votos. Su coalición con ERC y Bildu ha sumado tres escaños, uno más que hace cinco años, lo que permite al BNG tener una eurodiputada toda la legislatura. Pero tras las elecciones autonómicas de febrero, en las que el BNG alcanzó el 31,5% de los votos, ahora el porcentaje se ha quedado en casi la mitad. Como Junts, lo justifican por la campaña tan polarizada entre el PP y el PSOE que restó protagonismo a las opciones nacionales. Sin embargo, creció en algo más de cuatro puntos en comparación con los comicios europeos del 2019.
En Catalunya, la abstención ha sido mayor que la media del estado, llegando al 57%, ya que a los motivos generales se suma la abstención independentista convertida en un fenómeno estructural. Arrasa el PSC, pero sobre estos votantes que no llegan ni a la mitad de los electores: ha crecido en todas las poblaciones, y se ha hecho fuerte en las zonas industriales y la costa. Junts pierde un 37% y ERC un 30%: 1 de cada 3 en todo el territorio. Entre ambos pierden casi 1M de votos. En su pugna particular, Junts saca 100.000 más que ERC y gana en Girona.
También el PP ha aumentado en todas las localidades, como Vox que lo hace fuertemente en Tarragona.
Es el único lugar en el que Podemos gana a Sumar, y hay que tener en cuenta que aquí era Comuns-Sumar, que se llevan un fuerte batacazo. Es significativo lo que ocurre en la ciudad de Barcelona, recientemente gobernada por Ada Colau, donde el PSC gana en 66 barrios, con un 30% del voto global. La segunda fuerza, es Junts (15,84%), seguido de PP (15,81%, manteniendo Les Corts y Sarrià-St. Gervasi que le había quitado a Junts en las autonómicas), Ara Repúbliques-ERC (13,84 %); Podemos (6,69%); y Sumar allí donde ha gobernado Comuns (6,23%)!!