De la sostenibilidad y la responsabilidad social de la Iglesia. Vidas. Por Miguel Abreu

por Miguel Abreu

Una población que envejece de forma acelerada, una inmigración cada vez más presente y necesaria para hacer frente al envejecimiento de la población activa y a la salida de los que aún se encuentran en edad de trabajar. Inmigrantes que traen consigo profundas huellas de sus culturas y modos de vida. Ciudades saturadas y un interior cada vez más despoblado y abandonado, dando lugar al desierto. Nuevos desafíos para las civilizaciones y para la Iglesia.

En lo que concierne a la Iglesia, es fundamental que mire, ya hoy, para estas realidades. Una pastoral del presente, que responda a los desafíos del cotidiano marcado por rápidos y profundos cambios, es necesaria. No se trata de cambiar, sino de hacer aún mejor lo que la Iglesia ya hace desde hace más de 2000 años: ser presencia viva de un Jesús que atravesó mares y desiertos para abrazar a los más frágiles. Frágil, que es cada uno de nosotros, en la vivencia de su condición humana como un ser único, irrepetible, limitado y finito.

Pastoral de la Inmigración o de la Acogida

Tal vez sea el momento de pensar en una Pastoral de la Inmigración o de la Acogida: invitar a inmigrantes a formar parte de los grupos parroquiales, sobre todo del Consejo Pastoral; acercar culturas y modos de vida distintos, para ayudar a disipar temores y fomentar lazos.

Pastoral de la Senioridad o del Encuentro

Pensar en una Pastoral de la Senioridad o del Encuentro: preparar el envejecimiento de la persona que vive más tiempo, pero que, frente a los diversos constrangimientos de la vida, necesita cuidados más temprano – los pre-seniores; ayudar a combatir la soledad de vidas que cada vez terminan más solas; acompañar los corazones dolidos y ayudar a hacer camino hasta el (re)encuentro.

Pastoral de la Vida o del Afecto

Pensar en una Pastoral de la Vida o del Afecto: simplemente escuchar, para ayudar en el tiempo del luto, un tiempo donde no hay tiempo y el espacio se prolonga hasta la eternidad.

Pastoral del Desierto o del Origen

Pensar en una Pastoral del Desierto o del Origen: estar más cerca de las personas que viven en lugares con baja, o muy baja densidad poblacional; no abandonar los lugares donde el número de personas es muy bajo, como hace el Estado, como hacen los organismos públicos y las organizaciones privadas; ser el cuidador de la sostenibilidad, en lo que se refiere a su término más amplio y profundo.

Este, como todos los otros, es el tiempo perfecto para discernir, decidir y actuar. Perfecto, porque también es el tiempo de Dios, y es un tiempo para todos y de todos – creyentes y no creyentes. Es tiempo de ir. Son vidas, sin dónde reclinar la cabeza, en busca de un Cielo.

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