Impresionante y asombroso horror

por Iñaki Anasagasti

Edgar Benarroch.

El señor Nicolás Maduro dijo en La Vega (Caracas) y repitió en Barquisimeto “Que si no gana la elección vendrá una guerra civil y un baño de sangre y que el 28 de este mes se decide entre la paz y la guerra”. Si a algún Presidente de la democracia se le hubiera ocurrido semejante y tamaña declaración bárbara y grosera, con seguridad enseguida se hubiera abierto un juicio de interdicción, que es un proceso civil orientado a declarar que determinada persona no cuenta con las capacidades intelectuales, mentales y de voluntad para seguir en su ejercicio. Pero en la muy lamentable situación que nos encontramos, todas las ramas y órganos del Poder Público Nacional, en manos de Miraflores, forman una insólita masa amalgamada por la complicidad donde todos se revuelcan en errores, saqueos y atropellos que son tapados y hasta aplaudidos.

Interpreto esta declaración de Maduro como una grosera y bestial amenaza al país, además de ser una confesión de derrota, como un intento desesperado por cambiar lo que no puede: la derrota estruendosa y abrumadora que le viene este próximo domingo 28. La inminente derrota, que será histórica, que tiene entre pecho y espalda, le quemó las pocas neuronas sanas y lo llevó a cometer tan impresionantes y asombrosas declaraciones y anunciar guerra y sangre.

No habrá ni guerra ni sangre, lo que sí habrá será una inmensa alegría popular porque al fin salimos de este régimen totalitario que tanto daño nos ha causado a todos y que nunca ha debido dirigir nuestra República.

Le repetimos al señor Maduro que “tenga cuidado con una vaina” porque se encontrará a todo el pueblo unido en todas las calles del país defendiendo su victoria y triunfo y un pueblo enardecido, cansado de tanta indignidad, obstinado por el malestar y la infelicidad, no lo paran amenazas sean del calibre que sean. El cansancio y soporte de estos espantosos últimos 25 años de desgobierno, llevó al pueblo a la sobre saturación, al resteo, al borde de la explosión anímica para salir por siempre de la crisis más horrenda en nuestra historia republicana.

No nos amenace señor Maduro, porque no somos amenazables y jamás sucumbiremos ante ella, al contrario nos anima con mucho más brío y espíritu para intensificar la lucha para salir del horror donde nos tienen y empezar a superar la profunda crisis e iniciar la construcción del país que deseamos y quien garantiza eso es Edmundo González que nos lo presentó la Divina Providencia que continúa acompañándonos.

El país cambió y con él la inmensa mayoría de los integrantes de la Fuerza Armada, se acabó lo de rodillas en tierra, socialismo o muerte y con hambre me resteo y usted, Maduro, perdió la totalidad del pueblo. Si se le ocurre la diabólica idea de desconocer los resultados electorales, quedará desnudo en la calle como un fantasma impenitente.

Desde lo más hondo del alma del pueblo venezolano sale el grito de LIBERTAD. Como dice nuestro candidato, seguro inmediato Presidente de la República, Edmundo González, “se van porque se van” y la salida para siempre se inicia este domingo 28 cuando entonaremos las gloriosas notas de nuestro himno nacional cargadas de alegría, esperanza y optimismo.

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