Celebración del 90 cumpleaños de Miguel Soto, un referente de la emigración española en Suiza

por Alejandra Plaza

AlejandraPlaza.Zúrich. En el restaurante Sabor de Schlieren, Suiza, se vivió una jornada cargada de emociones y recuerdos entrañables en la celebración del 90 cumpleaños de Miguel Soto. Rodeado de su maravillosa familia, este carismático hombre, conocido por su incansable labor en defensa de los derechos de los migrantes españoles en Suiza, compartió con todos los presentes un recorrido por su vida llena de adversidades, logros y un profundo compromiso con la justicia social.

Miguel Soto nació un martes por la mañana en 1934, en la casa de sus padres en Badalona, en tiempos de la Segunda República Española. Su infancia estuvo profundamente marcada por la Guerra Civil Española y sus devastadoras consecuencias. Con tan solo cuatro años y medio, comenzó su primer exilio junto a su madre Ramona y su hermana Lucía, huyendo de la represión franquista hacia Francia. La travesía fue dura: recorrieron 200 km hacia la frontera en un crudo invierno, sorteando bombardeos y caminando largas distancias, hasta acabar en campos de concentración franceses.

La familia pasó alrededor de un año en diversos campos de refugiados en Francia, enfrentando la miseria y la incertidumbre. Con la invasión alemana de 1940, les ofrecieron la opción de regresar a España o embarcar hacia México. Ramona decidió regresar a España, donde las condiciones seguían siendo durísimas: su padre estaba preso en Valencia y la familia vivió con su abuela Lucía en condiciones muy precarias. Miguel recuerda cómo, tras años de separación, su padre fue liberado y se reencontraron en circunstancias difíciles que él, siendo solo un niño, no pudo comprender del todo.Durante su juventud, Miguel se involucró activamente en movimientos sociales y sindicales, a pesar de las restricciones impuestas por el régimen franquista. Formó parte de la Juventud Obrera Católica (JOC), una organización progresista que luchaba por la justicia social y los derechos de los trabajadores, y que el régimen intentó sofocar constantemente.La experiencia sindical de Miguel culminó cuando, en su último trabajo en una fundición en España, lideró una iniciativa para redistribuir los premios de productividad entre todos los trabajadores. Este acto de solidaridad y desafío no fue bien visto por la empresa, que lo despidió. Este despido se convirtió en el catalizador para su migración a Suiza, en los años sesenta, en busca de mejores oportunidades.

En 1960, Miguel llegó a Zúrich y rápidamente se convirtió en un líder entre la comunidad de emigrantes españoles. En noviembre de 1960, fundó la Casa de España en Zúrich, la primera asociación de migrantes en la ciudad, con el objetivo de crear un espacio de apoyo y defensa para los trabajadores españoles. A lo largo de los años, su compromiso no disminuyó; participó en la fundación de diversas asociaciones y comisiones en defensa de los derechos culturales y sociales de los migrantes. Desde la UGT en Zúrich hasta la creación del Ateneo Popular de Zúrich, Miguel ha sido un referente en la lucha por los derechos de los migrantes. A lo largo de 64 años, ha formado parte de comisiones nacionales, cantonales y ciudadanas, siempre buscando mejorar las condiciones de vida y promover la integración cultural de los españoles en Suiza. Su labor en el Comité de ayuda a los presos políticos españoles y su trabajo en la fundación de la Comisión Cultural del Consulado de España en 1998 son solo algunas de las numerosas iniciativas que lideró.

Un legado de inspiración

La celebración del 90 cumpleaños de Miguel Soto no solo fue una fiesta, sino un homenaje a un hombre cuya vida es un ejemplo de perseverancia, lucha y compromiso con la comunidad. Su historia es la de miles de emigrantes que, como él, dejaron su tierra en busca de un futuro mejor, sin olvidar nunca sus raíces ni la responsabilidad de luchar por un mundo más justo.

Miguel continúa activo en la comunidad, siendo una figura fundamental en el Ateneo Popular de Zúrich, donde sigue promoviendo actividades culturales y eventos informativos que fortalecen el tejido social de los migrantes. A sus 90 años, su espíritu sigue siendo tan combativo y solidario como en sus días de juventud, demostrando que la edad no es un límite cuando se trata de defender los valores y la dignidad de las personas.

Rodeado de su familia y amigos, Miguel Soto nos mostró que cumplir 90 años no es solo un hito personal, sino el testimonio de una vida dedicada al servicio de los demás. Una vida que ha dejado huella en la historia de la emigración española en Suiza y que seguirá inspirando a futuras generaciones. ¡Feliz cumpleaños, Miguel

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