Augusto César Lendoiro
Era muy importante que el Deportivo le ganase al Racing, y le ganó. El buen juego en esta ocasión, contaba muy poco, porque las circunstancias hacían que fuese un partido especial.
Llegábamos con cero puntos, tras dos derrotas injustas, pero derrotas al fin y al cabo; había finalizado un mercado, del que la afición esperaba más; nos enfrentábamos a un derby provincial y después nos esperaba una doble salida a Granada y Córdoba.
Y vaya si todo eso se notó. Imanol Idiaquez, quizás ya presionado por el entorno, sufrió el conocido como ‘ataque de entrenador’. Sorprendió, a propios y extraños, con una ofensiva alineación revolucionaria. Numerosos hombres de ataque, pero con la carencia de un verdadero hombre gol que, por desgracia, Fernando Soriano no le trajo.
Con tantos cambios de posición -es posible que para que pudiesen jugar ‘los cuatro magníficos’- el equipo se embarulló en la línea de creación y en la delantera perdió a su otro gran puñal. Lucas y Soriano se estorbaban mutuamente, mientras que Mella de defensa hacía que estuviese muy tranquila la zaga ferrolana.
Seguro que Cristóbal Parralo respiro al observar que su lateral no iba a tenerse que ver sometido a los constantes uno contra uno de Mella. Un Mella que cumple de maravilla en cualquier puesto, pero que donde hace mucho daño es en el extremo.
No cometamos el mismo error que con Soriano y Lucas en la media punta. No perdamos ni a Mella ni a Yeremay en sus verdaderos demarcaciones. Volverían locos a los rivales si, de vez en cuando, intercambiasen sus posiciones.
Uno hace mejor al otro, porque son complementarios. Ambos pueden jugar en los dos extremos y tienen gol. A la velocidad de Mella, no exenta de calidad, se une la calidad de Teremay, no exenta de velocidad. Conseguir que la pareja funcione a pleno rendimiento sería la bomba.
Nunca debemos olvidar que Mella es extremo izquierdo. Que se le haya ‘obligado’ a cambiar a la derecha es una exigencia de un guión que apunta a Yeremay como el actor principal. Yo creo que el papel de protagonista lo deben compartir, porque son de las mejores bandas de Segunda. Aprovechémoslo.
Lástima de un delantero de ese nivel que nos ‘garantizase’ quince goles. Cuesta creer que no haya llegado, cuando se nos asegura que se ha dejado en el banco un 20% del límite salarial. Esos casi dos millones de euros nos acercarían sin duda a los puestos de ascenso .
A primera vista diríamos que Fernando Soriano se ha inclinado por la cantidad. Se sumó un nuevo once al del ascenso: Helton, Petxarromán, Mfulu, Obrador, Escudero, Patiño -menuda presión se le ha metido al chaval- Chacón, Gauto, Soriano, Cristian Herrera y Bouldini.
Extraña que solo uno de los diez nuevos, el portero Helton (Soriano ya era nuestro) haya reforzado el once del ascenso. Se trata de la prueba inequívoca de que en Primera Federación se contaba con un equipo de lujo y de que algunos de los fichajes del verano generan dudas, incluso a Idiaquez.
Es necesario aguardar, al menos un mes, para valorar la plantilla que tenemos de momento. Y digo de momento porque se intuyen más movimientos. No es normal utilizar dos fichas del Fabril, (Obrador y Patiño) cuando existen en el Depor dorsales libres. Parece que se tiene ‘in mente’ incorporar algún jugador que esté en paro. Una buena idea si aparece un mirlo blanco que ilusione a la afición.
Lo que sí se confirma es que de “plantilla corta y cantera”, nada de nada. Tendremos un mínimo de 25 jugadores y no se espera la irrupción de nuevos canteranos.
Una plantilla que parece no ilusionar en demasía a una parte significativa de la afición, hasta el punto que marca el objetivo del año en no pasar apuros. Ese no es el Depor ambicioso del que nos habla la historia y que yo demando. No fijar como objetivo luchar por los puestos de honor sería un golpe muy duro que no merecemos. Somos el Depor. .
El pasado domingo, con una revolucionaria alineación se consiguió la primera victoria, pero ese camino puede ser muy engañoso. Entiendo que Idiaquez debe colocar a cada jugador en el lugar que él entienda que le rinde más. Si para ello tiene que tomar decisiones drásticas, las tendrá que tomar. Es la carga del cargo de cualquier entrenador que se precie.