La asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (JUCIL) lamenta el trágico incidente de esta madrugada en el río Guadalquivir, en el que un tripulante de una narcolancha falleció tras colisionar esta embarcación con la patrullera Río Irati de la Guardia Civil. El suceso, que tuvo lugar cerca de Bajo de Guía, en Sanlúcar de Barrameda, ha dejado también a dos guardias civiles heridos y ha puesto de nuevo en evidencia la violencia brutal con la que actúan las mafias del narcotráfico en la zona.
Pese a que los miembros de la Guardia Civil atendieron de inmediato al ocupante herido de la narcolancha, no pudieron trasladarlo debido a los graves daños que sufrió la patrullera, la cual quedó fuera de servicio por una vía de agua. «Nuestros compañeros hicieron todo lo posible, pero la situación era extrema. La embarcación no estaba en condiciones operativas para ayudar, y tuvieron que esperar la llegada de refuerzos», explica Agustín Leal, secretario de Comunicación de JUCIL.
Sin patrulleras operativas en la lucha contra el narcotráfico en Cádiz
JUCIL destaca que la colisión que ha tenido lugar esta madrugada, durante el intento de detención e identificación de cuatro narcolanchas que entraban en el Guadalquivir y que ha dejado a la patrullera Río Irati sin operatividad, es un ejemplo más de la situación crítica que enfrentan los guardias civiles que están destinados en Cádiz y el Campo de Gibraltar. «Con la pérdida de esta embarcación, la Guardia Civil se queda por el momento sin patrulleras operativas en la Comandancia de Cádiz para combatir el narcotráfico. A esto hay que sumarle que nuestros compañeros están sometidos a un estrés brutal y a un riesgo constante de violencia que ya no es aceptable», indica Leal.
Leal ha transmitido el profundo cansancio que sienten los guardias civiles que participan en estas operaciones contra el narcotráfico, muchos de ellos afiliados a JUCIL. «Nuestros compañeros están realmente agotados, no solo por el peligro al que se enfrentan en cada intervención, sino también por la falta de recursos y de apoyo suficiente. Tras hablar con muchos de ellos, varios me han confesado que necesitan tomarse unos días para decidir si pueden continuar en estas condiciones, porque lo que pasa en Cádiz es muy, muy duro, tanto para ellos como para sus familias.»
«Cada operación supone una escalada de violencia»
El secretario de comunicación de JUCIL subraya además que la creciente agresividad de las mafias del narcotráfico en la zona está erosionando el principio de autoridad. «Cada operación supone una escalada en la violencia. La Guardia Civil no puede seguir enfrentándose a mafias armadas y peligrosas sin los medios adecuados. No es solo una cuestión de recursos, sino de voluntad política para defender el orden y la seguridad en nuestras fronteras».
JUCIL, que adelanta que defenderá en los tribunales los intereses de los guardias civiles que han resultado heridos en este incidente, exige a la Administración que se actúe de forma inmediata y que se dote a los agentes de todos y los más modernos y contundentes medios necesarios para llevar a cabo su misión de manera segura y efectiva.