Trump adelgaza la Administración. Por James Nava

Hay que reconocer que al presidente Trump le está saliendo todo bien en este segundo mandato presidencial. Hasta un contratiempo serio como es el cierre del gobierno por parte de los demócratas, le proporciona una oportunidad de oro para eliminar miles de empleos federales que han hinchado la Administración durante las presidencias de Obama y Biden. Así, el «cierre de Chuck Schumer», como ya se le conoce, podría convertirse en el mecanismo perfecto para drenar el pantano de corrupción gubernamental y recortar gasto innecesario. No olvidemos que el 25% de todos los empleos creados durante el régimen de Biden fueron públicos. Una salvajada que ahora Trump podría eliminar gracias a este cierre. 

De momento, el presidente Trump está utilizando este tema para amenazar con despidos significativos de empleados federales a menos que las conversaciones para poner fin al «cierre de Schumer» muestren algún progreso. Trump y su equipo han promovido la reducción de personal en las agencias federales durante la campaña electoral y desde que se inició este segundo mandato. De hecho, sólo ocho días después de la investidura del presidente, la Oficina de Administración de Personal envió un correo electrónico invitando a casi toda la plantilla federal a renunciar. Hasta ahora, unos 150.000 empleados federales han aprovechado esta oferta para marcharse y la mayoría de ellos dejará sus puestos en las próximas semanas. Además, otros 4.200 empleados ya han recibido notificación de despido en esta nueva fase en los departamentos del Tesoro, Salud, Comercio, Educación y Seguridad Nacional.

Estos despidos duelen mucho al Partido Demócrata porque la mayoría son empleados que han colocado ellos durante años y son una herramienta perfecta para controlar el gobierno de forma remota cuando no están en el poder. Cualquier reducción de la plantilla gubernamental les provoca urticaria y sudores fríos, se ponen malísimos y les dan ataques de pánico. Para ellos, cada empleado federal enchufado es un valioso recurso, les importa más incluso que la deuda se descontrole o el país se hunda por sus políticas desastrosas. Las cifras avalan esto que les cuento. EE. UU gastaba a una tasa anualizada de menos de 5 billones de dólares al año cuando se desató el COVID; esa cifra se disparó casi de la noche a la mañana a más de 7 billones de dólares, y nunca hemos vuelto atrás. Para el gobierno de Trump estos niveles actuales de gasto son claramente insostenibles, y alcanzan cotas históricamente sólo vistas durante guerras o emergencias nacionales. A pesar de ello, los burócratas y funcionarios demócratas se empeñan en mantenerlos para asegurar sus chiringuitos y sus empleos. 

Hasta ahora porque el presidente Trump ha dicho basta y está corrigiendo el problema de forma astuta y eficaz. Algo que también fastidia mucho a la izquierda demócrata. Por fin tenemos una Administración y un presidente totalmente comprometidos con restaurar la cordura fiscal del gobierno y hacer lo correcto para el contribuyente estadounidense, que es quien paga la fiesta, por así decirlo. Todos sabemos que el gasto público es popular y políticamente atractivo, por eso los demócratas izquierdistas jamás afrontan la reducción de gastos. Desde que juró el cargo, el presidente Trump ha intentado reducir el despilfarro y el fraude, estimados por la propia Oficina de Responsabilidad General (GAO) del ex presidente Joe Biden en un total de entre 233.000 y 521.000 millones de dólares anuales. 

Los tiempos de los gastos descontrolados tocan a su fin. Los contribuyentes ya no se dejan engañar. Trump ha abierto los ojos a todos. Una encuesta realizada por el CATO Institute el pasado abril mostró que el público cree que el gobierno «desperdicia 59 centavos de cada dólar que gasta». Esto es una acusación grave y explica por qué el 89% de los encuestados se mostró a favor de auditar todo el gasto público para erradicar el despilfarro y el fraude. Además, un estudio de CATO Institute concluyó que «los estadounidenses recortarían el 40% en general».

De modo que las intenciones de reducir los empleados federales se alinean con los deseos de los ciudadanos. En los meses que llevamos de 2025, la Administración Trump ya intentó reformar el gobierno a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental, algo que se topó con una resistencia histérica por parte de los demócratas. El recorte del gasto federal fue notable, pero gran parte del mismo, como el aumento de las tasas de interés o la Seguridad Social, está fuera del alcance de las medidas de DOGE.

En cualquier caso, DOGE sigue trabajando discretamente para eliminar programas que despilfarran el dinero de los impuestos. Hace poco, DOGE anunció que «las agencias rescindieron y desvincularon 94 contratos innecesarios con un valor máximo de 8.500 millones de dólares y un ahorro de 546 millones de dólares, incluyendo un contrato de consultoría del Departamento de Comercio de 533.000 dólares para ‘servicios de apoyo editorial a la División de Recursos Pesqueros…'». En otra publicación, DOGE cita la rescisión de 55 contratos innecesarios… [con un coste de cientos de millones de dólares], incluyendo un contrato de educación y formación del HHS de 163.000 dólares para «proporcionar información sobre los 7 hábitos de la gente altamente efectiva…».

Si bien los medios aliados de los demócratas han intentado desacreditar el trabajo de DOGE, los hechos prueban lo éxitos alcanzados. Ahora, con el cierre del gobierno forzado por los demócratas, Trump puede afrontar el problema con un enfoque que abarca a todo el gobierno y eliminar más empleos gubernamentales. En la citada encuesta de CATO Institute, más de la mitad pensaba que el gobierno empleaba a demasiada gente; el 62% apoyaría recortar la plantilla federal. Coincido en ello. Trump también. Por eso tenemos en el objetivo a las 441 agencias federales que figuran en el Registro Federal, muchas de las cuales el público desconoce, para empezar a meter la tijera del sentido común. Tenemos cientos de actividades y de empleados del gobierno que no son esenciales ni necesarios, por decirlo suavemente. 

Actualmente, tenemos un gobierno federal que se ha convertido en una enorme mezcla de agencias y oficinas de intereses especiales promovidas por políticos. El presidente Trump está poniendo orden en el país y este cierre de gobierno le brinda la oportunidad de seguir haciéndolo también en la Administración. Mientras los demócratas se empeñan en el cierre e impulsan la expansión de beneficios para inmigrantes ilegales, Trump está protegiendo y garantizando el salario de las tropas, los programas alimentarios de mujeres y niños, y recorta el exceso de burócratas. 

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