Carlos Campoy y su guitarra a conquistar el Tour Music Fest. Por Jesús Suárez

por Jesús Suárez

@jsuarez02111977

A ver, dejarme contaros algo sobre Carlos Campoy. No es el típico guitarrista que va buscando palmaditas en la espalda, ni el que hace cualquier cosa por un puñado de likes en Instagram. No. Carlos es de los que sube al escenario con la seriedad y respeto de alguien que entiende lo que es entregarse a fondo. No se sube ahí para cumplir con el show ni para coleccionar aplausos. Él toca porque lleva la música en la sangre, porque cada riff es una declaración de intenciones, porque en un mundo lleno de ruido y egos inflados, Carlos tiene el coraje de ser auténtico. Y creerme, esa autenticidad es un lujo que se ve poco hoy en día.

La pasión y el talento de Carlos lo han llevado hasta la final del Tour Music Fest 2024, donde competirá en San Marino representando a España, nada menos que entre los mejores músicos de toda Europa. Sí, señores, ahí estará, defendiendo su arte en un escenario internacional. Y no crean que está allí por una racha de suerte; esta oportunidad se la ha ganado a pulso. No es casualidad. Son años de trabajo, de manos endurecidas por las cuerdas, de noches en vela ensayando cuando ya no queda nadie más, solo él y su guitarra. Porque para llegar hasta aquí, hay que tener una tenacidad que muchos no entienden, y un amor por la música que pocos llegan a sentir. Esa pasión es parte de la madera con la que está hecho Carlos.

Pero su talento no solo lo llevará a San Marino. En 2025, tendré la inmensa fortuna de que forme parte del próximo disco deMar de Fondo como guitarra solista. Verlo aportar su estilo, su sensibilidad, y esa fuerza musical tan única al proyecto, es para mí un auténtico privilegio. Tener a Carlos como compañero en este disco no es una cuestión de colaboración. Es la certeza de que cada nota que toque llevará algo de su alma y algo de lo que lo hace tan diferente. Los que hemos visto cómo se apaga el mundo cuando se apagan las luces y él empieza a tocar, sabemos lo que significa. Es una experiencia que llega al hueso. Y pensar que todo eso formará parte de lo que volveremos a crear de nuevo en Mar de Fondo es, en sí mismo, una victoria.

Porque lo que más fascina de Campoy no es solo cómo toca, sino cómo vive la música. Él no necesita palabras grandilocuentes ni espectáculos para hacerse notar. Este chaval es pura entrega. Es de esos que no se conforman con quedarse en la superficie: cada solo, cada riff, es una historia, una vivencia. Carlos es de los pocos músicos que, al tocar, te cuenta algo auténtico. Su guitarra habla, y lo que dice no es solo la canción, es el sentido de cada experiencia que carga consigo. Escucharlo es entender que su lugar natural está sobre el escenario y que no necesita más que eso para ser feliz.

Y ahí está el detalle. Porque lo más sorprendente de todo es que, a pesar de su talento, sigue siendo un tipo humilde. No va por la vida buscando reconocimiento ni gloria fácil. Para él, el éxito ya está en cada día de trabajo, en cada momento en el que sube al escenario con sus amigos y se entrega a su guitarra como si fuera la última vez. No ha perdido ni una pizca de sencillez, sigue siendo el amigo con el que puedes contar, el músico que nunca deja de dar lo mejor. En un mundo donde muchos están dispuestos a hacer cualquier cosa por figurar, él valora más la sinceridad de su arte que el ruido de los reflectores.

Así que, ¿la final en San Marino es un logro? Claro que sí. Pero lo importante, el verdadero triunfo, es verlo llegar hasta aquí sin traicionarse, con la misma pasión y honestidad que lo han definido desde el primer dia. Y para quienes tenemos el placer de compartir el escenario y la música con él, este exito es un regalo. Estar al lado de un tipo que toca con el alma y que mantiene los pies en la tierra es, hoy en día, un privilegio que pocos pueden contar.

Carlos Campoy no es solo un músico más; es un golpe de realidad en un mundo lleno de apariencias. Nos recuerda que la música no se tratasolo de fama y postureo, sino de verdad, de entregarse hasta el fondo y, si hace falta, dejarse la piel en cada riff. Lo suyo no es una carrera al estrellato, es una batalla diaria por hacer lo que ama, sin concesiones ni máscaras.

Así que, sí, allá va, con la humildad y el talento como únicas armas, a conquistar un escenario europeo y, pronto, a dejar su huella en el próximo disco de Mar de Fondo.

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