Más allá de calificativos positivos o negativos respecto a nuestra actividad, la salud económica de nuestro proyecto marca el éxito o el fracaso del mismo, por lo que una optimización de las cuentas, de los cobros y los deudores, nos permitirá no solamente caer en la misma piedra, sino enfatizar con los que cumplen
El mundo contemporáneo se ha objetivado tanto que, buena parte de la valoración que recibe una actividad se rige exclusivamente por conceptos numéricos, ajenos a conceptos como el buen o mal hacer, y elemento para juzgar cualquier tipo de acción, ya sea deportiva, escolar o empresarial remite a una suerte de tabla numérica. Es por ello que, principalmente en el mundo de la empresa, se antoja fundamental y determinante el ser capaz de ejecutar las cuentas por cobrar, ya sea por culpa propia o ajena.
Como quiera que muchas veces el crecimiento de nuestra compañía sobrepasa nuestras propias previsiones, es de humanos dejar atrás la optimización de lo que en realidad resulta la arteria principal y el corazón del negocio: la contabilidad. Automatizar el recaudo de las cuentas por cobrar de la empresa y crear programas que calendaricen el cobro y conciliación es clave para la larga vida de nuestros intereses. Si se alcanzan unos números determinados, será una buena gestión. Por debajo o alejado de objetivos, deficiente, negativa o candidata a extinguirse.
La contabilidad manual es cosa del pasado en las empresas de referencia. Un programa de cobro automatizado es sinónimo de optimizar. Es decir, sacar el mayor partido posible a nuestros recursos: nos ayudará a agrupar las facturas por ciudad, producto y/o tipo de clientes. Además, define las condiciones comerciales de cobro y automatiza los procesos por los cuales se realizará la transacción en función de sus comportamientos de pago. Se trata, en definitiva, de una herramienta que, mediante algoritmos, llega donde a veces nosotros no vemos a simple vista.
Los expertos han analizado muchas veces el comportamiento de una gestión de cobros, y los puntos comunes a los que han llegado pasan por la integración y personalización de la estrategia de cobro y comunicación, además de reducir y optimizar los tiempos. Todo este proceso de optimización nos permitirá evitar futuros problemas como la incertidumbre, la falta de liquidez o la dificultad para efectuar cualquier tipo de pago previsto o imprevisto, teniendo de este modo totalmente controlada la contabilidad y sin tener que depender o esperar por los cobros pendientes.
Conocer quién nos debe y quién nos paga no solamente nos servirá para no tropezar dos veces en la misma piedra, sino a un feedback óptimo con aquellos que cumplen. También nos permite analizar indicadores de resultado e integrar la facturación electrónica con todas las variables en un solo lugar.