Los sofás son el bastión de la comodidad y la tranquilidad en el hogar. En salas, salones o habitaciones, están ahí para poder descansar tras una ajetreada jornada, o para simplemente desconectar un poco mientras comes, cenas o ves la tele. Una pieza indispensable en toda vivienda que no solo se debe aprovechar, también se debe proteger. Porque, si el sofá de tu casa falla, ¿cómo vas a poder aprovechar esos pequeños momentos de desconexión y descanso?
Una de las mejores formas para protegerlos es comprando fundas para sofás. Son ideales para conseguir un muy buen remate a nivel estético, como también para evitar que tus sofás sufran el contacto directo de cualquier objeto o elemento externo. Ahora bien, hay que saber cómo comprarlas, y para ello te traemos estos consejos para escoger la mejor funda para tu sofá.
Cómo escoger una buena funda para tu sofá
Lo primero que debes hacer es preguntarte qué clase de funda quieres. ¿Buscas algo que solo sirva como funda o prefieres que también sea una colcha que pueda usarse en otras cosas? Esta última opción es más versátil, sí, pero también se ajustará peor al sofá. Cuando tengas eso decidido, el siguiente punto es sencillo: elegir la tela adecuada. Aquí hay que pensar en el entorno. ¿Hay niños en casa? ¿Tenéis mascotas? ¿Vives solo? ¿Cuál es el estilo que tienen el sofá o la decoración de casa? Son muchas preguntas, pero también son absolutamente necesarias para tomar la decisión adecuada.
Lo ideal en caso de tener mascotas o niños es que el tejido sea fácil de limpiar, porque habrá manchas inevitables, y también resistente a los arañazos. Lo mejor en este sentido es apostar por el algodón o por el poliéster. Por otra parte, trata de evitar por todos los medios el uso de la seda o el terciopelo, salvo que hablemos de sofás que se utilicen en muy rara ocasión. Son telas que se manchan y arrugan con mucha facilidad y, por extensión, son incompatibles con el uso cotidiano.
Aclarados ambos aspectos, debes elegir las medidas adecuadas tanto en anchura como en altura para que la funda encaje bien con el sofá, independientemente del tipo que sea este. Si es posible, y si quieres que el resultado sea mejor en lo estético, debes intentar que todas las fundas sean iguales y vayan a juego con la línea que estés siguiendo en el salón o en la sala donde esté el sofá en cuestión. De hecho, si tienes sillones y sillas que también necesiten fundas, procura que todo siga el mismo estilo.
Con todo esto aclarado, la guinda es buscar un protector. Es la capa intermedia entre funda y sofá, la última barrera que cualquier posible mancha debería atravesar para llegar al asiento en sí. Lo recomendamos para evitar sorpresas desagradables al retirar las fundas para lavarlas, y es algo que también hay que tener en cuenta para las medidas. Por suerte, la mayoría de diseños de fundas tienen en cuenta esto también, por lo que suelen tener cierto margen para amoldarse sin problemas.