La extendida información que se abre a nuestros pies en un mundo global y moderno nos ayuda a entender mejor lo nocivo y pernicioso de las leyendas urbanas acerca de tratamientos que no solamente nos elevan el autoestima, sino que además llegan para quedarse con nosotros
La edad de oro de la información, al menos en lo que a acceso a los portales de noticias y la ventana a un mundo más allá de los medios tradicionales se refiere, permite que seamos nosotros mismos los que podamos elegir cómo, cuándo y dónde derribar falsos mitos, atacar y cortar de raíz las fake news y, por ende, ser también el sesgo por el que pasan todos los inputs que recibimos enfocados a un determinado asunto. Entre los temas que han sufrido una mayor perversión y han generado una desinformación más injusta está todo lo que tiene que ver con la medicina alternativa y sus aplicaciones beneficiosas para todos y cada uno de los seres humanos.
En ese sentido, sobre el efecto rebote mesoterapia se extiende un desconocimiento generalizado por parte del gran público que corre el efecto de vertir una apreciación absolutamente nociva a injusta respecto a una de las ramas de la medicina alternativa que ha hecho feliz a más usuarios. Hoy en día nadie se atrevería a cuestionar la suprema elevación artística de autores como Monet, Manet o el mismísimo Vincent Van Gogh.
Pues bien, la mesoterapia no hace sino aplicar sobre nuestro cuerpo una técnica parecida, metafóricamente, a la de los grandes genios decimonónicos, al tratar las zonas afectadas o que nos interesa retocar con microinyecciones. Se trata únicamente de reafirmar y refrescar nuestra piel con un efecto mínimamente invasivo para la misma.
Por lo tanto, desde un punto de vista médico concluimos que se trata de un tratamiento seguro, que mejora eficazmente el aspecto de la piel y que, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia, dejará algún tipo de secuela física. Además, aporta vitaminas y otros nutrientes esenciales, abarca un gran número de problemas en nuestra piel con solución a los mismos y está testado que es cien por cien segura.
Es un hecho empíricamente demostrado y demostrable el alto grado de satisfacción y cómo, entre otras bonanzas, la mesoterapia ha ayudado a hacer feliz a muchos de los pacientes que han apostado por ella. No se trata de algo efímero, pues a la pregunta y el mito de si la mesoterapia tiene efecto rebote la respuesta es negativa: el sistema linfático se encarga de expulsar la grasa en el tratamiento.
Estamos hablando por lo tanto de un tratamiento en el que no existe un efecto rebote, es mínimamente invasivo y además es totalmente beneficioso para la piel y el organismo, algo que se ha podido demostrar a lo largo de los años gracias a la experiencia de los profesionales que realizan este tipo de tratamientos estéticos.