Un 25% de la población tiene o tendrá algún problema de salud mental a lo largo de su vida. En cifras, se dice que de aquí a una década será probablemente la mayor causa de discapacidad, teniendo además en cuenta que más de un 35% de los que padecen algún trastorno, no están diagnosticados ni en tratamiento.
“Es necesario, de una vez, evitar que haya un tabú en este tema. La pandemia, además, ha sido clave para poner el foco, de forma positiva, en la necesidad de cuidar la salud mental. Se trata de poder adaptar tratamientos para cada persona en la medida de sus necesidades. Si es necesario, incluso pasando una temporada en una residencia de enfermos mentales en Madrid, uno de los lugares, junto con las grandes capitales, donde se incrementan las cifras de personas que necesitan de ayuda” explican desde Residencia Tres Encinas.
En este tipo de centros se trabaja de forma global e individual. Se trata de poder dar respuesta a las necesidades reales de cada paciente de forma individual, mientras que también se planean talleres, por ejemplo de cocina, de teatro o incluso de automedicación.
Estar continuamente apoyados por especialistas y profesionales de la salud es clave para poder ofrecer y gestionar las herramientas necesarias para hacer de cada persona que opte por un internamiento reciba, realmente, la ayuda que necesita en cada momento, acompañando en el trayecto hacia la sanación.
“No hay que olvidar que la depresión es una enfermedad silenciosa, que se diagnostica sin analíticas y que a veces es invisible para el entorno. En el mundo hay más de 300 millones de personas conviviendo con este monstruo. De hecho, según los últimos estudios, este tipo de patologías podría incluso comenzar entre los 14-18 años, una época de cambio en la que es necesario prestar aún más atención a la salud de los adolescentes y crear un canal de comunicación efectivo para detectar cualquier demanda de ayuda, sin minimizar sus miedos, angustias o temores” explican desde la residencia de enfermos mentales en Ávila, en un enclave único para potenciar también el contacto con la naturaleza, con el aire libre y con las actividades deportivas durante la recuperación.
En España, la cifra de personas padeciendo una depresión diagnosticada asciende a más de 3 millones, algo que no debe dejarse pasar por alto ni minimizar su importancia ya que supone todo un trastorno que, pese a que lo padece uno de los miembros familiares, afecta a todo el entorno si no consiguen ayudarle o convencerle de la necesidad de ser ayudado por profesionales.