Felipe VI en la encricijada, ¿proponer a Feijóo o a Sánchez?

por Naty Carracedo

Al sufrido monarca español le crecen por momentos los enanos. A Felipe VI y solo a él le va a caer el gran marrón de tomar una decisión sobre a quién proponer para presidir el gobierno de España.

Ahora mismo y por lógica aritmética, Feijóo contará con 172 apoyos en el Congreso para ser investido, los de su partido, los de los demolidos VOX y los de UPN Y CC. El bloque progre-rojo-nacionalista-separatista de Sánchez roza los 171.

Todo queda en manos del vecino más famoso de Waterloo. El huido Puigdemont definirá el futuro de España y lo puñetero es que no vale abstenerse, hay que votar sí junto con fuerzas tan variopintas como el PSOE, SUMAR (integrada por 15 partidos, no lo olvidemos, incluidos los cabreadísimos PODEMOS), BILDU, PNV, BNG y ESQUERRA. Es decir, un abanico que engloba desde fuerzas de la derecha burguesa tradicional catalana de toda la vida, ahora tirada al monte, hasta antisistemas que buscan (legítimamente) el finiquito del actual estado español.

Al jefe del estado le han anunciado ya otras zancadillas adicionales sobre el camino para hacerle más ardua su resolución sobre la identidad del candidato. Ni BNG, ni BILDU, ni ESQUERRA, ni JUNTS, irán previsiblemente a evacuar consultas con el monarca, como es o debería ser su obligación.

Es lícito para el discrepante no acudir al desfile de las Fuerzas Armadas o un cocktail real por el día de la Constitución, pero no acatar la norma es algo serio. ¿Cómo sabrá entonces FELIPE VI de forma fehaciente la postura definitiva de las mentadas formaciones políticas? ¿Se lo deberá jurar Sánchez, en su nombre, sobre la Biblia?

Si finalmente el del Falcon sale elegido, estará durante cuatro años pillado por las gónadas por los vaivenes de un partido liderado por un fugado, que solicita del ejecutivo un referéndum de autodeterminación imposible ahora mismo, una amnistía absolutamente ilegal y una especie de felación financiera ad eternum para Cataluña. Además, la mayoría absoluta del PP en el Senado le hará la vida especialmente sufrida.

Si es el gallego el que alcance la poltrona, sudará lo suyo para contener a ultras desatinados, inconsecuentes y no sobrados de neuronas y para enfrentarse a un multiconglomerado Frankenstein que va a intentar echarle desde el minuto uno. Todo comenzará a resolverse el día 17, fecha de constitución de la Cámara Baja. Quietos hasta ver.

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