Las JUCE llama al apoyo a Jenni: #SEACABÓ

por Redacción Nacional

En su comunicado, las Juventudes de Unificación Comunista de España llaman a apoyar a Jenni. Lo que ha ocurrido no es un beso, sino un antibeso.
Hace ya una semana donde presenciamos, por un lado, una cosa que debe ser motivo de orgullo y de celebración y otra cosa que solo merece nuestra más profunda condena. Viendo la foto del instante podemos ver que es un antibeso y como tal produce la detonación de toda la opresión machista acumulada y vivida durante tantos años por “las chicas”, desde aquellas pioneras de los 80 a las que algunos hombres llamaban “pedorras”. Fue el antibeso de una boca dominante, bien parapetada, que provocó un cortocircuito que ahora incendia las praderas de los campos de fútbol.

Los machirulos siempre se obstina en relativizar pericialmente los detalles del consentimiento. ¿Os acordáis de aquel magistrado en el juicio de la manada que decía, sin pestañear que la víctima parecía disfrutar, a juzgar por su silencio? Como si un “vale”, aun en el caso de que hubiera existido, fuera el comodín salvador y justificador de la tropelía y no se diera en un contexto ya enteramente sentenciado. Rubiales y su federación, como ya lo hizo aquel magistrado, se emperran en jugársela a un “vale”, en este caso para salvar su orgullo viril, además de sus sueldazos y privilegios. Pero más allá de esto, la mecha que se ha prendido es la de la enmienda completa a la totalidad: a una mentalidad, una práctica social, psicológica y sexual generalizada en el ecosistema del fútbol.
No hay que lamentar ningún desperfecto, ningún ensombrecimiento del triunfo deportivo. En realidad, vamos camino de ganarle otro partido a la cultura patriarcal, posibilitando que vengan más, y sobre todo, mejores triunfos deportivos y vitales para las mujeres. El fútbol femenino es más que nunca una expresión social y política, donde se manifiesta de manera abierta el conflicto de la desigualdad. La final del mundial mostró cómo toda la belleza deportiva y social que ofrece el fútbol hecho por mujeres, no cabe de ninguna manera en el alambique oxidado de las actuales estructuras de poder de este deporte.

Como se ha dicho estos días, el inaceptable papelón de Rubiales en la final y sus desagradables declaraciones muestran de manera concentrada el edificio insalvable que él representa. No fue una lástima que se mostrara en ese momento. Fue tan público y notorio que va a sentar cátedra, y eso es una conquista contra el silencio y la manipulación. En el momento culminante del éxito, el lobo sacó la patita. Es lo que sucede cuando hay lobos. Las jugadoras españolas van a ser doblemente campeonas, también de libertades. Su respuesta ante lo sucedido, junto a su ejemplo de lucha y superación, van a brillar con luz propia en España y en el mundo. Jenni ha colado de lleno su penalti.

 

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