O’Lionardo, tradición, historia, gastronomía y compañerismo

por Carlos Brea

Carlos Brea

Se cuenta que cuando falleció Juanito O Lionard , hace ya muchos años, se escribió en los periódicos locales algo parecido a esto: «Juanito Chas, el dueño del bar O’Lionardo, era una persona rarísima, pues nunca se le oyó una palabra de crítica hacia nadie. Tuvo el entierro más multitudinario después del de el millonario preboste Barrié y del alcalde Molina. Ni nunca nadie habló mal de él. Por eso y por su carácter amable y bondadoso pudo presumir de tener miles de amigos». Su establecimiento, al comienzo de la calle Fernández Latorre, era Y SIGUE SIENDO algo más que un bar, pues allí se celebraban desde exposiciones de pintura a acuerdos pesqueros, comerciales (donde la palabra sustituía al documento) o incluso futbolísticos. «Cónsul» vasco Juanito O Lionardo , como se le conocía, era, además de coruñés, una especie de cónsul vasco en La Coruña y no había partido en Riazor del At. de Bilbao en que sus directivos y futbolistas no hiciesen una visita al popular bar. A su muerte, el club bilbaíno envió una corona de flores que depositaron los exjugadores deportivistas Marquínez y Waldo Botana.

Como bien saben mis lectores habituales, doctos, letrados y sapientísimos como Kalikatres, este que subscribe estos renglones nació en la zona de San Andrés justo al lado de donde Manolo Marquinez, gran jugador vasco del Deportivo y jugador español asimismo de la Selección Militar, tenía un «choco vasco» con tertulia sólo masculina, a donde iba mi padre y sus amigos, gente de Coruña de toda la vida, de la zona. Desde 1939, fue en mayo de 1939, cuando Juan, con 24 años, y su hermana Carmiña se establecieron en la ciudad.

La apertura de O’Lionardo (nombre que se tomó de un perro llamado León que ladraba a todo quisque que pasaba por delante del bar, trolebús incluido) se produjo tras el regreso de Juanito de Bilbao, después de su participación en la Guerra Civil, y se mantuvo sirviendo al público en 1996, con la excepción del período entre 1985 y 1990, en el que estuvo arrendado.

La fama de O’ Lionardo adquirió gran auge a partir de los años 50. Por allí pasaban personas de todas las clases sociales, incluyendo artistas y escritores como Mario y Eugenio Fernández Granell, Urbano Lugrís, Camilo José Cela, Celia Gámez, artistas, políticos, patrones, marineros, sindicalistas, «rojos y nacionales» en amor, compañía y siempre delante de un buen vino, de cualquier lugar de España.
Como remate veraniego, Rosiña nos cocinó un SOBERBIO Y DELICIOSO salpicón de marisco y pescado a base de abundantes cigalas, langostinos, rape, etc., que podéis admirar en las fotos.

No fue moco de pavo. Y a continuación 5 rabos de toro que eran dignos de Soles de Repsol o Tenedores, o Michelín, que solicitó ayer un catedrático presente en esta copia de las Bodas de Camacho. Fue una velada maravillosa, de risas, simpatía y conocimientos. Hablamos de lo divino, lo humano a colación de mi explicación sobre la historia de la Cuesta de la Fanega que subo en mis viajes por la Ruta de la Plata, que todos conocéis perfectamente, y se hizo casi una tesis doctoral repasando las magnitudes de unidades de medidas la longitud, masa, tiempo, corriente eléctrica, temperatura, volumen y peso.

Hablamos de cuncas o concas, estéreo de madera, fanegas, cuartillos (en los que estaba versado el maestro Palla) y diferentes nombres como damajuanas, ánforas, etc., para los recipientes. O sea, compartí mesa, mantel y viandas con ilustrados y doctos compañeros versados e instruidos no sólo en el buen comer y beber, sino en la sustancia del saber.
Fue un sin parar maravilloso desde las 14 horas hasta las 20, momentazo que puedo calificar de pleno y total en este momento de nuestras vidas en el que valoramos tanto estas cosas que están por encima de las mezquindad es mundanas que nos rodean a diario. Este almuerzo que nos han cocinado en exclusiva se puede equiparar a otra unidad de medición metálica: un tesoro de oro con intelecto.


«Ubi amici, ibidem opes. (Donde están los amigos, ahí están las riquezas. Tito Maccio Plauto)
Ubi concordia, ibi victoria. (Donde hay unidad hay victoria. Publius)» .

SALUD, ALEGRÍA Y LIBERTAD.

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