Genus Aequalitatem
¿Qué coche comprar? nos preguntamos cuando empezamos nuestra vida de conductores o cuando queremos reponer nuestro viejo automóvil. Una opción muy de moda estos últimos años ha sido el Dacia Sandero, un coche cómodo, bonito y con aspecto resistente, así como con otras prestaciones técnicas que no vienen al caso en un artículo de mera opinión.
El Dacia Sandero, pues, es un coche que tienen una buena relación calidad-precio, motivo suficiente para elegirlo entre la amplia oferta de vehículos de distintas marcas.
Pero no diríamos lo mismo si tuviéramos en cuenta la falta de piezas a la que nos enfrentamos en el futuro inmediato. Lo sabes cuando tienes uno de esos accidentes automovilísticos que, afortunadamente, se quedan en un susto. Llevas el coche al taller oficial de Dacia y pasan días, semanas, meses y el vehículo sigue en el taller sin reparación por falta de piezas.
Dacia empieza a defraudarte. Más te defrauda cuando llamas al número de teléfono de atención al cliente y la contestación es una musiquita entretenedora. De cuando en cuando meten cuñas publicitarias recordándote las prestaciones de tu coche. Es imposible poder hablar con una persona al otro lado de la línea.
Te desesperas. Más te desesperas cuando llamas un día y otro y otro y otro más y sigues escuchando voces grabadas, máquinas parlantes que nada dicen que solucione tu problema. Dacia continua sin dejarte hablar con alguien de su personal del equipo de postventa.
Por eso no puedes decir que Dacia sea una buena marca. Una marca excelente sería aquella que tuviera respuestas que solucionaran los problemas que se le vayan ocasionando al comprador/a de uno de sus vehículos. Dacia contesta con música. Y la música no hace andar a un coche que precisa una pieza para volver a la carretera.
Una buena marca sería la que tuviera los almacenes repletos de piezas de los coches que tiene en el mercado. No estamos hablando de un coche descatalogado. Un Dacia Sandero no es aquel seiscientos que pasó a la Historia del automóvil como el coche de nuestras madres y abuelas. Es un coche que está en uso, que vemos circulando a diario por nuestras carreteras, autovías y autopistas.
Pues bien, Dacia, la empresa fabricante, no tiene piezas para su Dacia Sandero, uno de los coches que más se está vendiendo en los últimos años. Debemos saberlo. Deben saberlo las mujeres y los hombres que estén a punto de decantarse por la compra de un Dacia.
En la Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem» escribimos este artículo después de que mujeres de toda España nos hayan escrito contándonos sus situaciones diarias problemáticas tras llevar varios meses conduciendo un Dacia Sandero.
Muchas de estas mujeres son madres que utilizan su utilitario para llevar a sus hijos a la escuela y para ir ellas a trabajar. Viven en zonas rurales con escasez de transporte colectivo de viajeros. ¿Les va a pagar la empresa Dacia los taxis que están pagando estas madres mientras tienen sus coches en los talleres esperando las piezas que no llegan? Nos parece que no.
La empresa Dacia ha sabido hacer caja vendiendo un automóvil bonito a familias de clase trabajadora. Pero ahora no está a la altura con ese servicio postventa tan necesario en la comercialización de este tipo de productos. Ni siquiera tiene Dacia unos directivos lo suficientemente competentes para proporcionarle a su clientela las piezas necesarias para seguir teniendo un vehículo en plena vida útil.
Volvemos a decirlo: La empresa Dacia defrauda. Tomemos nota. Nosotros/as, en Genus Aequalitatem, empezamos a decirlo bien alto y os agradeceríamos que hicierais correr este artículo por vuestras redes sociales, por vuestros correos electrónicos, por vuestros WhatsApp. El mundo mundial debe saber la verdad y la verdad es que Dacia no tiene piezas para las reparaciones del Dacia Sandero.