Regalar lencería en Navidad es una opción ganadora

por Redacción Nacional

Sentirnos especiales y resplandecer no solamente tiene que ver con la fachada exterior, sino que esa satisfacción empieza desde dentro y muchas veces supone el subidón de autoestima necesario

Se acerca la época del estrés derivado del qué, cómo y de qué forma hacer felices a los que nos rodean con un detalle por las fechas para muchos consideradas las más especiales del año. Acertar o no puede estar en esos pequeños aspectos que muchas veces pasamos por alto pero que, para nuestro ser querido, allegado, amigo o pareja puede ser un factor diferencial para considerar nuestro detalle el producto y el momento especial de las navidades. Como quiera que la satisfacción personal comienza en sentirnos especiales por dentro, muchas veces obviamos, erróneamente, el interior para primar el exterior a la hora de buscar y regalar prendas. Sin embargo, apuntar, por ejemplo, a la lencería sexy, no solamente es una forma de hacer disfrutar a uno, sino que también puede ser la clave y una puerta abierta para el disfrute entre dos.

Que seamos o no sexys no tiene que ver solamente con el culto al cuerpo o con tener las medidas ideales. Está demostrado a lo largo de la historia del arte, del cine, de la fotografía o de los vídeos musicales que el conjunto puede ser la cuadratura del círculo para dejar instantáneas para la historia. De hecho, muchas de las icónicas escenas de lo que podemos aceptar comúnmente como sex symbol atemporales están vinculadas de forma indisociable a un determinado conjunto de lencería, a una prenda y a un momento que trascienden el paso del tiempo.

Accesorios, calcetería, medias, braguitas, sujetadores o conjuntos para las noches más íntimas son la puerta abierta a un mundo de sensualidad y ensoñaciones de todo tipo que simplemente dependen de la imaginación de cada uno a la hora de establecer los límites.

Y es que el conjunto de ropa interior de mujer que más se ajuste a una misma tiene mucho que ver con la confianza que se transmite, ya sea en la relación íntima o, simplemente, a la hora de afrontar cualquier tipo de reto. Es un subidón de autoestima como solamente nosotras sabemos valorar. Es una realidad socialmente aceptada que recibir y estrenar un nuevo conjunto de encaje dibuja una sonrisa en la cara y hace resplandecer la figura. Y a veces no hace falta mirar el interior para saber cómo es ese resplandor.

Que se caiga el mito de los tipos y las tallas, ya que el mercado ofrece posibilidades para absolutamente todos los cuerpos, porque todos tienen la misma capacidad y potencialidad para sentirse especiales con un conjunto diferente.

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