El proyecto que usa gansos contra el glifosato en Doñana apoya la opinión de Yolanda Díaz

por Redacción Nacional

Estos animales, que han despertado la atención de agencias europeas, desbrozan viñedos y olivares, demostrando a los agricultores que existen alternativas naturales al uso de los controvertidos herbicidas tóxicos

El pasado mes de octubre la Vicepresidenta Primera del Gobierno, Yolanda Díaz, mostraba su contrariedad por el uso de herbicidas como el Glifosato en la agricultura por las -supuestas- contraindicaciones que para el desarrollo sostenible y la ecología supone el uso de estos productos.

El Glifosato es un producto herbicida que se ha convertido en una inquietud no solo de los españoles. En muchos países su uso ya se ha puesto en tela de juicio y se estudia su prohibición. 

En nuestro país, y ajenas a los debates políticos, un grupo de voluntarias que trabajan en Doñana de forma totalmente altruista y sin ningún apoyo institucional, decidieron hace algo más de dos años, ofrecer un proyecto innovador para proteger del uso de estos productos al entorno del Parque Nacional.

Son el colectivo ecologista femenino “Mujeres por Doñana” que cada mañana sacan a sus, casi, veinte gansos a desbrozar la hierba en el viñedo ecológico que gestionan en el Santuario Animal “Wendy Clements”.

Hoy es el turno de guardia de la joven Raquel Prieto, una onubense que saca tiempo libre de donde puede para entregarlo a la defensa de este espacio natural, según ella “en estado de destrucción constante ante una Junta de Andalucía que parece desnortada en estos asuntos”.

Los gansos funcionan perfectamente y no dejan ni una brizna de hierba en su labor que se prolongara durante meses.

Estos gansos son ánsares, igual que los que viven libre en las Marismas de Doñana. Pueden volar perfectamente, pero están asentados y tranquilos en el Santuario y nunca se alejan de lo que consideran un hogar seguro.

Para “Mujeres por Doñana” los herbicidas de este tipo tienen los días contados y cuanto antes se dejen de firmar prorrogas para seguir con su uso, antes se producirá una mejora en los ecosistemas y la recuperación de la avifauna, que como en el caso de las avefrías (Vanellus vanellus), han desaparecido de aquí desde hace muchos años, ya nadie recuerda haberlas visto en estas zonas donde hace veinte años las había a miles. “Sencillamente han desaparecido, nos guste aceptarlo o no”-afirma Raquel-.

Las ecologistas afirman que ninguna especie puede sobrevivir alimentándose de insectos y pequeños invertebrados impregnados en sustancias toxicas por mucho que las industrias químicas y algunos agricultores se empeñen en negarlo.

Se están acabando las perdices, las codornices, se está acabando todo. Las Delegaciones de la Junta de Andalucía están, incluso, soltando perdices de granja para que puedan alimentarse las Águilas y no se mueran de hambre. Y además venden estas acciones, que, según ellas, convierten Doñana en un “criadero artificial de especies protegidas”. -concluyen-.

Los viejos del lugar cuentan, emocionados, a “Mujeres por Doñana” como recuerdan los cientos de alondras que llegaban en bandos, los naranjos repletos de jilgueros cantando sin pausa, los alcaravanes, aves de aspecto muy significativo, que anidaban en los prados. Todas estas criaturas han desaparecido de su vista, pero no de sus recuerdos.

La llegada de los pesticidas y los herbicidas ha terminado-según muchos ecologistas- con una cultura de vida milenaria que acompañaba el día a día de las personas que acudían a trabajar a los viñedos y olivares del entorno de Doñana. Campos y espacios naturales cada día más silenciosos, sin trinos o cantos de cigarras.

Unos simpáticos, y algo torpes, animalitos intentan revertir la situación. Son los gansos que sustituyen al Glifosato y que se han convertido en un símbolo que crea empatía en la población de Doñana. No cuestan ni un euro a las arcas públicas y sus resultados saltan a la vista.

Ellos ajenos a la expectación que despiertan, y a las inquietudes de Yolanda Díaz, continúan llenando sus buches de hierba fresca, de forma sistemática y profesional, sin que la Vicepresidenta Primera del Gobierno conozca que no está sola en su lucha contra el uso de Glifosato. 

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