La afición deportivista precisaba de una alegría como la que supuso el triunfo ante el Arenteiro. Un bálsamo que suavizase los golpes de los malos resultados y nos permitiese pasar unas fiestas relajadas.
Una tranquilidad que va a durar muy poco, porque enero tiene toda la pinta de convertirse en el mes en el que se despeje la gran incógnita que rodea el futuro del Depor: ser o no ser un serio candidato al título.
Nos esperan cuatro semanas cruciales, en las que jugaremos contra todos los primeros clasificados y asistiremos al cierre de un mercado de fichajes, que se presenta apasionante.
Llegó,por lo tanto, la hora de la verdad para el Depor. Sin atreverme a decir que en enero se jugará el título, estoy convencido que, si coronamos con éxito los puertos de alta montaña -Real B, Cultural, Ponferradina y Celta B- estaríamos en condiciones de pelear, de tú a tú, por nuestro objetivo irrenunciable: alcanzar ei único puesto que evita la lotería del play off.
Por el contrario, si se falla en las etapas reinas, estaríamos condenados a limitar nuestra escalada a lograr uno de los tristes premios de consolación -cosa que doy por hecha- donde la medalla de plata se puede convertir en oro.
A primera vista podríamos decir que nos encontramos ante una situación muy parecida a la que ya vivimos hace un par de meses. “El Depor, ante 12 puntos decisivos”, era mi titular, que bien podría ser el de hoy, justo antes de medirnos a Ponfe, Sabadell, Nastic y Real Unión
Pero, entre uno y otro momento, existe una gran diferencia. Entonces se iba a jugar la jornada 8, y ahora se disputará la 18. El riesgo de poder vernos alejados del título, si no ganamos, es mucho mayor. Sin duda para el Depor ha llegado la hora de la verdad.
Haciendo memoria observamos que, a pesar de la debacle de Irún, habíamos sumado 7 puntos de los 12 en juego -victorias sobre Nastic y Sabadell e igualada en Ponferrada- y con esos discretos resultados, el fútbol nos premió con reducir en tres puntos nuestra distancia con muy distintos líderes. Nadie parecía querer el liderato, como si quisieran reconocer que ese puesto se lo tenían adjudicado al Deportivo.
Pasamos de estar en la jornada 7, tras perder con el Celta B en Riazor, a 10 puntos del Nastic, a estar en la jornada 11, a 7 puntos de los lideres, Real B y Cultural. Todo quedaba abierto para las muchas jornadas que faltaban, pero hoy, por desgracia, las diferencias se han incrementado, y más tras la victoria de ayer del Celta B en Lugo.
De los 7 puntos de la jornada 11, hemos pasado a los 12 que, en la jornada 18, nos lleva el Celta B, con un partido jugado mas. Estamos, por tanto, ante una situación límite si queremos optar al título.
Pienso que, para acercarnos al primer puesto, es necesario sumar, como mínimo, nueve de los doce puntos en disputa, y que tres sean a costa del Celta B. El subidón se produciría con un pleno de victorias que pnos llevaría a dar un salto brutal en la clasificación.
Un optimismo que potenció el presidente, Alvaro García, cuando dijo que en el presupuesto aprobado -con un déficit cercano a los siete millones de euros- estaba prevista la cantidad para reforzar convenientemente la plantilla.
Como por dinero no iba a ser, ya hace meses le pedía a la dirección deportiva que, para poder ayudar en estos partidos clave, fuese avanzando en la selección e incorporación de los refuerzos. Que estuviesen en A Coruña en lo última semana de diciembre, para así poder utilizarlos desde el primer encuentro, como ha hecho la Ponfe con Borja Valle.
Es una pena que, dada la trascendencia de lo que nos jugamos en estos treinta días, se hayan retrasado las llegadas. No era fácil y no pudo ser. Esperemos que se incorporen cuanto antes, pero, por encima de todo, lo fundamental es acertar. Que no se falle en ese hombre gol que tanto necesitamos.
Porque, quizás, la solución a la otra carencia importante, la banda derecha, la tengamos ya en casa. Se trata de Mella, mi gran esperanza de presente y de futuro, que solo precisa de unos partidos para demostrar que lo de Carballiño no fue flor de un día. Podría pasar de ser un parche a convertirse en el fichaje del año.
Un deseo para todos, que sea un gran 2024, con la guinda del ascenso del Depor, y un ruego para quien corresponda, que acabe con esa moda de llevar a canteranos por llevar. Es maltratar al chaval, que a esa edad necesita jugar, sea donde sea, y castigar sin sentido al equipo filial.
Foto. RC Deportivo