Publicadas las primeras recomendaciones de los servicios de Medicina Interna hispano-lusos en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental

por Redacción Nacional

Este documento expresa el consenso alcanzado por todas las organizaciones participantes, entre ellas sociedades, colegios, y asociaciones de Medicina Interna, sobre las prioridades en la participación de los internistas y profesionales de la salud, en general, en “acciones para adaptar y mitigar” las consecuencias de la degradación ambiental

La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedade Portuguesa de Medicina Interna (SPMI) han promovido de forma conjunta la elaboración y publicación de un documento de consenso que contiene las primeras recomendaciones de los servicios de Medicina Interna hispano-lusos en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental.

En la elaboración de las recomendaciones recogidas en este documento, que acaba de ser publicado como artículo especial en Revista Clínica Española (RCE) y se publicará también en Revista de Medicina Interna de la SPMI, han participado un total de 32 sociedades, colegios, y asociaciones de Medicina Interna de 29 países de habla hispana y lusa.

En el mismo y, ante la “gravedad del impacto sobre la salud del cambio climático y la degradación ambiental, hacen un llamamiento a promover “la implicación de los médicos y todos los profesionales de salud en la lucha global contra las causas de estos cambios”, al tiempo que posicionan y defienden la especialidad de Medicina Interna “como especialidad central para habilitar al sistema de salud para responder a estos desafíos”.

Para su elaboración, se constituyó en julio de 2023 un grupo de trabajo con representantes de todas estas sociedades científicas, colegios, y asociaciones de Medicina Interna de dichos países, con el objetivo principal de elaborar un documento de consenso que permitiese visibilizar esta situación y “delinear estrategias” para combatir este problema que calificaron de “urgente”. 

En el seno de este grupo, se llevó a cabo una revisión bibliográfica no sistemática por parte de los miembros, seleccionando artículos recientes y algunos de marcada relevancia de años anteriores. El periodo de búsqueda concluyó en el mes de agosto de 2023 y para la creación del consenso se ha usó una metodología DELPHI con dos rondas en las que participaron todos los colaboradores de los diferentes países.

Los resultados de los hallazgos del grupo de trabajo se resumieron en 10 recomendaciones clave para los profesionales de salud sobre las que hubo consenso, que son: obligaciones éticas (1), cooperación de organizaciones de salud (2), prácticas de sostenibilidad ambiental (3), directrices clínicas (4), conciencia pública (5), educación one health (6), resiliencia climática (7), prevención de desigualdades (8), comportamiento ejemplar (9) y papel de la Medicina Interna (10).

MAYOR INCIDENCIA DE ENFERMEDADES CARDIO Y CEREBROVASCULARES

En la discusión del documento se incide en que, cada año, “los factores ambientales causan alrededor de 13 millones de muertes, lo que representa 20% del total mundial”. A nivel global, “9 de cada 10 personas respiran aire con altos niveles de contaminantes que superan los límites establecidos por la OMS”. Además, la contaminación del aire y el aumento de alérgenos están “impulsando el crecimiento de la incidencia de enfermedades cardio y cerebrovasculares, cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma y alergias”. Con los cambios en la ecología de vectores, las enfermedades transmitidas por estos agentes van en aumento, “provocando más de 700.000 muertes al año”.

También se concluye que “los peligros climáticos, meteorológicos e hídricos han representado el 50% de todos los desastres y el 45% de todas las muertes notificadas desde 1970” y se reconoce que “el cambio climático está teniendo impactos más fuertes y duraderos en las personas, con daño directo e indirecto a su salud mental y bienestar psicosocial. Estas consecuencias afectan especialmente a las poblaciones más vulnerables”. Se reconoce en el documento que “los sistemas de salud deben aumentar la resiliencia climática y su sostenibilidad ambiental” y recoge que “los profesionales de la salud tienen una responsabilidad ineludible en este problema emergente”.

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