Ayer fui con Josu Bergara y Pepe Casal, delegado del partido galleguista a la Capilla Ardiente del Lehendakari Ardanza en Ajuria Enea. Fue un momento emocionante y triste dar el pésame a la familia y al Lehendakari Urkullu.
Tras hacerlo, fuera estaban conversando antiguos miembros de su gobierno y administración.
Tuve oportunidad de hablar con el Lehendakari Ibarretxe que había sido su vicelehendakari. Me contó que creía que no tenía nada de su época de Lehendakari en cuestión de prensa pero que descubrió hacía poco que su aita, fallecido hace diez años, le guardaba todo en carpetas y le estaba muy agradecido.
Hablé asimismo con Juan Ramón Gevara que me contó que solo logró aflojar la posibilidad de la transferencia del Insalud, cuando se formó el primer gobierno de coalición con los socialistas. Saludé asimismo al ex consejero socialista Freire que me habló de lo mismo. Lástima que estas historias se pierdan.
La foto es de cuando llegó el Lehendakari Carlos Garaikoetxea. Todos le saludamos. Fue un momento único. El desencuentro de los años ochenta, ante el paso del tiempo, la ley de vida de la muerte y el tener a diez metros la capilla ardiente de su sucesor, nos hacía ver que en la vida vale más llegar a acuerdos que fomentar desavenencias. Se le trató con mucho respeto.
Y es que la muerte y las ceremonias dichas tras el fallecimiento del Lehendakari ha sido asimismo algo único teniendo en cuenta la historia borrascosa que nos precede.
Mucho mejor así.