Servicio militar para condenados… Por Miguel Abreu

por Miguel Abreu

La implementación del servicio militar para condenados, además de ser moralmente cuestionable, sería un retroceso histórico y un error colosal, aún más grave que la extinción del servicio militar obligatorio. Adoptar esta idea, legislarla y aprobarla, es no tener sensibilidad alguna para la grandeza de que se trata servir a un país. El apoyo demostrado por parte del Ministro de Defensa Portugués para este absurdo, permite tener una certeza: Nuno Melo no es la persona adecuada para ser responsable de este Ministerio.

Solo el hecho de plantear como hipótesis transformar las Fuerzas Armadas en «casas de reclusión», es una falta de respeto enorme para con cada uno de los ramos de las Fuerzas Armadas Portuguesas, y para con todos los que sirvieron y sirven al país al haber hecho y ser parte de los cuerpos de las diferentes Armas. Sobre todo, de todos aquellos que perdieron sus vidas y/o quedaron con alguna marca para el resto de sus vidas cuando estaban al servicio y/o cuando defendían al país. El servicio militar no es un programa eficaz de rehabilitación para criminales. La rehabilitación de condenados debe ser realizada a través de programas específicos y adecuados, con acompañamiento profesional y apoyo social. El gobierno portugués debe procurar alternativas más eficaces para combatir la criminalidad y promover la rehabilitación de los presos, garantizando la seguridad de la población y la valorización de las Fuerzas Armadas Portuguesas.

Transformar las Fuerzas Armadas en «casas de corrección» es un insulto a la historia y tradición de estas instituciones, que tienen un papel fundamental en la defensa de la nación y en la promoción de la paz. Debido a decisiones políticas completamente erróneas, que afectaron e impactan a las Fuerzas Armadas Portuguesas es que se llegó al estado decrépito en que se encuentran actualmente. Cuando el nuevo Gobierno de Portugal debería de adoptar medidas distintivas que puedan, sobre todo, tornar el deber cívico del Servicio Militar en algo valorizado y que inspire orgullo en cada ciudadano, hombre o mujer, por haber servido al país, el Ministro de Defensa viene a público hacer exactamente lo contrario. Destruir y/o desvalorizar las Fuerzas Armadas, instituciones estratégicas y de suma importancia para cualquier país, es como firmar una sentencia de muerte. ¿Cómo van a querer captar jóvenes, si convertimos la Fuerza Aérea Portuguesa, el Ejército Portugués y la Marina Portuguesa en lugares a donde son enviados criminales? En caso de guerra o ataque externo, ¿quién estará dispuesto a defender Portugal y sus aliados, si las Fuerzas Armadas son vistas como un depósito de criminales? Servir al país en las Fuerzas Armadas debe ser motivo de orgullo y contribuir a la formación de ciudadanos responsables y comprometidos con la nación. Aún ahora llegó, y parece ya ser hora de partir…

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