El Djalminha más genuino actúa hoy. Por Augusto César Lendoiro

por Augusto César Lendoiro

Ver esta noche el estreno de “Puro Djalminha” es una magnífica forma de iniciar la que esperamos se convierta en la Semana Grande del Deportivo.

A punto de decirle adiós al infierno futbolístico, se hace difícil encontrar algo más atractivo que acompañar al canarinho en su viaje. En una hora se muestra su paso por el Deportivo. que ningún aficionado debería dejar de ver.

A la brillantez inigualable de jugadas del mago, se unen sus explosivas confesiones y agudas reflexiones de periodistas, técnicos o amigos. Son personas que vivieron momentos muy especiales del hombre que convirtió a Riazor en su sambódromo particular.

El preestreno en MEGA lo dirigió la destacada periodista Noemí de Miguel y se encontró con el Djalma más auténtico. Estaba exultante. Se sentía feliz rodeado de sus cuatro hijos y de muchos aficionados que lo jaleaban. Nunca lo había visto así de participativo en público.

Estaba tan entregado que admitía sus errores con buena cara. Reconocía que jugaba para divertirse. Que los partidos de LaLiga los afrontaba como los que de niño disputaba en la calle. Pretendía disfrutar y ganar. Se rebelaba a perder hasta en las pachangas. El mejor ejemplo era que el gesto con Irureta le había costado decir adiós a su gran ilusión: disputar el Mundial de Corea-Japón, que ganó Brasil.

Djalminha se sentía en MEGA como esa estrella que tantas veces había demandado ser y que en pocas ocasiones se le había reconocido. Estaba el terreno abonado para que la predisposición de Djalma la aprovechase algún avispado plumilla. El brasileño habría contestado sin ambages a las preguntas más comprometidos.

Pero el gozo se nos fue al pozo. Se encontró con que las interrogantes eran las de siempre, de manual. Se las hacían chicos y chicas que no habían nacido, o eran demasiado jóvenes, cuando el genio de la lámpara alumbraba las noches mágicas de Riazor.

Fue una pena. Se perdió una ocasión que será difícil que se vuelva a repetir. Eché en falta a un veterano de Canal+ de los 2000, que acompañase a una Noemí, aún estudiante en esa época.

Movistar, en el Informe sobre el Súper Depor, había enviado a un acto similar a Mónica Marchante. En este caso o bien ella, o Carlos Martinez o Ricardo Sierra hubiesen hecho sudar al “fantasma insoportable”, que era como, de forma cariñosa, mi añorado Michael Robinson había bautizado al mago.

Unas preguntas que, es posible, lleven muchos años queriéndoselas hacer. ¡Sabe Dios cuántas veces fue Djalma el centro de sus charlas en sus viajes y reuniones de trabajo!

Por desgracia todos nos quedamos sin conocer, por boca del Djalminha más auténtico, lo que pensó, hizo, acertó y erró en los momentos más cruciales y estelares de su vida.

Yo, por información privilegiada, conozco alguna de sus posibles respuestas a esas preguntas inéditas, pero me hubiese encantado que fuese Djalma el que les pusiese voz de forma pública.

Como me parece tan buen actor como futbolista, hubiese pagado por escuchar sus improvisadas respuestas a preguntas inesperadas y, aún más, por ver los gestos que las acompañasen.

Nos quedamos con las ganas de saber lo que respondería a ¿por qué, contigo en el campo, el Depor jugaba siempre con 12… o con 10? ¿Te consideraste, al menos en el apartado ‘magia’, el mejor futbolista del mundo? ¿A quién has nombrado tú heredero? ¿Es verdad que has pretendido, tras lanzar un penalti, llegar a la línea de meta antes que el balón? Sobre esto creo conocer sus contestaciones, pero ignoro cuál sería su respuesta a la pregunta que, desde hace años, me hago.

¿La jugada de la famosa lambreta te salió bien? ¿Tu intención era centrarle el balón a Victor o era intentar pasar la pelota por encima de Hierro y quedar solo ante Casillas?

No pretendo restarle ni un ápice de valor a la sublime jugada, sino conocer la verdad de lo que Djalma intentó hacer. Llegué a la conclusión que lo que el astro tenía in mente superaba con creces a lo grandioso de lo que llegó a hacer.

Tras estudiar con detenimiento la jugada y tener en cuenta el grado individualista del genio, pienso que Djalminha diseño un gol único. Lo tenía todo preparado. No podía desaprovechar la ocasión ante el Madrid, considerado por FIFA el mejor club del siglo XX. Sería un gol antológico a Casillas. ¿El premio? Entrar por la puerta grande en la historia del fútbol mundial.

Era, y es, muy listo. Tan listo que han pasados ya 25 años y seguimos sin conocer lo que discurrió por la cabeza de un Djalminha que ‘tiña o demo no corpo’.

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