RC Deportivo. Tengo un sueño

por Gonzalo Soto

Mi sueño no es el de Segismundo. El 28 de agosto de 1963, Marthin Luther King pronunció en Washington D.C. su conocido discurso I have a dream. Entre otras conclusiones, el líder activista sentenciaba que “la abolición de la esclavitud llegó como un precioso amanecer para terminar una larga noche de cautiverio”. ¿Les suena?

. En pleno siglo XXI y en la autoproclamada liberal ciudad de Marineda, las afirmaciones de Luther King, han encontrado plena actualidad.

Después de algunas operaciones jurídico-financieras, la propietaria del RC Deportivo (ABANCA) ha decidido, ¿sola o en compañía de otros?, yugular a la totalidad de los miles de co-propietarios del valor total de sus títulos, que les otorgan precisamente estos derechos. En definitiva, y sin explicación alguna, el próximo día 26 de junio, el club pasará a valer 10 M en el fútbol profesional frente a los 45 M que valía en la tercera categoría. La denominada operación acordeón, eliminará la democracia participativa de los accionistas, una muisca, la del acordeón», que acompañará el funeral del «capitalismo popular».

Los grandes perjudicados de esta devaluación sin precedentes son todos y cada uno de los accionistas actuales de la entidad blanquiazul, es como si violasen nuestro sentido de propiedad. Cuando escribo todos, somos todos los accionistas. Cada uno en su proporción. Y es que, si hubo alguna intención común y durante años en la adquisición de las acciones, fue esa: el sentimiento deportivista y el amor a un club que necesitaba de esas inyecciones dinerarias para salvarse de las garras de los muchos depredadores, que le asaltaron a lo largo de distintas fases de su historia.

Estas líneas van dirigidas a aquellos que, por su capacidad económica, pero también sentimental, mayores aportaciones hicieron a las llamadas de socorro del club. No voy a citar nombres, todos los deportivistas sabemos quienes son. No obstante, y sin ánimo de señalar, me dirijo a: cerveceros, navieros, consultores, abogados, inmobiliarios, editores, hosteleros –diurnos y nocturnos- e industriales que sabéis por vuestra experiencia, que sois los más perjudicados. Por ello, estáis llamados a frenar la devaluación del club, o al menos, oponerse a ella siguiendo –eso sí- las reglas del juego.

Como Luther King, tengo un sueño. Que, por una vez, aparquéis vuestras diferencias –personales y empresariales- para entre todos y sin más unión que la de esta difícil empresa, lideréis un proceso que impida el despojo del club a sus accionistas. Dejar pasar esta ocasión y validar las decisiones a adoptar por ABANCA en la junta del día 26 de junio, será -esta vez sí- la pérdida total de cualquier atisbo de influencia por mínima que sea en nuestro RC Deportivo. Las maniobras de Juan Carlos Escotet y sus conmilitones, así como el oscurantismo de la Asamblea (telemática y en horario laborable) no pueden pasar desapercibidos para quienes ayudasteis al club cuando lo necesitó (alguno hizo aportaciones dinerarias en momentos difíciles) y dejasteis vuestros esfuerzos, con mayor o menor fortuna, en la Plaza de Pontevedra. Porque, al fin y al cabo, en la gran mayoría, lo hicisteis desinteresadamente y con un coste importante a nivel personal y profesional. Es vuestro momento, por vosotros, por la entidad y por la masa social, aunque no siempre fuera justa con vuestras decisiones.

La Historia dictará sentencia y esta será ya inapelable.

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