¿Es inevitable un pulso nuclear entre Macron y Putin? Por Germán Gorraiz

por Germán Gorraiz López

La irrupción del conflicto ucraniano se tradujo en la pérdida de poder decisorio de las instituciones europeas y su total subordinación a los dictados geopolíticos de EE.UU., quedando Europa como una potencia irrelevante en la nueva cartografía geopolítica de la Guerra Fría 2.0.

Sin embargo, Macron estaría decidido a liderar Europa y forzar la entrada de la OTAN en conflicto abierto con la Rusia de Putin. Así, al estar EEUU inmerso en la campaña electoral para las Presidenciales de Noviembre, Francia, Polonia y Reino Unido serían el tridente elegido para implosionar el frente ucraniano y provocar la posterior entrada de la OTAN en un conflicto abierto con la Rusia de Putin.

Macron, erigido en «adalid de la defensa de los valores occidentales frente a la barbarie rusa», sería el único dirigente europeo dispuesto a utilizar el «sable nuclear» frente a las amenazas de Putin de «utilizar la fuerza nuclear en el supuesto de estar en peligro la integridad de Rusia». 

La fuerza nuclear francesa o «Force de Frappe» nació en 1960 como consecuencia de la proclamación de la V República Francesa por el General De Gaulle, fue concebida como uno de los elementos clave de la independencia económica, diplomática y militar del país frente a las dos grandes potencias enfrentadas mundialmente (EEUU y la URSS) y en la actualidad, contaría con 290 ojivas.

Dado que tanto Macron como Putin están aquejados del llamado síndrome de Pontius, que consiste en «una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada», ninguno de los dos se dejará amilanar, por el contrario, por lo que el conflicto podría culminar en una guerra nuclear de baja intensidad mediante el uso de armas nucleares tácticas, de las cuales Rusia poseería cerca de 1.800 ojivas y la OTAN tendría desplegadas en Europa 250 ojivas.

Sin embargo, según Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados), una simulación de la Universidad de Princeton de un conflicto entre Estados Unidos y Rusia que comienza con el uso de un arma nuclear táctica predice «una escalada rápida que dejaría más de 90 millones de muertos y heridos», con lo que el inicio de un conflicto nuclear de baja intensidad en Europa podría degenerar en una conflagración nuclear a gran escala de resultados nefastos para la Humanidad.

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