El pasado 7 de junio, dábamos cuenta en estas páginas del comienzo de gira del grupo mexicano Maná, con parada en el Coliseum de A Coruña prevista para la noche de ayer. Pues bien, lamentándolo mucho, sobre todo por nuestros lectores, este medio no les puede contar si ese concierto se ha celebrado, cómo ha sido y mucho menos si ha gustado o no entre el posible público asistente.
Pese a las gestiones realizadas y los avisos de lo que podía pasar a las autoridades competentes, este medio –al igual que otros muchos- ha sido vetado por la organización del evento, tanto para efectuar labores informativas y ofrecer la crónica del mismo, como para tomar fotografías que sirvieran de soporte documental a la información ofrecida. Puesto que no solo se negó la entrada a 21noticias, la realidad es que, al momento de cierre de edición, ninguna agencia oficial del concierto o de la banda nos ha remitido nota de prensa o similar que pudiera constatar el desarrollo del mismo. Y no es que no podamos fiarnos de las publicaciones de otros medios, a los que respetamos y citamos cuando resulta imperativo. Sucede en este caso que, sin acreditaciones para el concierto ni información oficial del mismo, sería una necedad e irresponsabilidad cualquier publicación ajena, además de un intolerable desprecio hacia nuestros lectores y patrocinadores.
Todo lo que antecede, lejos de ser un incidente aislado para olvidar lo antes posible, constituye una ilegalidad manifiesta, además de un agravio comparativo en relación con otros acontecimientos similares.
Decimos ilegalidad manifiesta porque además de atentar contra la libertad de información (exigiendo con timidez, pero sin contraprestación y sin contrato alguno la inserción de número ilimitado de notas anunciantes), vulnera las normas más elementales de derecho público, al tratarse de un concierto promocional de dos marcas sustentadas a cargo del erario público: Xacobeo y Concello de A Coruña. A las autoridades de ambos les consta desde hace días las irregularidades en la organización de este concierto. En consecuencia, lo acontecido demuestra la nula implicación y control de esas autoridades en la coordinación y supervisión de las marcas públicas que gestionan. Pero también algo mucho más grave: la administración de ingentes fondos públicos para beneficio privado de determinados agentes y empresas, sin fiscalizar su inversión y rédito consecuente.
Este medio no va a comentar –por ahora- ningún aspecto que tenga que ver con el protocolo necesario y reglado de la gestión de invitaciones, con varias denuncias –al parecer- sobre su aplicación bajo la “ley del cuñao” en detrimento de los principios legales y morales que debieran aplicarse al caso. Pero, sí, tenemos amplia experiencia con otras organizaciones y en otros recintos- públicos y privados-, donde los manejos de este tipo de situaciones se alejan completamente del cuñadismo exacerbado que impera en los responsables organizativos coruñeses y gallegos.
¡Que cada palo aguante su vela!