Felicidades, Dagoberto Moll «Lalo» por tus 97 primaveras. Por Carlos Brea

por Carlos Brea

Esta no es una crónica deportiva como las miles que se han escrito sobre el jugador de fútbol profesional, internacional con Uruguay, miembro de la «orquesta Canaro» en el Real Club Deportivo de La Coruña, jugador junto con Puskas y Luisito Suárez en el Barcelona y con otros muchos compañeros en la liga de fútbol profesional española en Primera División y entrenador de un buen número de clubes de fútbol profesional en España y en el extranjero; esta crónica es sobre mi buen amigo y nuestro compañero Dagoberto Moll Sequeira.
Si quieren ustedes, queridos lectores de mis crónicas, profundizar sobre la vida deportiva de este excelente jugador «entreala Insider o interior delantero» pueden hacerlo en mi libro «DAGOBERTO MOLL» del que tienen la reseña abajo de esta CRÓNICA, en donde verán todos los datos PROFESIONALES, relativos al fútbol profesional que desempeñó este jugador en la buena época de los cuarenta, cincuenta y 60, y como entrenador a partir de esa fecha, y hoy felizmente retirado y que tiene el récord más importante de todos y no es otro que el viernes cumplirá 97 años en plena forma física y mental.
Lalo, que así lo llamamos los amigos, es una persona activa que todos los días sale de su casa y se encamina a La Solana, en donde hace sus ejercicios y después se tumba a descansar al borde de la piscina, en la paz que reportan las magníficas instalaciones del Hotel Finisterre; pero esa es la faceta de la actividad física… la más importante es que ese rato mañaneo, esa rutina dulce diaria es compartida con todos los amigos que lo apreciamos en las instalaciones deportivas del mencionado hotel. Si como excelente jugador fue su época DEPORTIVA, no es menos la excelencia de su humildad, fraternidad y compañerismo que derrocha con todos los que le rodeamos y apreciamos y compartimos con él todas las mañanas, teniendo el honor de contar con su opinión profesional siempre acerca del fútbol y también con su simpatía y generosidad.
Como persona ya nada más puedo escribirle en esta crónica que ¡felicidades estimado Lalo y no te digo que cumplas otros 97 más porque sería pasarnos de rosca!, pero sí que deseamos todos que no decaiga tú bonhomia, tu caballerosidad, educación y tu prestancia física con tu simpatía, para celebrarte el Centenario dentro de tres años, como bien te mereces estimado amigo

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